irregular arroyo serpenteaba hasta el desague hasta desaparecer. El Luminol duraba menos de un minuto, pero ella lo capto todo con el video.

– ?Es increible!-Serge bajo las escaleras poco a poco junto al rastro de huellas sangrientas-. Sangre que se ha conservado debajo del cemento y de la piedra desde hace cincuenta anos. ?Saldre en los boletines de la policia de todo el mundo!-dijo

– Vamos a rociar la escalera otra vez-dijo ella con expresion adusta.

Preparo la regla y la puso rapidamente junto a un par de huellas fluorescentes. Las marcas conducian escaleras arriba y median nueve centimetros. Habia algo mas de un color palido que se mezclaba con la sangre

– probablemente tejido u organo; esta zona ha estado muy protegida-dijo Serge

Ella levanto la mirada hasta el sucio cristal de la ventana de Lili. Aimee se imaginaba que habia sido algo rapido, brutal e incluso mas turbio que lo que mostraba el Luminol. En una rapida toma, desde el angulo del arco formado por las manchas de sangre, todo le indicaba un ataque a la victima desde arriba. Las huellas salian del tragaluz. Parecian ser de un zapato fuerte, como botas con los tacones hacia adentro, gastadas por un lado como si el que las llevaba fuera ligeramente zambo. La parte anterior de la planta del pie era mas pronunciada y las huellas se detenian en el fregadero de cemento. Sobre el cemento desportillado habia manchas de sangre borrosas. Le resultaba morboso pensar que ella habia andado por encima de esto. Hacia dos anos que nadie vivia en las habitaciones de la portera. Ahora se daba cuenta de por que las habian abandonado.

Morbier estaba de pie junto a Aimee

– Dos direcciones.-Ella apunto con la camara a un reguero de huellas-.Una persona pequena y otra un poco mas grande.-Bajo la vista hacia el fregadero y la examino con su lupa-. Los mas pequenos seran de Lili, pero ?de quien son los otros?

Se detuvieron

Otro grupo de huellas salia del tragaluz para dirigirse al fregadero y alli se detenian

La piedra porosa y el cemento habian absorbido las manchas de sangre difuminada y las gotas del fregadero. Ella miro los mandos de rajada porcelana en los grifos

– Aqui hay un poco, cuando abrio el grifo. Hasta tuvo tiempo de limpiarse los zapatos antes de salir a la calle-dijo ella-. ?O serian botas?

Se sentia como si estuviera justo al lado del asesino. Angustiosamente cerca pero tan distante. A una distancia de cincuenta anos. ?Que podria demostrar?

Horas mas tarde, cuando el criminologo hubo terminado su trabajo y el inspector Agronski habia quedado tan impresionado que habia invitado a cenar a Morbier, Aimee no se podia marchar aun.

Volvia sobre sus pasos una y otra vez en la zona en la que habian aparecido las huellas junto a las mas pequenas e intentaba imaginarse lo que pensaba el asesino. En ese momento subio las escaleras con cuidado.

Trato de imaginarse a si misma como la aterrizada Lili de dieciseis anos. Una joven chica judia, cuya familia habia desaparecido, que vivia sola y dependia de la portera. Una portera que, segun Javel, habia estado peligrosamente involucrada con el estraperlo

– Ya lo hemos grabado todo, Leduc-le estaba diciendo Serge-. He recogido todo, los escayolistas estan a punto de venir. Ya es hora de irse.-Taconeaba con impaciencia-.Cerremos el chiringuito, Leduc.

Aimee seguia sin mostrarse satisfecha

– Necesito echar otro vistazo. Nos vemos en la rue des Rosiers.

Los escayolistas, vestidos con monos de color blanco, esperaban grunendo en el patio. El edificio de los Stein estaba siendo sometido a una importante rehabilitacion, por cortesia de la ciudad de Paris y del distrito cuatro, que tenia que haber finalizado hace tiempo. Los informes demostraban que la ultima reconstruccion se habia realizado en 1795. Ella se imaginaba que pasaria el mismo tiempo antes d que se produjera otra.

Tenia la persistente sensacion de que se le escapaba algo, algo que le llamaba a gritos, pero que no alcanzaba a ver. El agudo pitido de la furgoneta de los escayolistas, al entrar marcha atras en el patio y casi pasarle por encima del pie, era ensordecerdor.

– ?Eh! ?Cuidado!-Frustrada, pego una patada al parachoque y aporreo el metal

En ese momento se dio cuenta del unico lugar en el que no habia mirado. El unico lugar en el que un criminal se detendria, en el que quiza se agarraria al fregadero para lavarse las manos. Para quitarse la sangre de las manos.

Volvio deprisa al patio y repto bajo la pila. Los afilados adoquines se incrustaron en su hombro resentido y el moho asedio su nariz. Enfoco con la luz de su linterna hacia cada grieta y cada protuberancia, y se estiro todo lo que pudo tumbada boca arriba. Entonces lo vio

– Vuelve a sacar el Luminol, Serge. Cubre la pila. ?Ves las borrosas marcas de una huella dactilar en la grieta?-dijo-. Esta huella brillara estupendamente cuando haya acabado esta historia. ?Ya lo tengo!

Martes a ultima hora de la tarde

Rene dio un topetazo al Citroen sobre el estrecho desague que bordeaba la rue des Rosiers

– Pensaba que estabas en Lyon-dijo Aimee sorprendida

– Sube, Aimee-dijo el

El Citroen de Aimee estaba adapatado para sus cortas extremidades, lo cual le permitia utilizar el embrague, las marchas y salir zumbando, igual que cualquier otro endemoniado coche de Paris. Y vaya que lo hacia. El vehiculo era ajustable, asi que Aimee podia manipular las palancas desde el interior con color a malvavisco para doblar su armazon de mas de un metro setenta de altura

– Ya lo tengo, Rene. Sabia que la respuesta se encontraba aqui-dijo-Ahora lo unico que tengo que hacer es imaginarme quien es o quien fue.-Le brillaban los ojos y estaba sofocada-.-he hecho una fotografia de la huella con la Polaroid. La ampliare en el despacho y la escaneare en el ordenador.

?Que tiene que ver Lili Stein con todo esto?-pregunto Rene al tiempo que arrancaban con un rugido y giraban hacia otra calle medieval de direccion unica.

– Estoy estudiandolo-dijo-. Lo averiguare

– Morbier y tu sois las estrellas de las noticias de la noche. ?Ya no te interesa trabajar de incognito, Leduc?- dijo el

– Yo no invite a la prensa para que estuvieran ahi, Rene. He intentado mantenerme alejada de las camaras.

– Ahorrate el estar a la defensiva, Aimee. He visto tus pies forrados con esos patucos fluorescentes en France 2-dijo-. Puede que ese Luminol haya, de hecho, iluminado cosas que ni te esperabas. Quedate en mi casa

Se froto las manos al acordarse del punzante agarron de Herve Vitold

– ?Cuando lo has limpiado por ultima vez? No soy una esnob, Rene, pero se han de mantener ciertos niveles de higiene

– ?No has pensado que hay gente que no quiere que se abra esta caja de Pandora?

Vitold lo habia dejado bien claro.

– Por eso hay que abrirla.

Se oyo el estruendo de varias bocinas cuando el Citroen hizo un quiebro y se incorporo al carril.

Sin demasiadas ganas, ella tomo la llave de repuesto del piso de el.

Rene paro para que se bajara en la esquina de la rue de Rivoli.

– Miles Davis esta arriba.-Subio las escaleras del edificio de su oficina dando saltos, deseosa de conectarse a Frapol 1, el sistema de la policia, y buscar algo que concordara con la huella de Luminol.

El ladrido ahogado de Miles Davis no le sono como debiera mientras subia corriendo el ultimo tramo de escaleras. La puerta de cristal esmerilado de su despacho estaba ligeramente abierta, por lo que no pudo atribuir a la intuicion ese sentimiento de intranquilidad. Rene nunca dejaria la puerta asi. Alguien habia entrado, y hoy no era el dia que iba la asistenta. En lugar de entrar, siguio subiendo el siguiente tramo. La puerta de Editions Photogravure Lavouse estaba abierta y podia oir el ruido de las teclas del ordenador.

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