Decidio pasar la fregona al suelo alicatado del bano.
Aimee hizo una pausa para saborear el placer de la noche anterior. Por las ventanas, a pie de calle, situadas sobre la cama, se filtraba la luz del sol. Se habian movido al mismo ritmo mental y fisicamente, lo cual raramente le ocurria. Habia algo en el que la hacia sentir bien. Excepto lo de sus simpatias nazis.
No habia forma de evitarlo
Rozo algo con la pierna desnuda y se dispuso a recogerlo. Lo que le vino a las manos fue su grabadora ultimo modelo fuera de su funda de plastico
?Cuanto tiempo llevaba ahi? Se habia concentrado en los videos y la otra noche se le habia olvidado esto. Tenia que haber estado mas borracha de lo que pensaba. ?Se habria dado cuenta Yves? Pulso el boton de reproduccion y la cinta comenzo a funcionar. Estaba claro que la habian rebobinado hasta el principio
Sintio que el corazon le daba un vuelco. Yves tenia que saber que ella no era lo que parecia ser. ?Habria planeado enfrentarse a ella, pero se habia dejado llevar? ?Se lo habria contado a los otros? Si lo sabia, ?por que no se lo habia dicho? Penso que era una idiota
Asqueada de si misma, salio de la cama como un resorte y se puso los vaqueros negros y la cazadora. Sea cual fuera el juego al que el estaba jugando, se retiraba. Quiza el habia estado a punto de mostrar su grabadora y demostrar asi su lealtad. La frente mutilada de Lili flotaba ante sus ojos. Durante todo el camino a la oficina, se pregunto como podia haberse equivocado tanto.
Martes por la tarde
Rene doblo la esquina de la pagina y dejo el libro al ver entrar a Aimee en el despacho.
– Tengo un pagare de Eurocom. Veinte mil francos-dijo
Aimee lo abrazo
–
–
– ?Pista?-bufo-. Pensaba que habia tenido suerte ayer por la noche. Lo que ocurre es que no he podido hacerlo peor.
Mastico con furia su chicle Nicorette.
– ?Por que no damos un poco por saco a nuestro cliente de Lyon que no ha pagado? Explicaselo cara a cara a ese director tan agradable. Seria dificil echarte del despacho-dijo
– ?Estas tratando de deshacerte de mi?-dijo Rene
Le tiro las llaves de su Citroen
– Vamos. Te encanta conducir. Lo unico es que no te mates. Y mientras estas alli, consigue que te de un anticipo.
El sonrio. Al salir miro hacia atras
– ?Donde llevas la proteccion?
Ella dio unos golpecitos a la pistola que asomaba por los bolsillos de su pantalon de seda.
– Aqui
Para las tres de la tarde, Aimee habia obtenido permiso de Abraham Stein y de los otros inquilinos, una autorizacion del CCEHM (Consejo Ciudadano de Edificios Historicos del Marais), una orden judicial con el permiso de la Comision de Realojo del Distrito Cuatro, y el permiso de demolicion necesario para poder dejar a la vista la escalera de madera. Disponer de una orden de registro de Morbier habia acelerado realmente el proceso. El grunia porque no podia fumar. El Luminol era altamente inflamable.
– ?Donde diablos esta esa palanca, Leduc?-dijo
Pero ella no podia escucharle. Dentro de la tienda en el oscuro patio del apartamento de los Stein en la rue des Rosiers, Aimee y Serge, un barbudo criminologo de mediana edad, se encontraban ocupados. Vestidos con monos fluorescentes Day-Glo para evitar que su piel absorbiera el producto quimico, rociaron de Luminol los viejos tablones de roble expuestos en el patio junto al fregadero. El Luminol mostraba la sangre y sus rastros sobre cualquier superficie porosa. A pesar de que se hubiera pintado o frotado en la superficie, los rastros de sangre permanecian.
– ?Un homicidio sin resolver hace cincuenta anos y piensas que encontraras las huellas del asesino?-La mascara amortiguaba la voz de Serge-. Siete anos es el limite maximo considerado, y se ha demostrado que lo mas elevado son once anos. ?Por que piensas que apareceran restos?
– Si ha funcionado sobre una mancha de hace siete anos, ?por que no iba a hacerlo sobre una de cincuenta?-dijo-. Nadie ha demostrado lo contrario.
Habia predicado sus argumentos para usar Luminol bajo esa presuncion. Pero ahora se preguntaba si funcionaria. ?Y si no era asi?
Salio de la tienda para buscar a Morbier y se encontro cara a cara con un grupo de camaras de television. Inmediatamente sintio el resplandor de los brillantes focos sobre ella
– ?Esta usted con la Brigada Criminal? ?Que es lo que esperan descubrir?-gritaban los reporteros.
El mono ya estaba haciendola sudar como si se encontrara en una sauna. Los focos lo empeoraban
– Reconstruccion oficial de la escena del crimen. No se autoriza la presencia de la prensa-dijo. Silbo a un
No contaba con que esta prueba con el Luminol saliera a la opinion publica.
De vuelta en el interior de la tienda, se puso un par de patucos para evitar la contaminacion y comenzo a grabarlo todo con una camara con sensor para poca luz. Serge rocio los adoquines del patio con Luminol, asi como el viejo cemento alrededor del fregadero para ver si aparecia algo. Continuo rociando mientras retrocedia para alejarse de los viejos tablones y subia despacio por las escaleras. Empapo los escalones por todo el recorrido, a lo largo de los listones de madera que se extendian hasta la puerta de los Stein.
– Que venga Morbier-le grito a Aimee-. Si funciona, y digo si funciona, tendria que haber un
Aimee sabia que el cemento y la piedra sobre ella hubieran protegido y conservado cualquier prueba restante. Bueno, lo averiguarian. Despues de cinco anos, no se podia tipificar la sangre, pero eso no le importaba. Eso no era lo que buscaba.
Morbier entro en la tienda y dejo que entrara a la vez un amplio rayo de luz.
– Deprisa-grito Serge deteniendose en la puerta de los Stein. No podia moverse hasta que el Luminol se adhiriera. Si es que lo hacia.
– Asegurad el panel desde el exterior-grito Morbier mientras se ajustaba torpemente sus patucos Day- Glo
En el interior de la tienda la oscuridad era absoluta
– ?Dios mio, Leduc! Mas vale que esto funcione. Me quedo con el culo al aire. Hemos cortado la mitad de la calle, realojado a estos inquilinos por cortesia de los contribuyentes parisinos, que son de la virgen del puno, y hay algun imbecil del distrito cuatro que piensa que estamos haciendo una peli de ciencia ficcion y se lo ha contado a la prensa. Para colmo, ha venido Agronski, un agudo inspector de la Brigada Criminal, porque dice que “Le encanta el Luminol”.
– No pares, Morbier. Estoy grabando todo lo que dices aunque no pueda verte-le dijo Aimee
Ahora estaba que echaba humo
– Leduc, te he dicho… ?Ay!
Aimee encendio la LumaLite portatil
– ?Fuegos artificiales!-gritaron a coro ella y Serge
El Luminol resplandecia, dejando asi a la vista la escena fluorescente de una carniceria de cincuenta anos de antiguedad.
– ?Dios mio! -dijo ella en direccion a la camara, la cual captaba casa veta y cada salpicadura de sangre. Javel tenia razon. Habia sangre por todos lados. Las gotas formaban arcos en direccion ascendente por el tragaluz y el
