llego su padre arrastrando los pies con dificultad. Monsieur Rambuteau tania el rostro colorado, y le faltaba el aliento

– Ha sido dificil encontrar este sitio hasta con un plano-resoplo-. Pero por lo menos tu madre esta bien acompanada.-Senalo la lapida de Jacques Brel cubierta de grafitis unas parcelas mas alla.

– ?Por que no cobran por entrar como en la Torre Eiffel?-dijo Thierry enfadado

Quince personas asistieron a la ceremonia. Nathalie Rambuteau,que era agnostica, habia solicitado una ceremonia simple junto a las tumbas de su familia y amigos. Aparecieron varios veteranos de sus dias de cine y teatro.

Cuando Thierry y su padre se alejaban de la tumba, monsieur Barault, el abogado, le recordo que estaria en su despacho mas tarde para proceder a la lectura del testamento de madame Rambuteau

Al pasar junto a la hundida lapida de Stendhal, ennegrecida y llena de malas hierbas por efecto del descuido, Thierry movio la cabeza de un lado a otro

– ?Como pudieron permitir que entraran judios?

La manera en la que su padre le agarraba del brazo se habia hecho cada vez mas fuerte hasta que comenzo a hacerle dano, y se apoyo con fuerza sobre Thierry en busca de apoyo. Sorprendido, Thierry miro a su padre de a la cara y vio su expresion dolorida.

– Papa.-Hacia mucho tiempo que Thierry no lo llamaba asi-. Pareces enfermo. ?Por que no vas a casa y descansas?

Monsieur Rambuteau no contesto

Monsieur Rambuteau permanecio en silencio de regreso a su casa en el interior del Porsche de Thierry. Luego hablo con voz extrana

– Cierra nuestra cuenta conjunta, Thierry. Llevaba un tiempo intentando decirtelo-dijo-. Es mas seguro si das salida a los fondos de otra manera

– ?Por que, papa?-pregunto Thierry

– Nunca se es demasiado precavido-dijo monsieur Rambuteau. Su tono de voz cambio-. ?Te acuerdas de cuando dabamos de comer migas a las palomas en la place des Vosgues?

A Thierry le conmovio la dulzura en la voz de su padre

– Pero eso ocurrio hace mucho tiempo, papa. Yo era un nino pequeno.

– Te encantaba hacerlo. Todas las noches, despues de cenar, me suplicabas que te llevara-dijo-. Me decias que eras el nino mas feliz del mundo cuando esparcias migas de pan cerca de la estatua a caballo de Luis XIII

Thierry sonrio

– Hacia anos que no pensaba en eso. ?Que ha hecho…?

Monsieur Rambuteau se habia cubierto el rostro con las manos. Le temblaban los hombros

– Papa, ?que ocurre?-Thierry se acerco a el y le dio unas palmaditas en el hombro-. Volveremos a vivir tiempos felices.-Se referia a las frecuentes curas de recuperacion contra el alcoholismo que su madre habia pasado en la clinica suiza.

Claude Rambuteau asintio con la cabeza y se froto los ojos

– Thierry, busca un sobre azul cerca de la fotorgrafia de maman.

Thierry lo miro curioso mientras su padre se dejaba caer en el asiento del copiloto

– En el cuarto de estar, ?no lo olvides!-Ahora monsieur Rambuteau jadeaba

“Hijo mio-gorjeo mientras Thierry detenia el coche y se hacia a un lado

Thierry rebuscaba frenetico en el interior de los bolsillos de su padre

– ?Claro, no te preocupes…! ?Papa!-grito Thierry

Pero Claude no podia oirlo mientras Thierry aceleraba a traves de las calles medio vacias hacia la entrada de urgencias del hospital St. Catherine.

Miercoles por la tarde

Aimee se cambio de ropa y se puso unos pantalones de lana bien planchados y un impecable cardigan de cachemira. Se anudo al cuello el fular de seda de Hermes, otro de los tesoros que habia encontrado en el rastro. Tomo mas aspirinas a la vez con una generosa dosis de Ricard- La cabeza le ardia pero el hielo habia evitado una hinchazon importante. El viejo latido habia remitido y si volvia, beberia mas vermut. A la vuelta de la esquina de su casa, se subio al autobus que llevaba al Palais Royal.

El bufete del notaire Maurice Barrault estaba situado a pie de calle en lo que una vez habia sido un Hotel particulier en la rue du Temple. Renovado probablemente durante los setenta, habian dividido el salon de altos techos para realizar despachos. Tal y como Aimee percibio con desagrado, se habia perdido la mayor parte del encanto, pero no las corrientes de aire.

– Monsieur Barrault esta reunido-le informo una cortante voz de secretaria detras de una montura metalica de diseno.

– ?Vaya! ?Que hago?-suspiro Aimee-. Se supone que van a leer hoy el testamento de mi tia. ?Tiene que ser hoy!

– Lo siento. ?Quiere que le de otra cita?-La secretaria aparto unos ficheros a un lado del escritorio y saco un dietario

Aimee se paso los dedos por la peluca de lacio y largo cabello negro

– Pero tengo un billete para el TGV a Burdeos para dentro de dos horas

Capto con la mirada las fotos de bebe enmarcadas que adornaban la mesa de la secretaria. Los franceses adoraban a los ninos y les demostraban excesivo carino y atenciones

– ?Mi bebe de un anito ha cogido difteria! El medico teme que se complique con neumonia

La mirada de preocupacion de la secretaria asomaba detras de sus gafas de metal

– Entiendo. Digame su nombre, por favor-dijo

– Celine Rambuteau-dijo-. Nathali Rambuteau era mi tia

– Vere si puedo hacer algo.-La secretaria dio unos golpecitos a la silla junto a su mesa y en su voz se precibia ternura-. Calmez-vouz.

La secretaria desaparecio tras un tabique de madera. Aimee oyo que se abria una puerta y luego un chasquido al cerrarse. Se levanto rapidamente y echo un rapido vistazo al fichero con alrededor de quince expedientes legales apilados junto a ellos con la etiqueta “Para transcribir”, al tiempo que echaba pestes. El testamento se encontraba probablemente justo sobre la mesa del abogado y nunca podria echarle un vistazo.

Vio que colgaban unos ficheros del cajon abierto de la secretaria. Bajo el fichero “Archivar en la seccion para tramite de declaracion de herederos”, habia una carpeta a la que no habian empujado lo suficiente. La miro furtivamente y se sobresalto excitada. En el centro habia una ficha con la etiqueta “Nathalie Rambuteau”.

Junto a ella el telefono sono ruidosamente sobre la mesa. Ella dio un bote. La luz roja parpadeaba. No iba a tener tiempo de sacar la ficha de Nathalie Rambuteau. Le temblaban las manos. Sabia que la secretaria estaria de camino para contestar.

De repente, la luz dejo de parpadear y se apago. Aimee tomo aire. Extrajo con destreza la ficha, tiro de la cubierta y echo un rapido vistazo a las hojas. Paso las paginas rapidamente, buscando algo que tuviera que ver con Thierry. Escrituras y material legal. Nada sobre Thierry. Escucho que se cerraba una puerta y unos tacones, tras el tabique de madera. ?Que historia le habia hecho creer Rambuteau? ?Habia mentido para extraviarla de la verdadera pista?

Grapado en la parte trasera del testamento habia un sobre con las letras “Thierry Rambuteau” escritas en caligrafia afilada. Aimee tosio para ocultar el ruido que hizo al desprenderlo y deslizarlo en su bolsillo. Al mismo tiempo que la secretaria doblaba la esquina del tabique, Aimee dejo caer el testamento en la carpeta que colgaba.

– me temo que se ha producido una complicacion, madame Rambuteau.-La secretaria parecia preocupada-.El testamento de su tia tiene que ser validado legalmente

– Pero ?por que?-dijo Aimee

– Monsieur Barrault queria haberselo dicho, pero, por desgracia, esta reunido. Le llamara mas tarde

– ?Que tiene que ser validado?-Aimee enarco las cejas

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