comun. —A pesar de lo que decia, note que hablaba con miedo en la voz.— Pero el populacho la considera sagrada, y cree que obra todo tipo de maravillas. Si la tuviera conmigo, me llamarian sacrilego y enemigo de Teologumenon. Nuestros senores pensarian que los he traicionado. Tienes que decirme…

En ese mismo momento, un hombre que antes no habia visto llego corriendo hasta la mesa; su mirada indicaba que tenia noticias urgentes. Vodalus se levanto y se alejo unos pasos con el, y juntos me dieron la impresion de un apuesto maestro de escuela con un nino, pues la cabeza del mensajero no llegaba al hombro de Vodalus.

Segui comiendo, pensando que volveria pronto; pero tras interrogar largo rato al mensajero se fue con el, desapareciendo entre los anchos troncos de los arboles. Uno tras otro, los demas tambien se fueron levantando hasta que no quedamos mas que la hermosa Thea, Jonas y yo, y otro hombre.

—Vais a uniros a nosotros —dijo Thea, con su seductora voz—. Sin embargo, desconoceis nuestras maneras. ?Necesitais dinero?

Yo dude, pero Jonas dijo: —Eso es algo que siempre se agradece, chatelaine, igual que las desgracias de un hermano mayor.

—A partir de hoy se os asignara una parte de todo lo que tomemos. Se os entregara cuando regreseis con nosotros. Mientras tanto, os dare una bolsa a cada uno para ayudaros en el camino.

—?Entonces, nos vamos? —pregunte.

—?No se os dijo asi? Vodalus os dara instrucciones durante la cena.

Yo habia pensado que esta seria nuestra ultima comida del dia, y ese pensamiento tuvo que haberse reflejado en mi rostro.

—Esta noche habra cena cuando brille la luna —dijo Thea—. Alguien ira a buscaros. — Y cito unos versos:

Come al alba para abrir los ojos, y al mediodia, para medrar, a la tarde, y hablaras tendido, a la noche, y sabras un poco mas…

Pero ahora mi sirviente Cunialdo os llevara a un lugar donde podais descansar para el viaje.

El hombre, que hasta ahora habia permanecido en silencio, se puso de pie y dijo: — Venid conmigo.

Le dije a Thea: —Quisiera hablar contigo, chatelaine, cuando tengamos mas tiempo. Se algo que concierne a tu companera de instruccion.

Vio que lo decia en serio y vi que lo habia notado. Despues seguimos a Cunialdo por entre los arboles durante un trecho de algo mas de una legua, supongo, y por fin llegamos a una ribera de hierba junto a una corriente de agua.

—Esperad aqui. Dormid si podeis. Nadie vendra hasta que oscurezca.

Pregunte: —?Y si nos vamos?

—Por todo este bosque hay quien conoce los planes de nuestro senor con respecto a vosotros —dijo, y dando media vuelta se alejo.

Entonces le conte a Jonas lo que habia visto junto a la tumba abierta, exactamente como lo he escrito aqui.

—Ya entiendo —observo, cuando hube terminado— por que quieres unirte a este Vodalus. Pero debes darte cuenta de que soy amigo tuyo y no de el. Lo que deseo es encontrar a la mujer que llamas Jolenta. Tu quieres servir a Vodalus y viajar a Thrax para comenzar una nueva vida en el exilio y lavar la ofensa con que has manchado el honor de tu gremio, aunque confieso que no entiendo como se puede manchar tal cosa, y encontrar a la mujer llamada Dorcas y hacerlas paces con la mujer llamada Agia al tiempo que devuelves algo que los dos sabemos a las mujeres llamadas Peregrinas.

Para cuando termino la lista, el sonreia y yo estaba riendo.

—Y aunque tu me recuerdas al cernicalo del viejo, que se paso veinte anos en una jaula y despues volo en todas direcciones, espero que consigas estas cosas. Pero confio en que adviertas que es posible (quizas apenas, pero posible al fin y al cabo) que una o dos de esas cosas se crucen en el camino de las otras cuatro o cinco.

—Lo que dices es muy cierto —admiti—. Estoy tratando de hacer todas esas cosas, y aunque tu no quieras creerlo, les estoy dedicando todas mis fuerzas y toda la atencion de que soy capaz para llevarlas adelante. Sin embargo, he de admitir que las cosas no van tan bien como deberian. La diversidad de mis ambiciones no ha hecho mas que traerme a la sombra de este arbol, donde soy un vagabundo sin hogar. Sin embargo tu, que ocupas tu mente en perseguir un solo objetivo todopoderoso… mira donde te encuentras.

Asi charlando, pasamos las guardias hasta muy avanzada la tarde. Por encima de nosotros chirriaban los pajaros, y para mi era muy agradable tener un amigo como Jonas, leal, razonable y lleno de tacto, sabiduria, humor y prudencia. Por entonces, yo no tenia ni idea de la historia de su vida, pero advertia que era menos que franco a proposito del pasado, y trate, sin aventurarme a preguntarselo directamente, de sonsacarle alguna cosa. Y supe (o al menos asi lo crei) que su padre habia sido artesano, que fuera criado por ambos padres de un modo que llamo normal, aunque de hecho eso es bastante raro, y que su hogar lo habia tenido en una ciudad costera del sur, pero que la ultima vez que fue a visitarla la habia encontrado tan cambiada que no quiso quedarse.

Cuando nos conocimos junto a la Muralla, pense que era unos diez anos mayor que yo. Por lo que decia ahora, y en menor grado por otras charlas que habiamos tenido antes, deduje que debia de ser algo mayor; parecia haber leido muchas cronicas del pasado, y yo aun era demasiado iletrado e ingenuo, a pesar de que el maestro Palaemon y Thecla habian cultivado mi mente, para pensar que alguien hubiera podido hacerlo mucho antes de alcanzarla madurez. Mostraba un ligero desapego cinico por la humanidad que sugeria que habia visto mucho mundo.

Todavia estabamos charlando cuando atisbe la gracil figura de la chatelaine Thea moviendose entre los arboles a cierta distancia. Le hice una senal a Jonas y nos callamos para observarla. Se dirigia hacia nosotros sin habernos visto, de modo que avanzaba a ciegas, como aquellos a quienes se les ha indicado una direccion. Ocasionalmente un rayo de sol le caia sobre el rostro, que, cuando se encontraba por casualidad de perfil, sugeria tan vivamente el de Thecla que su contemplacion parecia desgarrarme el pecho. Tambien caminaba como Thecla, con ese andar orgulloso de fororacos que nunca debio haberse puesto entre rejas.

—Tiene que ser de una familia realmente antigua —susurre a Jonas—. ?Fijate en ella! Es como una driade. Diriase un sauce caminando.

—Esas familias son las mas nuevas de todas —me respondio—. En tiempos antiguos no habia nada parecido.

No creo que ella estuviera bastante cerca como para entender lo que hablabamos; pero me parecio que habia oido la voz de Jonas y miro hacia nosotros. La saludamos con la mano y ella se apresuro, y con pasos largos y sin necesidad de correr llego en seguida hasta nosotros. Nos pusimos de pie y volvimos a sentarnos. Entonces ella se sento sobre su panuelo, volviendo el rostro hacia el arroyo.

—Dijiste que tenias que contarme algo de mi hermana. —La voz la hacia parecer menos imponente, y sentada era apenas mas alta que nosotros.

—Fui su ultimo amigo —dije—. Me dijo que intentarian que persuadieras a Vodalus para que se entregara, con el fin de salvarla. ?Sabias que fue hecha prisionera?

—?Tu fuiste su sirviente? —Thea parecio sopesarme con la mirada.— Si, oi decir que la llevaron a ese lugar horrible de los tugurios de Nessus, donde entendi que murio muy rapidamente.

Pense en el tiempo que estuve esperando al otro lado de la puerta de Thecla antes de que corriera hacia fuera el hilo escarlata de su sangre, pero asenti con la cabeza.

—?Como fue detenida? ?Lo sabes?

Thecla me habia contado los detalles y yo volvi a exponerlos como los oi de ella, sin omitir nada.

—Ya veo —dijo Thea, y callo unos momentos, fijando la mirada en el agua que corria— . He echado de menos la corte, por supuesto. Haber oido de esas gentes, y de como la envolvieron en el tapiz… es tan caracteristico… por eso la abandone.

Вы читаете La Garra del Conciliador
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×