mantengo hasta hoy) de que nunca habia gozado a Jolenta, y que de todos los hombres de Urth, solo a el se hubiera entregado ella con toda su voluntad.
Pasamos las guardias que quedaban antes de anochecer escuchando al doctor Talos conversar con varios funcionarios de la Casa Absoluta, y ensayando. Puesto que ya he dicho algo de lo que representa actuar en la obra del doctor Talos, me propongo presentar aqui una aproximacion del texto, no como aparecia en los fragmentos de papel manchado que esa tarde nos pasabamos de mano en mano, y que a menudo solo sugeria algun tipo de improvisacion, sino como podria haber sido registrado por algun diligente escribano que se encontrara entre el publico, y como, de hecho, quedo registrado por el testigo demonico que habita detras de mis ojos.
Pero antes tienes que imaginar nuestro teatro. Los inquietos margenes de Urth habian vuelto a subir una vez mas por encima del disco rojo. Unos murcielagos de largas alas aleteaban por encima de nosotros, y en el cielo oriental colgaba el verde cuerno de la luna. Imagina un valle pequeno, de unos mil pies de anchura, situado entre colinas ondeantes cubiertas del cesped mas blando. Hay puertas en estas colinas, algunas de ellas no mas anchas que la entrada a una habitacion privada corriente, otras tanto como las puertas de una basilica. Estas puertas estan abiertas, y de ellas emana una luz neblinosa. Hacia el pequeno arco de nuestro proscenio descienden unos tortuosos senderos enlosados; estan salpicados de hombres y mujeres con fantasticos atuendos, como en una mascarada, atuendos que proceden en gran parte de edades remotas, de manera que yo, cuyas nociones de historia se limitan escasamente a las que me impartieron Thecla y el maestro Palaemon, apenas los reconozco. Entre esta gente enmascarada se mueven servidores que llevan bandejas cargadas de copas y vasos, y de montones de carnes y pastas de delicioso aroma. Frente a nuestro escenario hay asientos negros de terciopelo y de ebano, delicados como criquets, pero en el auditorio hay muchos que prefieren estar de pie; a lo largo de nuestra actuacion los espectadores van y vienen sin interrupcion, y muchos de ellos no se paran a oir mas que una docena de lineas. En los arboles cantan las hilas y gorjean los ruisenores, y en lo alto de las colinas las estatuas andantes se mueven lentamente en distintas posturas. Todos los papeles de la obra son interpretados por el doctor Talos, Calveros, Dorcas, Jolenta o yo.
XXIV — La obra del doctor Talos: Escatologia y Genesis
Personajes de la obra:
Gabriel
El gigante Nod
Mesquia, el Primer Hombre
Mesquiana, la Primera Mujer
Jahi
El Autarca
La Condesa
La Doncella
Dos soldados
Una estatua
Un profeta
El generalisimo
Dos demonios (disfrazados)
El Inquisidor
Un familiar
Seres angelicos
El Sol Nuevo
El Sol Viejo
La Luna
GABRIEL. Saludos. Vengo para describiros la escena; despues de todo, es mi cometido. Estamos en la noche del ultimo dia y la noche antes del primero. El Sol Viejo se ha puesto. Nunca mas aparecera. Manana se levantara el Sol Nuevo, y mis hermanos y yo lo saludaremos. Esta noche… esta noche nadie sabe. Todos duermen.
GABRIEL. ?Omnisciencia! ?Defiende a tu servidor!
NOD. ?Le sirves a el? Pues nosotros a Nephilim. No te hare dano, pues, a menos que el lo pida.
GABRIEL. ?Perteneces tu a su casa? ?Como se comunica contigo?
Non. A decir verdad, no lo hace. Me veo obligado a adivinar lo que quiere de mi.
GABRIEL. Me temia eso.
NOD. ?Has visto al hijo de Mesquia?
GABRIEL. ?Que si lo he visto? Pero, pedazo de memo, si ni siquiera ha nacido aun. ?Para que lo quieres?
Non. Ha de venir a vivir conmigo en mi tierra, al este de este jardin. Le dare por esposa a una de mis hijas.
GABRIEL. Amigo, te has equivocado de creacion; llegas con cincuenta millones de anos de retraso.
MESQUIA. ?Que lugar tan agradable! ?Delicioso! Flores, fuentes y estatuas. ?No es maravilloso?
MESQUIANA.
MESQUIA. Como el quiera.
GABRIEL. Al Autarca.
MESQUIA. Y el nos permite vivir aqui. Es una merced que nos hace.
GABRIEL. No exactamente. Alguien te ha venido siguiendo, amigo. ?Lo conoces?
MESQUIA.
GABRIEL.
MESQUIA. Y tambien cerca. Si vas a soplar en esa tuba para pedir auxilio, es mejor que lo hagas ahora.
GABRIEL. Si que eres observador. Pero aun no ha llegado el momento.
MESQIIANA. Encendere una hoguera, y sera mejor que comiences a construimos una casa. Aqui debe de llover mucho. Mira que verde esta la hierba.
MESQUIA.
MESQULANA. Tal vez tome vida. Hace tiempo oi algo sobre criar hijos con piedras.
MESQUIA. ?Hace tiempo! Pero si tu has nacido justo ahora. Creo que fue ayer.
MESQUIANA. ?Ayer! No me acuerdo… Soy tan infantil, Mesquia. No me acuerdo de nada hasta que sali andando hacia la luz y te vi hablando con un rayo de sol.
MESQUIA. ?No era un rayo de sol! Era… A decir verdad, todavia no he pensado ningun nombre para lo que