puedes convertirte en buho y traerla?

SEGUNDO DEMONIO. (Burlandose.) Aaah… ?A quien?

JAHI. ?A Mesquia! Espera a que el Padre se entere de como me has tratado, traicionando todos nuestros esfuerzos.

SEGUNDO DEMONIO. ?Tu se lo diras? Fuiste tu quien dejaste a Mesquia, embaucada por la mujer. ?Que le diras? ?Que la mujer te sedujo? Hemos terminado con eso hace ya tanto que nadie lo recuerda, salvo tu y yo, y ahora has echado a perder la mentira haciendo que se convierta en verdad.

JAHI. (Volviendose hacia el.) ?Sucio mocoso! ?Garabateador de ventanas!

SEGUNDO DEMONIO. (Retrocediendo de un salto.) Y ahora seras desterrada a la tierra de Nod, al este del Paraiso.

(Fuera del escenario se oyen las pisadas de NOD. JAHI se esconde detras de una clepsidra y el SEGUNDO DEMONIO saca una pica y la sostiene como un centinela mientras entra NOD.)

NOD. ?Cuanto tiempo llevas aqui?

SEGUNDO DEMONIO. (Saludando.) Tanto como vos lo deseeis, sieur.

NOD. ?Que noticias hay?

SEGUNDO DEMONIO. Todas las que querais, sieur. Un gigante como una torre ha matado a los guardianes del trono y el Autarca ha desaparecido. Hemos buscado tanto por los jardines que si en vez de lanzas hubieramos llevado estiercol, las margaritas serian grandes como paraguas. Baja la ropa de dril y suben las esperanzas, y tambien los nabos. Manana tendria que hacer buen dia, con sol y calor… (mira con intencion hacia la clepsidra), y una mujer desnuda ha estado corriendo por los salones.

NOD. ?Que es esa cosa?

SEGUNDO DEMONIO. Un reloj de agua, sieur. Ved, sabiendo que hora es, podeis adivinar cuanta agua ha corrido.

NOD. (Examinando la clepsidra.) En mi tierra no hay nada asi. ?Mueve el agua a estas munecas?

SEGUNDO DEMONIO. A la grande, no, sieur.

(JAHI sale del escenario como un rayo, perseguida por NOD, pero antes de que el desaparezca, ella vuelve a entrar colandose entre las piernas del gigante. El continua fuera, dandole tiempo a ella a esconderse en un baul Mientras tanto, el SEGUNDO DEMONIO se ha desvanecido.)

NOD. (Vuelve a entrar.) ?Eh! ?Detente! (Corre al otro lado del escenario y regresa.) ?La culpa es mia, mia!

Una vez paso cerca de mi en el jardin. Tenia que haberla agarrado y aplastado como un gato, un raton, un gusano, una serpiente. (Se vuelve hacia el publico.) ?No os riais de mi! ?Podria mataros a todos! ?A toda vuestra ponzonosa raza! ?Y esparcir por los valles vuestros huesos blancos! ?Estoy acabado, acabado! ?Y Mesquiana, que confio en mi, esta perdida!

(NOD golpea la clepsidra y manda el agua y los cazos de metal al otro lado del escenario.)

NOD. Que tiene de bueno este don del habla, sino para poder maldecirme. Madre buena de todas las bestias, quitamelo. Volveria a ser lo que fui y a chillar sin palabras entre los montes. La razon indica que la razon no puede traer mas que dolor; ?que sabio es olvidar y volver a ser feliz!

(NOD se sienta en el baul donde se esconde JAHI y hunde la cara en las manos. A medida que la luz se apaga, el baul empieza a resquebrajarse bajo el peso de NOD. Cuando la luz vuelve, la escena vuelve a ser la de la camara del INQUISIDOR. MESQUIANA esta en el potro. El FAMILIAR esta moviendo la rueda. Ella grita.)

FAMILIAR. Eso hizo que te sintieras mejor, como te dije, ?no? Ademas, asi se enteran los vecinos de que aqui estamos despiertos. No lo creerias, pero toda esta ala esta llena de cuartos vacios y de sinecuras. Aqui todavia hacemos nuestro trabajo, mi senor y yo todavia lo hacemos, y asi la Comunidad se mantiene. Y queremos que ellos lo sepan.

(Entra el AUTARCA. Tiene la tunica rasgada y manchada de sangre.)

AUTARCA. ?Que lugar es este? (Se sienta en el suelo y hunde la cabeza en las manos en una actitud que recuerda la de Nod.)

FAMILIAR. ?Que lugar? ?Pues las Camaras de la Merced, so burro! ?Como puedes venir aqui sin saber donde estas?

AUTARCA. Esta noche me han perseguido tanto por mi casa, que podria estar ahora en cualquier sitio. Traeme algo de vino, o de agua, si no teneis vino aqui, y atranca la puerta.

FAMILIAR. Tenemos clarete, pero no vino. Y no puedo atrancar la puerta, pues estoy esperando que mi senor regrese.

AUTARCA. (Con mas apremio.) Haz lo que digo.

FAMILIAR. (Muy suavemente.) Estas borracho, amigo. Marchate.

AUTARCA. Lo estoy, ?que importa? Ha llegado el fin. No soy ni peor ni mejor que tu.

(El pesado paso de Nod se oye a la distancia.)

FAMILIAR. ?Ha fracasado, lo se!

MESQUIANA. ?Lo ha conseguido! No hubiera vuelto tan pronto con las manos vacias. ?El mundo aun puede salvarse!

AUTARCA. ?Que quereis decir?

(Entra NOD. La locura que ha suplicado esta en el, pero trae arrastrando a JAHI. EL FAMILIAR corre hacia el con unos grilletes.)

MESQUIANA. Alguien tiene que sujetarla o volvera a escapar como antes.

(El FAMILIAR echa unas cadenas sobre Nod y cierra los candados; despues le encadena un brazo cruzandoselo sobre el cuerpo de modo que tenga aferrada JAHI. NOD!a aprieta contra el.)

FAMILIAR. ?La esta matando! ?Sueltala, pedazo de bruto!

(El FAMILIAR alza la barra con la que ha estado cerrando el potro, y con ella se ocupa de NOD. NOD ruge, trata de agarrarlo y deja que JAHI se deslice inconsciente hasta el suelo. El FAMILIAR la toma por el pie y la arrastra a donde esta sentado el AUTARCA.)

FAMILIAR. Ven, tu serviras.

(De un tiron pone en pie al AUTARCA y lo engrilla con tanta rapidez que una mano le queda sujeta a la muneca de JAHI; despues vuelve a torturar a MESQUIANA. Detras de el, sin ser visto, NOD esta quitandose las cadenas.)

XXV — La carga contra los hierodulos

Aunque nos encontrabamos al aire libre, donde tan facilmente se pierden los sonidos contra la inmensidad del cielo, yo alcanzaba a oir el ruido metalico que producia Calveros mientras fingia luchar con sus ataduras. Entre el publico habia conversaciones que tambien podia oir —una sobre la obra, que descubria en ella significaciones que yo nunca habia imaginado y que, a mi parecer, el doctor Tales nunca habia pretendido; y otra sobre cierto pleito que a alguien que hablaba con la entonacion arrastrada de un exultante le parecia seguro que el Autarca juzgaria incorrectamente. Al dar yo la vuelta al tomo del potro, dejando caer el trinquete con un clac satisfactorio, me aventure a mirar de reojo a los espectadores.

No estaban siendo utilizadas mas de diez sillas, aunque detras y a ambos lados de la zona de asientos habia personajes altos de pie. Tambien habia unas cuantas mujeres con vestidos de cortesanas muy parecidos a los que yo habia visto una vez en la Casa Azur, vestidos con escotes muy bajos y faldas hasta los pies, frecuentemente abiertas o realzadas con panos de encaje. Los tocados eran sencillos, pero adornados con flores, joyas o larvas de luminoso brillo.

La mayoria de los asistentes parecian ser hombres, y por momentos aumentaban en numero. Muchos eran tan altos o mas que Vodalus. Permanecian de pie envueltos en sus capas, como si tuvieran frio en el tibio aire primaveral. Unos petasos de ala ancha y copa baja les ensombrecian las caras.

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