puedes convertirte en buho y traerla?
SEGUNDO DEMONIO.
JAHI. ?A Mesquia! Espera a que el Padre se entere de como me has tratado, traicionando todos nuestros esfuerzos.
SEGUNDO DEMONIO. ?Tu se lo diras? Fuiste tu quien dejaste a Mesquia, embaucada por la mujer. ?Que le diras? ?Que la mujer te sedujo? Hemos terminado con eso hace ya tanto que nadie lo recuerda, salvo tu y yo, y ahora has echado a perder la mentira haciendo que se convierta en verdad.
JAHI. (Volviendose hacia el.) ?Sucio mocoso! ?Garabateador de ventanas!
SEGUNDO DEMONIO.
NOD. ?Cuanto tiempo llevas aqui?
SEGUNDO DEMONIO.
NOD. ?Que noticias hay?
SEGUNDO DEMONIO. Todas las que querais, sieur. Un gigante como una torre ha matado a los guardianes del trono y el Autarca ha desaparecido. Hemos buscado tanto por los jardines que si en vez de lanzas hubieramos llevado estiercol, las margaritas serian grandes como paraguas. Baja la ropa de dril y suben las esperanzas, y tambien los nabos. Manana tendria que hacer buen dia, con sol y calor…
NOD. ?Que es esa cosa?
SEGUNDO DEMONIO. Un reloj de agua, sieur. Ved, sabiendo que hora es, podeis adivinar cuanta agua ha corrido.
NOD.
SEGUNDO DEMONIO. A la grande, no, sieur.
NOD.
Una vez paso cerca de mi en el jardin. Tenia que haberla agarrado y aplastado como un gato, un raton, un gusano, una serpiente. (Se vuelve hacia el publico.) ?No os riais de mi! ?Podria mataros a todos! ?A toda vuestra ponzonosa raza! ?Y esparcir por los valles vuestros huesos blancos! ?Estoy acabado, acabado! ?Y Mesquiana, que confio en mi, esta perdida!
NOD. Que tiene de bueno este don del habla, sino para poder maldecirme. Madre buena de todas las bestias, quitamelo. Volveria a ser lo que fui y a chillar sin palabras entre los montes. La razon indica que la razon no puede traer mas que dolor; ?que sabio es olvidar y volver a ser feliz!
FAMILIAR. Eso hizo que te sintieras mejor, como te dije, ?no? Ademas, asi se enteran los vecinos de que aqui estamos despiertos. No lo creerias, pero toda esta ala esta llena de cuartos vacios y de sinecuras. Aqui todavia hacemos nuestro trabajo, mi senor y yo todavia lo hacemos, y asi la Comunidad se mantiene. Y queremos que ellos lo sepan.
AUTARCA. ?Que lugar es este?
FAMILIAR. ?Que lugar? ?Pues las Camaras de la Merced, so burro! ?Como puedes venir aqui sin saber donde estas?
AUTARCA. Esta noche me han perseguido tanto por mi casa, que podria estar ahora en cualquier sitio. Traeme algo de vino, o de agua, si no teneis vino aqui, y atranca la puerta.
FAMILIAR. Tenemos clarete, pero no vino. Y no puedo atrancar la puerta, pues estoy esperando que mi senor regrese.
AUTARCA.
FAMILIAR.
AUTARCA. Lo estoy, ?que importa? Ha llegado el fin. No soy ni peor ni mejor que tu.
FAMILIAR. ?Ha fracasado, lo se!
MESQUIANA. ?Lo ha conseguido! No hubiera vuelto tan pronto con las manos vacias. ?El mundo aun puede salvarse!
AUTARCA. ?Que quereis decir?
MESQUIANA. Alguien tiene que sujetarla o volvera a escapar como antes.
FAMILIAR. ?La esta matando! ?Sueltala, pedazo de bruto!
FAMILIAR. Ven, tu serviras.
XXV — La carga contra los hierodulos
Aunque nos encontrabamos al aire libre, donde tan facilmente se pierden los sonidos contra la inmensidad del cielo, yo alcanzaba a oir el ruido metalico que producia Calveros mientras fingia luchar con sus ataduras. Entre el publico habia conversaciones que tambien podia oir —una sobre la obra, que descubria en ella significaciones que yo nunca habia imaginado y que, a mi parecer, el doctor Tales nunca habia pretendido; y otra sobre cierto pleito que a alguien que hablaba con la entonacion arrastrada de un exultante le parecia seguro que el Autarca juzgaria incorrectamente. Al dar yo la vuelta al tomo del potro, dejando caer el trinquete con un clac satisfactorio, me aventure a mirar de reojo a los espectadores.
No estaban siendo utilizadas mas de diez sillas, aunque detras y a ambos lados de la zona de asientos habia personajes altos de pie. Tambien habia unas cuantas mujeres con vestidos de cortesanas muy parecidos a los que yo habia visto una vez en la Casa Azur, vestidos con escotes muy bajos y faldas hasta los pies, frecuentemente abiertas o realzadas con panos de encaje. Los tocados eran sencillos, pero adornados con flores, joyas o larvas de luminoso brillo.
La mayoria de los asistentes parecian ser hombres, y por momentos aumentaban en numero. Muchos eran tan altos o mas que Vodalus. Permanecian de pie envueltos en sus capas, como si tuvieran frio en el tibio aire primaveral. Unos petasos de ala ancha y copa baja les ensombrecian las caras.