—Y mucho mas, si quisiera.
Dorcas susurro: —?Pero como?
—Se han anadido a la sangre unas sustancias sacadas de glandulas de bestias, para cambiarle la configuracion de la carne. Esas sustancias le dieron un talle fino, pechos como melones, etcetera. Tambien pueden haber servido para anadir pantorrillas a sus piernas. Una limpieza y la aplicacion de caldos salutiferos le rejuvenecieron la cara. Tambien le limpiaron los dientes y a algunos les pusieron falsas coronas; una de ellas se ha deshecho ya, si lo observais. Le tineron el pelo y se lo espesaron cosiendole hebras de seda coloreada al cuero cabelludo. Sin duda tambien le quitaron mucho vello del cuerpo, y al menos eso quedara asi. Lo mas importante es que se le prometio la belleza mientras estuviera en trance. Tales promesas se creen con una fe mayor que la de los ninos, y esa creencia arrastro la vuestra.
—?No se puede hacer nada?
—Yo no, ni es tarea de cumanas excepto en casos de gran necesidad.
—?Pero vivira?
—Si, como te dijo la Madre, aunque ella no lo deseara.
Hildegrin se aclaro la garganta y escupio sobre el borde del tejado.
—Solucionado, pues. Hemos hecho lo posible por ella y eso es todo. Asi pues, volvamos a aquello para lo que hemos venido. Como dijiste, Cumana, es bueno que estos otros aparecieran. Me han dado el mensaje que debia recibir, y son amigos como yo del Senor del Follaje. Este armigero puede ayudarme a traer al tal Apu- Punchau, y por lo de mis dos amigos que mataron en el camino, me alegrare de tenerlo conmigo. Asi pues, ?que nos impide seguir adelante?
—Nada —murmuro la Cumana—. La estrella esta en el ascendente.
Dorcas dijo: —Si vamos a ayudaros en algo, ?no deberiamos saber de que se trata?
—Traer de vuelta el pasado —declamo Hildegrin—. Zambullirnos de nuevo en la grandeza del antiguo Urth. Habia alguien que vivia aqui donde estamos sentados y que conocia cosas que podian cambiarlo todo. Sera el punto culminante, si se me permite decirlo, de una carrera que en circulos conocedores ya se considera bastante espectacular.
Pregunte: —?Vas a abrir la tumba? Seguramente incluso con el alzabo…
La Cumana fue a limpiar el sudor de la frente de Jolenta.
—Podemos llamarla asi, pero no era una tumba para el, sino mas bien su casa.
—Ya ves, trabajando conmigo tan cerca —explico Hildegrin—, he venido haciendo favores a esta chatelaine una y otra vez. Mas de uno, si se me permite decirlo, y mas de dos. Por ultimo tuve la idea de que habia llegado la hora de cobrar. Le expuse mi pequeno plan al Senor del Bosque, podeis estar seguros. Y aqui estamos.
—Dije: —Se me habia dado a entender que la Cumana sirvio al Padre Inire.
—Ella paga sus deudas —anuncio Hildegrin, muy satisfecho—. La calidad siempre lo hace. Y no tienes que ser una mujer sabia para entender que seria prudente tener unos cuantos amigos en el otro bando, por si es el bando que gana.
Dorcas pregunto a la Cumana:
—?Quien fue este Apu-Punchau, y por que su palacio esta todavia en pie cuando el resto de la ciudad no es mas que un monton de piedras?
La anciana no respondio, y Merryn dijo:
—Menos que una leyenda, puesto que ni siquiera los eruditos recuerdan ya su historia. La Madre nos ha dicho que el nombre significa la Cabeza del Dia. En remotos eones aparecio entre los pueblos de aqui y les enseno muchos secretos maravillosos. Desaparecia con frecuencia, pero siempre regresaba. Por fin no regreso y los invasores arrasaron sus ciudades. Ahora regresara por ultima vez.
—Claro. ?Sin magia?
La Cumana levanto la mirada hacia Dorcas con ojos que parecian brillar como las estrellas.
—Las palabras son simbolos. Merryn opta por definir la magia como lo que no existe… asi que no existe. Si optas por llamar magia a lo que vamos a hacer aqui, entonces la magia vive mientras lo hacemos. En tiempos antiguos, en una tierra remota, hubo dos imperios separados por montanas. Uno de ellos vestia a sus soldados de amarillo y el otro de verde. Lucharon durante cien generaciones. Veo que el hombre que te acompana conoce la historia.
—Y despues de cien generaciones —dije—, un eremita anduvo entre ellos y aconsejo al emperador del ejercito amarillo que vistiera a sus hombres de verde, y al senor del ejercito verde, que los vistiera de amarillo. Pero la batalla continuo como antes. En mi esquero tengo un libro titulado Las maravillas de Urth y del Cielo, y ahi se cuenta la historia.
—Ese es el mas sabio de todos los libros de los hombres —dijo la Cumana—, aunque son pocos a quienes su lectura aprovecha. Hija, explica a este hombre, que con el tiempo sera un sabio, lo que vamos a hacer esta noche.
La bruja joven asintio.
—La totalidad del tiempo esta presente ahora. He ahi la verdad en que se apoyan las leyendas de los epoptas. Si el futuro no existiera ya, ?como podriamos viajar hacia el? Si el pasado no existiera todavia, ?como podriamos dejarlo detras de nosotros? En el sueno la mente esta envuelta en tiempo, y por eso oimos entonces tan a menudo las voces del mas alla, y sabemos de cosas que han de ocurrir. Aquellos que, como la Madre, han aprendido a entraren ese mismo estado durante la vigilia, viven acompanados por sus propias vidas. Asi tambien los Abraxas perciben todo el tiempo como un instante eterno.
Esa noche habia habido poco viento, pero de pronto adverti que habia cesado. En el aire colgaba el silencio, de modo que a pesar de la dulce voz de Dorcas parecio que hablaba con palabras resonantes.
—?Es eso, pues, lo que hara la mujer que llamais la Cumana? ?Entrar en ese estado, y hablando con la voz de los muertos, decir a este hombre lo que desee saber?
—Eso no puede. Aunque es muy vieja, esta ciudad fue devastada mucho antes de que ella naciera. Solo su propio tiempo la circunda, y eso es todo lo que ella comprende por conocimiento directo. Para restaurar la ciudad tendriamos que recurrir a una mente que existio cuando estaba completa.
—?Y hay en el mundo alguien tan viejo?
La Cumana meneo la cabeza.
—?En el mundo? No. Sin embargo, esa mente existe. Mira adonde apunto, hija, justo por encima de las nubes. La estrella roja que hay alli se llama la Boca del Pez, y en el unico mundo que alli sobrevive habita una mente antigua y penetrante. Merryn, toma mi mano y tu, Tejon, toma la otra. Torturador, toma la mano derecha de tu amiga enferma y la de Hildegrin. Tu amada tomara la otra mano de la mujer enferma y la de Merryn… Ahora estamos enlazados, los hombres a un lado y las mujeres al otro.
—Seria mejor que hicieramos algo rapidamente —gruno Hildegrin—. Yo diria que se acerca una tormenta.
—Lo haremos tan deprisa como se pueda. Ahora he de utilizar todas vuestras mentes, y la de la mujer enferma servira de poco. Sentireis que guio vuestro pensamiento. Haced lo que os indique.
Soltando por un momento la mano de Merryn, la anciana (si es que en verdad era una mujer) saco de su corpino una vara cuyas puntas se desvanecieron en la noche, como si estuviesen fuera de mi campo de vision, a pesar de que era apenas mas larga que una daga. La anciana abrio la boca; pense que pretendia ponerse la vara entre los dientes, pero se la trago. Un momento mas tarde pude detectar su imagen relumbrante, aunque borrosa y tenida de carmesi, bajo la piel colgante de la garganta.
—Cerrad todos los ojos… Hay aqui una mujer a quien no conozco, de clase alta, encadenada… No importa, torturador, ya la conozco. No os solteis de mi mano… No os solteis ninguno de mi mano…
En el estupor que habia seguido al banquete de Vodalus, yo aprendi lo que era compartir mi mente. Esto era distinto. La Cumana no aparecia como yo la habia visto, ni como una version joven de ella, ni (segun me parecio) como nada. Mas bien encontre mi pensamiento envuelto en el suyo, como un pez que flota en una burbuja de agua invisible. Thecla se encontraba alli conmigo, pero nunca la veia completa; era como si estuviera de pie detras de mi, y en un momento yo viera su mano sobre mi hombro, y en el siguiente sintiera su aliento en mi mejilla.
A continuacion desaparecio, y todo se fue con ella. Senti que mi pensamiento era arrojado a la noche, perdido entre las ruinas.