problema que pudiera presentarse.

Una vez en el centro de su telarana, la Maestre de Puerto, Tolly Mune, Mama Arana, la Viuda de Acero, era todo aquello que siempre habia deseado ser.

No habia tarea alguna que pudiera resistirsele y estaba orgullosa de como habia utilizado las cartas que se le repartieron en el juego de la vida.

Durante uno de los ciclos nocturnos, la desperto de su profundo sueno el zumbido de llamada del comunicador. Era su Ayudante.

—Sera mejor que se trate de algo condenadamente importante —dijo, clavando su dura mirada en la imagen de la videopantalla.

—Sera mejor que vayas al Control —le respondio el. —?Por que?

—Se acerca una mosca —dijo—. Una mosca grande. Tolly Mune fruncio el ceno.

—No te habrias atrevido a despertarme por una tonteria. Sueltalo.

—Una mosca realmente muy grande —recalco el—. Tienes que verlo. Es la mosca mas condenadamente enorme que he visto jamas. Mama, no estoy bromeando, esta cosa debe tener unos treinta k as de largo.

—Infierno, infierno —dijo ella en el ultimo momento carente de complicaciones de toda su vida: aun no habia conocido a Haviland Tuf.

Se trago un punado de pildoras anticancerigenas, de un vivo color azulado, haciendolas pasar con un buen sorbo de cerveza, y estudio la holoimagen que se alzaba ante ella.

—Una nave realmente grande —dijo en tono despreocupado—. ?Que diablos es?

—El Arca es una sembradora de bioguerra del Cuerpo de Ingenieria Ecologica —replico Haviland Tuf.

—?El CIE? —dijo ella—. ?En serio? —?Debo repetir mis palabras, Maestre de Puerto Mune? —?El Cuerpo de Ingenieria Ecologica del viejo Imperio Federal… ahora? —le pregunto ella—. ?El que tenia su base en Prometeo? ?Los especialistas en clonacion y bioguerra, los que podian fabricar todo tipo de catastrofes ecologicas a medida? —Mientras pronunciaba esas palabras estudiaba atentamente el rostro de Tuf. Su figura dominaba el centro de su pequena, atestada, revuelta y normalmente demasiado concurrida oficina en la Casa de la Arana. Su proyeccion holografica se alzaba entre el amasijo de objetos en ingravidez, como una especie de inmenso fantasma blanco. De vez en cuando una bola de papel arrugado flotaba a traves de el.

Tuf era grande. Tolly Mune se habia encontrado moscas a las cuales les encantaba aumentar sus holos para dar la impresion de que eran mas altos de lo que eran en realidad. Quiza Haviland Tuf estuviera haciendo exactamente eso pero, sin saber muy bien porque, le parecia que no era tal el caso. No le daba la impresion de ser esa clase de hombre. y ello queria decir que en realidad media como unos dos metros y medio de talla, con lo cual superaba en mas de medio metro al hilador mas alto que habia visto en su vida y la estatura de este ya era tan fenomenal como la de la propia Tolly. Los s’uthlameses eran un pueblo de baja estatura debido a sus genes ya su alimentacion.

El rostro de Tuf era absolutamente indescifrable. Lenta y tranquilamente cruzo sus largos dedos sobre el bulto de su estomago.

—Exactamente —le dijo—. Una erudicion historica digna de envidia.

—Vaya, gracias —replico ella amistosamente—. Si me equivoco corrijame pero, aun contando con mi erudicion historica, me parece recordar que el Imperio Federal se derrumbo hace… bueno, unos mil anos. y el CIE se esfumo tambien. Lo dispersaron, lo hicieron volver a Prometeo o a la Vieja Tierra, fue destruido en combate, abandono el espacio humano… lo que sea. Por supuesto, y segun se dice, los naturales de Prometeo siguen poseyendo una buena parte de la vieja tecnica biologica, pero no suelen venir mucho por aqui y no estoy segura de ello. Pero si he oido decir que son muy celosos en cuanto a compartir sus conocimientos. Por lo tanto veamos si he entendido bien: ahi esta una sembradora del viejo CIE, que sigue en funcionamiento y que usted ha encontrado por pura casualidad, siendo tambien la unica persona que se encuentra a bordo.

—Correcto —dijo Haviland Tuf. Tolly sonrio.

—Y yo soy la Emperatriz de la Nebulosa del Cangrejo. El rostro de Tuf no se movio ni un milimetro.

—Me temo que en tal caso se me ha puesto en comunicacion con la persona equivocada. Yo deseaba hablar con la Maestre de Puerto de S’uthlam.

Tolly tomo otro sorbo de cerveza. —Yo soy la condenada Maestre de Puerto —le replico secamente—. Tuf, ya basta de tonterias. Esta usted sentado ahi, dentro de una nave que se parece muy sospechosamente a una nave de guerra y que, casualmente, es treinta veces mas grande que nuestro mayor acorazado de la flotilla defensiva planetaria, y esta poniendo extremadamente nervioso a un monton muy grande de gente. La mitad de los gusanos de tierra de los grandes hoteles creen que se trata de una nave alienigena venida para robarnos el aire y comerse a nuestros ninos, y la otra mitad esta segura de que se trata solo de un efecto especial amablemente previsto por nosotros para su diversion. En estos mismos instantes centenares de ellos estan alquilando trajes y trineos de vacio y dentro de un par de horas estaran reptando por encima de su casco. y mi gente tampoco tiene ni la menor idea de que hacer. Por lo tanto, Tuf, vayamos al condenado meollo del asunto. ?Que quiere?

—Me siento decepcionado —dijo Tuf—. He llegado hasta aqui a costa de grandes dificultades para consultar con los cibertecs e hiladores de Puerto S’uthlam, cuyas capacidades son famosas muy lejos de aqui y cuya reputacion por su conducta etica y honesta no es superada en ningun otro lugar. No pensaba encontrarme con esta inesperada agresividad y con tales sospechas infundadas. No pido nada mas que ciertas alteraciones y algunos arreglos. Tolly Mune le escuchaba solo a medias. Estaba contemplando los pies de la proyeccion holografica, junto a los cuales acababa de aparecer una criatura pequena y cubierta de pelo blanco y negro.

—Tuf —dijo, sintiendo la garganta algo reseca—, disculpeme, pero hay alguna condenada especie de alimana, frotandose contra su pierna. —Dio otro sorbo a su cerveza. Haviland Tuf se agacho y cogio al animal.

—Maestre de Puerto Mune —dijo—, los gatos no pueden ser calificados de alimanas sin cometer un grave error. A decir verdad, el felino es un enemigo implacable de casi todos los parasitos y plagas, pero este no es sino uno de los muchos atributos fascinantes y beneficos de esta admirable especie. ?Sabe que en tiempos lejanos la humanidad les adoro como dioses? Esta es Desorden. La gata empezo a emitir una especie de ronquido ahogado, al acunarla Tuf en el hueco de uno de sus enormes brazos y empezar a pasarle lenta y sosegadamente la mano por su pelaje.

—Oh —dijo ella—. Un… un animal domestico, ?se dice asi? Los unicos animales existentes en S’uthlam son los que nos comemos, pero de vez en cuando recibimos visitantes que poseen animales domesticos. No deje que su… ?felino?

—Ciertamente —dijo Tuf. —Bueno, no le deje salir de la nave. Recuerdo que cuando era ayudante de M.P. en una ocasion tuve un ?aleo absolutamente espantoso. Una mosca que debia tener el cerebro estropeado perdio a su maldito animal, justo cuando teniamos de visita a ese enviado alienigena y nuestras patrullas de seguridad les confundieron. Le resultaria casi imposible creer lo nervioso que se puso todo el mundo. —La gente suele excitarse en demasia muchas veces —dijo Haviland Tuf.

—?De que clase de reparaciones y cambios me hablaba? Tuf respondio con un encogimiento de hombros.

—Pequenas cosas que sin duda seran facilmente realizables para expertos tan eficientes como los suyos. Tal y como he senalado, el Arca es ciertamente una nave muy antigua y las vicisitudes de la guerra y la falta de cuidados han dejado sus marcas en ella. Hay cubiertas enteras y sectores a oscuras y sin funcionar que han sido danados incluso mas alla de las admirables capacidades de autorreparacion que posee el navio. Deseo que tales partes sean reparadas y puestas de nuevo en pleno funcionamiento.

»Por otra parte, como quiza ya sepa por sus estudios historicos, el Arca tenia una tripulacion de doscientos hombres. Se encuentra lo suficientemente automatizada como para que me haya resultado posible hacerla funcionar yo solo, pero no sin ciertos inconvenientes, debo admitirlo. El centro de mando, localizado en la torre del puente, representa un agotador viaje diario desde mis aposentos y, ademas, he descubierto que el puente no ha sido adecuadamente disenado para satisfacer mis necesidades. Tengo que ir constantemente de una estacion de control a otra para ejecutar la multitud de complejas tareas requeridas para el manejo de la nave. Existen tambien otras funciones para las cuales debo abandonar el puente y viajar de un lado a otro de esta inmensa nave. y hay tareas que me ha resultado imposible llevar a cabo pues, al parecer, requeririan mi presencia simultanea en dos o mas lugares separados por kilometros de distancia y situados en cubiertas distintas. Cerca de mis aposentos se encuentra una pequena pero comoda sala de comunicaciones auxiliares, que parece estar en

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