—Si, pero eso no es todo. Ademas, pensamos anadir a la tarifa un millon de unidades base en efectivo y le daremos una nueva nave. Una Salto Largo Nueve totalmente por estrenar. Es nuestro carguero mas grande y posee una cocina totalmente automatizada. Puede llevar seis pasajeros perfectamente acomodados, tiene rejilla gravitatoria, dos lanzaderas, sus bodegas son lo bastante grandes como para soportar perfectamente la comparacion con las grandes naves mercantes de Avalon y Kimdissi, posee triple redundancia, y un ordenador ultimo modelo de la serie Chico Listo activado por voz, e incluso la posibilidad de ir armado si ello es lo que usted desea. Sera el mercader independiente mejor equipado de todo el sector.

—Muy lejos de mi el despreciar semejante generosidad —dijo Tuf—. Solo el pensar en la oferta hace que me de vueltas la cabeza, pero aunque no me cabe ni la menor duda de que me encontraria mucho mas comodo a bordo de la nueva espacionave que me ofrece, he llegado a sentir cierto estupido y sentimental afecto por el Arca. Por muy arruinada e inutil que se encuentre, lo cierto es que sigue siendo la ultima sembradora del Cuerpo de Ingenieria Ecologica que existe. Y, habiendo desaparecido ya dicho cuerpo, es un pedazo vivo de la historia, un monumento a su valor ya su genio que, despues de todo, no carece tampoco de ciertos usos insignificantes. Hace algun tiempo, cuando viajaba en solitario por el espacio, senti de pronto el fantastico capricho de abandonar la incierta vida del comerciante, para abrazar, en vez de ella, la profesion de ingeniero ecologico. Por muy falta de racionalidad y muy ignorante que fuera esta decision, sigue pareciendome provista de atractivo y temo que poseo el gran vicio de la tozudez. Por lo tanto, Maestre de Puerto Mune, debo rechazar su oferta con gran sentimiento. Me quedare con el Arca.

Tolly Mune efectuo una pequena contorsion que la hizo girar en redondo y luego se impulso levemente en el techo, quedando de tal modo justo ante la cara de Tuf y en la posicion adecuada para amenazarle con un dedo.

—?Maldicion! —dijo—, no tengo la paciencia suficiente como para ir regateando cada una de estas condenadas calorias, Tuf. Soy una mujer muy ocupada y no tengo ni el tiempo ni la energia precisos para sus juegos de mercader. Vendera la nave. Usted lo sabe y yo tambien, asi que terminemos de una vez. Diga el precio. —Le golpeo suavemente la nariz con el dedo. Diga —golpecito— el —golpecito— precio.

Haviland Tuf se desabrocho bruscamente del arnes y con una patada salio despedido de la silla. Era tan enorme que la hizo sentir pequena, a ella, que habia sido considerada gigantesca durante la mitad de su vida.

—Tenga la amabilidad de no agredir mas mi pobre persona —dijo—, ya que ello no puede tener ni el menor efecto positivo sobre mi decision. Me temo que se ha formado usted una opinion tremendamente erronea de mi, Maestre de Puerto Mune. Es cierto que he sido comerciante, si, pero siempre fui pobre. Quiza porque nunca llegue a dominar esas artes del cambalache y regateo del que tan injustamente me acaba de atribuir. He puesto perfectamente en claro cual es mi posicion. El Arca no esta en venta.

—Siento cierto afecto hacia usted a causa de los anos que pase ahi arriba —dijo con voz mas bien fria Josen Rael en el comunicador—, y no puedo negar que su historia como Maestre de Puerto ha sido ejemplar. De no ser asi, ahora mismo le quitaria ese cargo. ?Le ha dejado volver a su nave? ?Como ha podido hacerlo? La consideraba dotada de mas sentido comun…

—Y yo te consideraba un politico —dijo Tolly Mune con voz algo despectiva—. Josen, piensa en las condenadas ramificaciones que habria tenido el asunto si hubiera hecho que los de seguridad se lanzaran sobre el en mitad de la Casa de la Arana! Tuf no es exactamente lo que se dice facil de esconder, ni tan siquiera cuando se pone esa ridicula peluca y pretende ir de incognito. Este lugar esta atestado de nativos de Vandeen, Jazbo, el Mundo de Henry… Di cualquier planeta que se te ocurra y habra alguien procedente de alli y todos estan vigilando a Tuf y vigilando el Arca, esperando a ver que haremos. Ya ha sido contactado por un maldito agente de Vandeen. Se les vio conversar en el tubotren.

—Ya lo se —dijo el Consejero con expresion de disgusto—. De todos modos, se tendria que… ?no habria algun modo de cogerle sin que nadie se diera cuenta?

—?y luego que hago con el? —dijo Tolly Mune—. ?Le mato y le echo por una escotilla al exterior? No soy capaz de hacer eso, Josen, y ni tan siquiera se me ocurriria la idea de encargarselo a otra persona. y si lo intentas te denunciare a los noticiarios y hare que toda la condenada casa te caiga encima.

Josen Rael se limpio el sudor de la frente. —Tambien otras personas tienen principios. No eres la unica — dijo como a la defensiva—. Ni se me ocurriria tal idea. Pero debemos conseguir esa nave y, ahora que Tuf esta otra vez dentro de ella, nuestra tarea se ha vuelto todavia mas dificil. El Arca posee unas defensas formidables. He estado haciendo preparar algunos planes de estimacion y dicen que quiza pudiera resistir un ataque de toda nuestra Flota Defensiva Planetaria.

—Oh, ?Por todos los infiernos!, Josen, ahora se encuentra a unos cinco k as del final del tubo nueve. jun maldito ataque a toda escala de cualquiera, probablemente destruiria el Puerto y haria que el ascensor se derrumbara encima de tu condenada cabeza! No te pongas nervioso, manten la cremallera bien cerrada y deja que yo me encargue de esto. Lograre que venda y lo hare legalmente.

—Muy bien —replico el Consejero—. Te dare un poco mas de tiempo pero te advierto que el Gran Consejo esta siguiendo todo este asunto muy de cerca y se estan empezando a impacientar. Tienes tres dias. Si para entonces Tuf no ha puesto la huella de su pulgar en el documento de transferencia, tendre que enviar ahi arriba a las tropas de asalto.

—No te preocupes —dijo Tolly Mune—, tengo un plan.

La sala de comunicaciones del Arca era larga y mas bien estrecha, Sus paredes estaban cubiertas con largas hileras de pantallas, a oscuras en esos momentos, Desorden, la revoltosa gata de pelaje blanquinegro, estaba durmiendo enroscada sobre las piernas de Haviland Tuf, en tanto que Caos, el gato de color gris, apenas salido de su infancia, iba y venia sobre los anchos hombros de Tuf, frotandose en su cuello y ronroneando estruendosamente. Tuf habia cruzado las manos pacientemente sobre su estomago, mientras varios ordenadores examinaban y revisaban su programa, transmitiendolo, comprobandolo, transfiriendolo y sometiendolo a todas las pruebas imaginables.

Ya llevaba cierto tiempo esperando. Una vez que la pavana geometrica de la pantalla hubo llegado a su conclusion, aparecieron ante el los rasgos de una mujer s’uthlamesa de edad ya avanzada.

—Encargada —anuncio ella—. Bancos de Datos del Consejo.

—Soy Haviland Tuf, de la nave espacial Arca —anuncio el a su vez.

Ella sonrio. —Le he reconocido gracias a los noticiarios. ?En que puedo ayudarle? —Pestaneo, sorprendida —. ?Aj!, hay algo en su cuello…

—Es un gatito, senora —dijo el—, y es muy amistoso. —Alzo la mano y rasco a Caos debajo de la mandibula. Pido su ayuda en cierto asunto de escasa importancia. Dado que soy un desesperado esclavo de mi propia curiosidad y siempre ardo en deseos de aumentar mis magros conocimientos, me he estado entreteniendo ultimamente en estudiar la historia de su planeta, asi como sus costumbres, folklore, politica, habitos sociales, etcetera. Por supuesto, ya me he procurado los textos basicos al respecto, asi como los servicios de datos populares, pero existe una informacion en particular que hasta ahora no he conseguido obtener. No dudo de que es una naderia presumiblemente facil de encontrar, si hubiera tenido la sabiduria suficiente para saber donde debia buscarla, pero sin embargo se encuentra inexplicablemente ausente de todas las referencias de datos que he comprobado hasta el momento. Persiguiendo este pequeno dato me he puesto en contacto con el Centro de Procesado Educacional S’uthlames y la mayor biblioteca de su planeta y ambos me han indicado que acudiera a usted. Por lo tanto, aqui estoy.

El rostro de la Encargada habia adoptado un aire reservado e indescifrable.

—Ya entiendo. Los bancos de datos de! consejo no se encuentran generalmente abiertos al publico, pero quiza me sea posible hacer una excepcion. ?Que anda buscando?

Tuf levanto el dedo. —Tal y como ya he dicho, se trata de una insignificante brizna de informacion, pero le quedaria enormemente agradecido si tuviera la bondad de responder a mi pregunta, apaciguando con ello el fuego de mi curiosidad. ?Cual es, con toda precision, la poblacion actual de S’uthlam?

El rostro de la mujer se hizo mas frio y grave. —Esa informacion no es de libre acceso —dijo con voz inexpresiva y la pantalla quedo en blanco.

Haviland Tuf permanecio inmovil durante unos segundos antes de llamar de nuevo al servicio de datos que habia estado utilizando.

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