destruida.

—Odio la gravedad —le dijo Tolly Mune a un sonriente Josen Rael una vez hubo terminado su informe sobre la cena—. Me agota y odio pensar en lo que toda esa condenada tension le hace a mis musculos y organos internos. ?Como podeis vivir los gusanos de ese modo, dia tras dia? ?Y toda esa condenada comida! La engullia de una forma casi obscena y todos esos olores…

—Maestre de Puerto, tenemos asuntos mas importantes que discutir —dijo Rael—. ?Esta todo listo? ?Le hemos cogido?

—Tenemos a su gata —dijo ella con voz lugubre—. Para ser mas exactos, tengo a su gata. —Como si hubiera estado esperando esas palabras Desorden lanzo un maullido y pego la cabeza a la rejilla de plastiacero de la jaula que los hombres de seguridad habian erigido en uno de los rincones de su habitacion. Desorden maullaba muchisimo. Estaba claro que la ingravidez no le resultaba nada comoda y cada vez que intentaba moverse empezaba a girar sobre si misma sin lograr controlarse. Cada vez que la gata se golpeaba con la rejilla, Tolly Mune no podia reprimir un leve pinchazo de culpabilidad. Estaba segura de que el habria sellado el documento de transferencia solo para salvar a ese condenado animal.

Josen Rael no parecia muy alegre. —La verdad es que su plan no me parece demasiado bueno, Maestre de Puerto. En el nombre de la vida, ?por que iba alguien a entregar un tesoro de la magnitud del Arca para preservar un especimen animal? y menos aun cuando, segun me ha dicho, posee otras alimanas del mismo tipo a bordo de su nave.

—Porque esta emocionalmente muy unido a esta alimana en particular —dijo Tolly Mune con un suspiro—. Pero Tuf es mucho mas tozudo de lo que pensaba. Se dio cuenta de que yo estaba fanfarroneando.

—Entonces, destruya al animal. Demuestrele que estamos hablando en serio. —?Oh, Josen, un poco de cordura! —replico ella con impaciencia—. ?Y donde estariamos entonces? Si llevo adelante el plan y mato a esa maldita bestia, entonces me quedo sin nada. Tuf lo sabe y sabe que yo lo se y sabe que yo se que el lo sabe. Al menos ahora tenemos algo que el desea. Estamos en tablas.

—Cambiaremos las leyes —sugirio Josen Rael—. A ver, si. ?La pena por introducir alimanas en el Puerto deberia incluir la confiscacion de la nave usada para dicho acto de contrabando!

—Condenadamente genial —dijo Tolly Mune—. Es una pena que esten prohibidas las leyes con efectos retroactivos. —Todavia no he oido ningun plan mejor por su parte.

—Josen, ello se debe a que todavia no tengo ninguno. Pero ya lo tendre. Discutire con el, le enganare, no lo se. Conocemos SUS debilidades: la comida, sus gatos. Puede que haya algo mas y que podamos utilizarlo. Conciencia, libido, una debilidad hacia el juego o la bebida… —se quedo callada y empezo a pensar—. El juego — repitio—, claro… Le gusta jugar. Apunto con un dedo hacia la pantalla—. No se meta en esto. Me dio tres dias y mi tiempo todavia no se ha terminado. Mantenga bien firme la cremallera. —Con un gesto hizo esfumarse sus rasgos de la gran pantalla y en su lugar puso la oscuridad del espacio, con el Arca flotando ante un telon de estrellas inmoviles.

La gata parecio reconocer la imagen de la pantalla y emitio un maullido quejumbroso. Tolly Mune la miro con el ceno fruncido y pidio que la pusieran en comunicacion con su encargada de seguridad.

—Tuf —ladro—, ?donde esta ahora?

—Esta en el Hotel Panorama del Mundo, en su sala de juegos clase estelar, Mama —respondio la encargada de ese turno.

—?El Panorama del Mundo? —gimio ella—. ?Asi que ha acabado eligiendo un maldito palacio para gusanos, eh? ?Que tienen ahi, gravedad completa? Oh, infiernos, no importa. Cuida de que no se mueva de ahi. Ahora bajo.

Le encontro jugando a la canasta a cinco. Tenia delante una pareja de gusanos de tierra ya mayores; un cibertec al que habian suspendido de empleo y sueldo por saquear sistemas, unas cuantas semanas antes, y un negociador comercial, mas bien obeso y paliducho, de Jazbo. De guiarse por el monton de fichas que habia ante el, Tuf estaba ganando bastante. Tolly hizo chasquear los dedos y la camarera se acerco rapidamente con una silla. Tolly Mune se instalo junto a Tuf y le toco suavemente el brazo.

—Tuf —dijo. El volvio la cabeza y se aparto un poco de ella.—Tenga la amabilidad de no ponerme las manos encima, Maestre de Puerto Mune.

Ella retiro la mano. —?Que esta haciendo, Tuf? —Por el momento estoy poniendo a prueba una estratagema, tan nueva como interesante, recien inventada por mi en contra del Negociador Dez. Me temo que quizas acabe resultando que carece de fundamento cientifico, pero el tiempo lo dira. Hablando en un sentido mas amplio, estoy esforzandome por ganar una magra cantidad de unidades base mediante la aplicacion del analisis estadistico y la psicologia practica. Debo decir que S’uthlam no resulta nada barata, Maestre de Puerto Mune.

El jazboita, con su larga cabellera empapada con aceites irisados y su obeso rostro lleno de cicatrices, rio roncamente, exhibiendo con ello una pulida dentadura negra en la que habia incrustadas diminutas joyas carmesi.

—Hago un desafio, Tuf —dijo, tocando un boton que habia junto a su puesto y que hizo centellear brevemente sus cartas sobre la superficie iluminada de la mesa.

Tuf se inclino por un segundo hacia adelante. —Ciertamente —replico. Un dedo palido y muy largo se movio en el gesto preciso y su propia jugada se encendio dentro del circulo—. Me temo que ha perdido, senor. Mi experimento ha resultado triunfante, aunque no dudo de que ello se ha debido a un mero capricho de la fortuna.

—?Maldito sea usted y su condenada fortuna! —dijo el jazboita, poniendose en pie con cierta dificultad. Unas cuantas fichas mas cambiaron de manos.

—Asi que sabe jugar —dijo Tolly Mune—. Pero eso no le servira de nada, Tuf. En estos lugares los juegos siempre estan amanados a favor de la casa. jugando, nunca lograra ganar todo el dinero que le hace falta.

—No soy totalmente consciente de tal realidad —dijo Tuf.

—Hablemos. —Ya lo estamos haciendo. —Hablemos en privado —dijo ella subiendo un poco el tono de voz.

—Durante nuestra ultima discusion en privado fui atacado por hombres provistos de pistolas neuronicas, se me agredio verbalmente, fui cruelmente enganado, se me privo de una compania muy querida y, como remate, se me impidio gozar de mi postre. No me encuentro muy favorablemente predispuesto a nuevas invitaciones de dicho tipo.

—Le invito a una copa —dijo Tolly Mune. —Muy bien —replico Tuf. Se levanto con rigida dignidad, recogio sus fichas y se despidio de los demas jugadores. Tolly y Tuf se dirigieron a un reservado situado al otro extremo de la sala de juegos. Tolly Mune jadeaba un poco a causa del esfuerzo que le imponia la gravedad. Una vez dentro de el se derrumbo sobre los almohadones, pidio dos narcos helados y cerro la cortina a continuacion.

—El ingerir bebidas narcoticas tendra un efecto muy escaso sobre mis capacidades decisorias, Maestre de Puerto Mune —dijo Haviland Tuf—, y aunque me encuentro perfectamente dispuesto a recibir su generosa oferta e invitacion, como justa compensacion a su anterior falta de hospitalidad civilizada, mi posicion sigue sin haber variado.

—?Que quiere, Tuf? —le dijo ella con voz agotada despues de que llegaron las bebidas. Los grandes vasos estaban cubiertos de escarcha y en su interior el licor azul cobalto ardia con un gelido resplandor.

—Al igual que todos los seres humanos tengo muchos deseos. Por el momento, lo que deseo con mayor urgencia es tener de nuevo junto a mi, sana y salva, a Desorden.

—Ya le propuse que cambiaramos el animal por la nave. —Ya hemos discutido dicha propuesta y la he rechazado por ser muy poco equitativa. ?Debemos volver otra vez a discutir el asunto?

—Tengo un nuevo argumento —dijo ella. —?De veras? —Tuf probo su bebida.

—Consideremos el asunto de la propiedad, Tuf. ?Cual es su derecho para considerarse dueno del Arca? ?Acaso la ha construido? ?Tuvo algun papel en su creacion? No, ?demonios!

—La encontre —dijo Tuf—. Es cierto que tal descubrimiento lo hice acompanado por cinco personas mas y no puedo negar que sus titulos sobre dicha propiedad resultaban, en ciertos casos, superiores al mio. Sin embargo, ellos han muerto y yo sigo vivo, lo cual fortalece considerablemente mi posicion. Lo que es mas, actualmente me encuentro en posesion de dicha nave y en muchos sistemas eticos la posesion es la clave y, en mas de una ocasion, el factor determinante en cuanto respecta a la propiedad.

—Hay mundos en los que todos los objetos de valor pertenecen al estado y en ellos su maldita nave habria

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