entre ellos. Tuf no les prestaba la menor atencion.

Al ser un planeta predominantemente acuatico, Namor solo poseia una masa de tierra lo bastante grande como para ser visible desde la orbita del Arca. No era demasiado grande pero, una vez aumentada por las pantallas, resulto consistir en miles de islas dispersas a lo largo de interminables archipielagos que parecian crecientes lunares sembrados sobre los profundos oceanos verdosos, como un collar roto que tachonara las aguas con su esplendor. En otras pantallas se distinguian las luces de las ciudades y pueblos del lado nocturno y puntos intermitentes de energia indicaban las instalaciones iluminadas por el sol.

Tuf lo estuvo contemplando todo y luego se instalo ante otra pantalla, la conecto y empezo a jugar una partida de un juego de estrategia con el ordenador. Un gatito subio de un salto a su regazo y se quedo dormido. Tuf puso mucho cuidado en no despertarle y unos minutos despues un segundo gatito salto sobre el y empezo a morderle, por lo que Tuf los puso a los dos en el suelo.

Hizo falta aun mas tiempo del que habia previsto Tuf pero, finalmente, el desafio llego, tal y como habia sabido que llegaria.

—Nave en orbita —decia el mensaje—, nave en orbita. Aqui el control de Namor. Diga cual es su nombre y el motivo de su viaje. Diga cual es su nombre y el motivo de su viaje, por favor. Hemos enviado naves interceptoras. Diga cual es su nombre y el motivo de su viaje.

La transmision procedia de la masa de tierra principal y Tuf puso las coordenadas de origen en el ordenador. Mientras tanto, el Arca se habia encargado de localizar a la nave que se les estaba aproximando (pues solo parecia haber una) y su imagen aparecio en otra pantalla.

—Soy el Arca —le dijo Tuf al Control de Namor.

El Control de Namor era una mujer de rostro mas bien rechoncho y rala cabellera marron, sentada ante una consola y vestida con un uniforme verde oscuro con algunas cintas doradas. Fruncio el ceno y desvio por un segundo la mirada, sin duda hacia algun superior instalado en otra consola.

—Arca —le dijo—, indique cual es el mundo de su origen. Por favor, indique cual es su mundo de origen y el motivo de su viaje.

El ordenador le indico que la otra nave se estaba comunicando con el planeta y otras dos pantallas se encendieron. En una de ellas se veia a una mujer joven y delgada con la nariz bastante prominente. Estaba en el puente de mando de una nave. En la otra se veia a un hombre de edad ya avanzada ante una consola. Los dos vestian uniformes de color verde y estaban conversando rapidamente en codigo. El ordenador necesito menos de un minuto para descifrarlo y despues de ello Tuf pudo oir la conversacion.

que me cuelguen si se quien es —estaba diciendo la mujer de la nave—. Nunca he visto una nave tan enorme. Dios mio, mirela… ?Lo estan recibiendo todo? ?Ha contestado?

—Arca —seguia diciendo la mujer regordeta—, diga cual es su mundo de origen y el motivo de su viaje, por favor. Aqui el Control de Namor.

Haviland Tuf intercepto la otra conversacion e hizo los arreglos necesarios para hablar con todos a la vez.

—Aqui el Arca —dijo—. No tengo mundo de origen, estimados senores, y mis intenciones son totalmente pacificas. Pretendo dedicarme al comercio y atender las consultas que se me hagan. Me he enterado de sus tragicas dificultades y, conmovido ante sus apuros, he acudido para ofrecerles mis servicios.

La mujer de la nave parecio sorprendida. —?Que diablos es usted…? —empezo a decir y se callo a mitad de la frase. El hombre parecia igualmente perplejo pero no dijo nada, limitandose a contemplar boquiabierto el palido e inexpresivo rostro de Tuf.

—Arca, aqui el Control de Namor —dijo la mujer regordeta—. No estamos abiertos al comercio. Repito, no estamos abiertos al comercio. Nos encontramos bajo la ley marcial.

Para entonces la mujer de la nave ya habia logrado dominarse un poco.

—Arca, aqui la Guardiana Kefira Qay, comandante de la Navaja Solar. Estamos armados, Arca: expliquese mejor. Es mil veces mayor que cualquier comerciante que hayamos visto nunca. Arca, expliquese o disparamos.

—Ciertamente —dijo Haviland Tuf—, aunque las amenazas no le serviran de gran cosa, Guardiana. Me siento profundamente ofendido y vejado. He venido hasta aqui desde la distante Brazelourn para ofrecerles mi ayuda y mi consuelo y ahora soy recibido con amenazas y hostilidad —un gatito se instalo de un salto en su regazo y Tuf lo cogio con una de sus manazas y lo deposito sobre la consola que tenia delante, de forma que el visor pudiera captarlo. Luego contemplo con ojos doloridos—. Ya no queda confianza en el genero humano —le dijo al gatito.

—No dispare, Navaja Solar —dijo el hombre de edad avanzada—. Arca, caso de que sus intenciones sean realmente pacificas sera mejor que se explique. ?Que es? No tenemos mucho tiempo, Arca, y Namor es un planeta pequeno y escasamente desarrollado. Nunca hemos visto una nave semejante. Expliquese, por favor.

Haviland Tuf acaricio al gatito. —Ah, siempre debo enfrentarme a la suspicacia —le dijo—. Tienen mucha suerte de que mi corazon sea bondadoso y amable o de lo contrario me limitaria a partir, dejandoles abandonados a su destino. —Luego clavo sus ojos directamente en el visor y dijo: Caballero, soy el Arca y mi nombre es Haviland Tuf. Soy el amo, el capitan y toda la tripulacion de esta nave. Me han dicho que enormes monstruos surgidos de los abismos marinos de su planeta les causan graves problemas. Muy bien. Les librare de ellos.

—Arca; aqui la Navaja Solar. ?Como se propone conseguirlo?

—El Arca es una sembradora del Cuerpo de Ingenieria Ecologica —dijo Haviland Tuf con envarada formalidad—. Soy ingeniero ecologico y especialista en guerra biologica.

—Imposible —dijo el hombre—. El CIE fue barrido hace un millar de anos junto con el Imperio Federal. Ya no existe ninguna de sus sembradoras.

—?Cuan lamentable! —dijo Haviland Tuf—, hete aqui que me encuentro sentado sobre un espejismo. Sin duda y ahora que me ha informado de la inexistencia de mi nave, me hundire a traves del casco para caer en su atmosfera, dentro de la cual ardere hasta consumirme.

—Guardian —dijo Kefira Qay desde la Navaja Solar—, puede que esas sembradoras ya no existan, pero me estoy acercando bastante de prisa a un objeto que segun me indican mis sensores tiene unos treinta kilometros de largo. No parece ser ninguna ilusion.

—De momento aun no he empezado a caer —admitio Haviland Tuf.

—?Realmente puede ayudarnos? —le pregunto la mujer sentada en el Control de Namor.

—?Por que siempre deben ser puestas en duda mis afirmaciones? —le pregunto Tuf al gatito.

—Jefe de Guardianes, debemos darle la oportunidad de probar lo que dice —insistio el Control de Namor.

Tuf alzo la mirada. —Pese a que se me ha insultado, amenazado y puesto en duda, sigo conmovido por su situacion actual y ello me impulsa a quedarme. Quiza pueda permitirme el sugerir que la Navaja Solar… Bien, digamos que me utilice de muelle. La Guardiana Qay podria subir a bordo, cenaria conmigo y mantendriamos una pequena conversacion. Estoy seguro de que sus sospechas no pueden extenderse a la conversacion, el mas civilizado de todos los pasatiempos humanos.

Los tres Guardianes conferenciaron apresuradamente entre si y luego con una persona o personas que no aparecian en la pantalla, en tanto que Haviland Tuf seguia sentado y jugaba con el gatito.

—Te llamare Sospecha —le dijo—, para de tal modo conmemorar mi recepcion en este planeta. Tus demas companeros de camada seran Duda, Hostilidad, Ingratitud y Estupidez.

—Aceptamos su propuesta, Haviland Tuf —dijo la Guardiana Kefira Qay desde el puente de la Navaja Solar—. Preparese para ser abordado.

—Ciertamente —respondio Tuf—. ?Le gustan las setas? La cubierta de lanzaderas del Arca eran tan grande como un campo de aterrizaje de primera clase y parecia casi un almacen de espacionaves averiadas. Las lanzaderas del Arca se encontraban pulcramente dispuestas en sus soportes. Eran cinco naves negras e identicas, de perfiles angulosos y cortas alas triangulares que se arqueaban hacia atras, disenadas para el vuelo atmosferico y todavia en buen estado. Pero habia algunas otras naves no tan impresionantes. Un navio mercante de Avalon, en forma de lagrima, parecia a punto de hacerse pedazos sobre sus tres soportes. A su lado habia un caza cubierto de las cicatrices del combate y una nave-leon de Kaaleo cuyos complicados adornos hacia bastante tiempo que se habian oscurecido. Alrededor de ellas se alzaban montones de naves aun mas extranas y dificiles de identificar.

La gran cupula que se alzaba sobre la cubierta se dividio en un centenar de segmentos parecidos a las

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