—Otra de esas cosas destruyo el Lila D. en el trayecto de vuelta —dijo Kefira Qay—. La Sombra del Cielo sobrevivio para narrar la historia, pero en su siguiente mision tambien fue destruido. Mas de un centenar de dirigibles y doce naves se perdieron en la primera semana despues de que aparecieran los globos de fuego.

—?Globos de fuego? —pregunto Haviland Tuf, acariciando a Duda, instalado sobre la consola—. No vi ningun fuego.

—El nombre fue acunado cuando destruimos por primea vez una de esas malditas criaturas. Una nave de los Guardianes logro acertarle con un proyectil de alto poder explosivo y la bestia estallo como una bomba. Luego se desinflo y cayo ardiendo al mar. Son extremadamente inflamables. Basta con un laser y se encienden como la yesca. —Hidrogeno —dijo Haviland Tuf. —Exactamente —confirmo la Guardiana—. Nunca hemos logrado capturar uno entero, pero logramos adivinarlo a partir de los trozos rescatados. Esas cosas pueden generar corriente electrica en su interior. Toman agua y luego realizan una especie de electrolisis biologica. Expelen el oxigeno en el agua o el aire yeso les ayuda a moverse. Podria decirse que son una especie de reactores movidos por aire. El hidrogeno llena unos sacos en forma de globos y les ayuda a subir. Cuando desean retirarse de nuevo al agua, abren una especie de pliegues en su parte superior… Fijese, ahi esta. Entonces, todo el gas escapa y el globo de fuego vuelve a bajar hacia el oceano. La piel externa es parecida al cuero y muy resistente. No son muy rapidos, pero si bastante inteligentes. A veces se esconden en los bancos de nubes y se apoderan de las naves que pasan volando bajo ellos sin las debidas precauciones. y no tardamos en descubrir, para nuestra desesperacion, que se reproducen tan rapido como los acorazados.

—Muy intrigante —dijo Haviland Tuf—. Me arriesgo a sostener la hipotesis de que con la aparicion de los globos de fuego perdieron el dominio del aire, igual que ya habian perdido el del mar.

—Asi fue, mas o menos —admitio Kefira Qay—. Nuestros dirigibles eran demasiado lentos como para correr el riesgo de enfrentarse a ellos. Intentamos mantener las cosas en funcionamiento, mandandolos en convoyes escoltados por naves de los Guardianes, pero incluso eso acabo fracasando. El dia del Alba de Fuego, yo estaba ahi, al mando de una nave armada con ocho canones. Fue terrible…

—Siga —dijo Tuf. —El Alba de Fuego —murmuro con voz cansada la Guardiana—. Estabamos… teniamos treinta dirigibles, treinta. Un convoy enorme, protegido por doce naves armadas. El viaje era largo. Teniamos que ir de Nueva Atlantida hasta Mano Rota, un grupo de islas bastante importante. Cuando estaba amaneciendo el segundo dia de viaje, justo cuando el Este empezaba a enrojecer, el mar empezo a… a hervir bajo nosotros. Era como una marmita de sopa que ha llegado a subir. Habia miles, Tuf, miles. Las aguas enloquecieron en un remolino de espuma y las criaturas fueron subiendo hacia el cielo, una multitud de gigantescas sombras oscuras que se nos venian encima desde todas las direcciones. Las atacabamos con nuestros laser, con proyectiles explosivos, con todo lo que teniamos. Era como si el mismisimo cielo estuviera en llamas. Todas esas cosas estaban llenas a reventar de hidrogeno y el aire estaba tan enriquecido por el oxigeno que habian secretado, que casi mareaba el respirarlo. Despues llamamos a ese dia, el Alba de Fuego. Fue terrible. Se oian gritos por todas partes, habia globos ardiendo en todo el cielo, nuestros dirigibles se hacian pedazos a nuestro alrededor, con sus tripulaciones en llamas. En el mar esperaban los acorazados. Les vi apoderarse de quienes habian caido de los dirigibles, vi como esos palidos tentaculos se enroscaban a su alrededor, arrastrandoles hacia los abismos. Cuatro dirigibles sobrevivieron a esa batalla, cuatro. Perdimos todas las naves con todas sus tripulaciones.

—Una historia espantosa —dijo Tuf. En los ojos de Kefira Qay ardia un brillo de locura. Estaba acariciando a Estupidez con un ritmo ciego y mecanico, con los labios muy apretados y los ojos clavados en la pantalla, alli donde el primer globo de fuego seguia flotando inmovil por encima del cadaver retorcido del Espiritu de Acuario.

—Desde entonces —dijo por ultimo—, nuestra vida se ha convertido en una continua pesadilla. Hemos perdido los mares y en las tres cuartas partes de Namor reina la escasez. En algunos sitios la gente muere de hambre. Solo Nueva Atlantida sigue teniendo los alimentos suficientes, ya que solo alli se practica con cierta extension la agricultura. Los Guardianes han seguido luchando. La Navaja Solar y nuestras otras dos naves espaciales han sido puestas en servicio. Efectuan bombardeos en zonas determinadas, dejan caer veneno y evacuan algunas de las islas de menor tamano. Con el resto de las naves aereas que nos queda, hemos logrado mantener cierto contacto con las islas mas alejadas. Y, naturalmente, tenemos la radio. Pero estamos a punto de perder la guerra. En el ultimo ano mas de veinte islas han dejado de comunicar. En media docena de esos casos mandamos patrullas para investigar y las que volvieron dieron siempre el mismo informe. Cadaveres por doquier, pudriendose al sol. Los edificios aplastados, convertidos en ruinas. Las alimanas y los gusanos dandose un festin con los cuerpos. y en una de esas islas encontraron otra cosa, algo aun mas aterrador. Fue en la isla Estrella de Mar. Alli vivian casi cuarenta mil personas y antes de que el comercio se interrumpiera, contaba con un espaciopuerto de buen tamano. Cuando Estrella de Mar ceso de emitir fue un rudo golpe para nosotros. Cambie la imagen, Tuf, cambiela.

Tuf apreto una hilera de mandos en la consola.

En la playa habia algo muerto, pudriendose sobre la arena color indigo.

Esta vez no se trataba de una cinta sino de una foto. Haviland Tuf y la Guardiana Kefira Qay tuvieron tiempo mas que suficiente para estudiar el objeto que yacia inmovil sobre la arena, rodeado por un reguero de cadaveres humanos cuya proximidad servia para hacerse una buena idea de su autentico tamano. Tenia la forma de un cuenco invertido y era tan grande como una casa. Su piel semejante al cuero estaba cubierta de grietas, por las que rezumaba un fluido purulento. Era de un color gris con manchones verdes. Como los radios que brotan del cubo de una rueda, el cuerpo central de la cosa estaba rodeado de apendices: diez tentaculos verdosos salpicados de bocas de un blanco rosado y, alternando con ellos, diez miembros de un aspecto mas duro y rigido, negros y obviamente provistos de articulaciones.

—Patas —dijo Kefira Qay con voz amarga—. Era capaz de caminar, Tuf. Al menos, antes de que acabaran con el. Solo hemos descubierto ese ejemplar, pero fue suficiente. Ahora ya sabemos la razon de que nuestras islas vayan quedando silenciosas, Tuf. Vienen del mar. Son criaturas como esa, puede que mas grandes o mas pequenas, caminando sobre sus diez patas como aranas y cogiendo a sus presas para devorarlas con los otros diez tentaculos. El caparazon es grueso y muy resistente. No basta con un laser o un proyectil explosivo para matarlo, como ocurre con los globos de fuego. Ahora supongo que ya lo comprende todo: Primero el mar, luego el cielo y ahora, tambien la tierra. La tierra. Emergen del agua a millares, derramandose sobre la arena como una marea horrenda. La semana pasada perdimos otras dos islas. Quieren barremos del planeta. Sin duda, algunos podran sobrevivir en Nueva Atlantida, en lo mas alto de las montanas, pero sera una vida dura, cruel y breve. Hasta que Namor nos arroje alguna nueva especie de pesadilla para terminar con nosotros. —En su voz se percibia ahora el agudo filo de la histeria.

Haviland Tuf desconecto su consola y todas las pantallas se oscurecieron.

—Calmese, Guardiana —le dijo, volviendose hacia ella—. Sus temores me resultan comprensibles, pero son innecesarios. Ahora comprendo mucho mejor la naturaleza de su apuro y estoy de acuerdo en que resulta tragico, si, pero no es desesperado.

—?Sigue creyendo que puede ayudarnos? —dijo ella—. ?Solo? ?Usted y esta nave? Oh, no piense que estoy intentando desanimarle. Nos aferraremos a cualquier brizna de salvacion pero…

—Pero no me cree —dijo Tuf, en tanto que de sus labios brotaba un leve suspiro—. Duda —le dijo al gatito gris, alzandolo en su blanca manaza—, realmente has sido bautizado con toda propiedad. —Se volvio nuevamente hacia Kefira Qay. No soy hombre rencoroso y han pasado ustedes por crueles penalidades, asi que no pienso prestar la menor atencion al modo despectivo en que se me considera tanto a mi como a las habilidades que poseo. y ahora, si tiene la bondad de excusarme, tengo mucho que hacer. Su gente me ha enviado gran cantidad de informes detallados sobre esas criaturas, asi como un resumen general de la ecologia namoriana. Le doy las gracias por sus informaciones.

Kefira Qay fruncio el ceno, levanto a Estupidez de su rodilla y lo dejo en el suelo, poniendose luego en pie.

—Muy bien —dijo—. ?Cuando estara preparado? —No puedo responder a tal pregunta con precision — replico Tuf—, a menos que me sea posible empezar a trabajar inmediatamente con mis simulaciones de datos. Puede que dentro de un dia sea posible empezar. Puede que haga falta un mes o puede que requiera mas tiempo.

—Si tarda usted demasiado, le resultara dificil cobrar luego sus dos millones —le contesto ella con sequedad—. Todos habremos muerto.

—Ciertamente —dijo Tuf—. Pero luchare para evitar que los acontecimientos tomen tal rumbo. Ahora, si

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