contabilizados por los alemanes entre septiembre de 1943 y marzo de 1944. Otro dato elocuente de su actividad fueron sus bajas, 8.230 muertos y 2.578 desaparecidos. La resistencia activa conto en su momento algido con unas 150.000 personas, de las cuales dos tercios fueron informadores y correos; la tercera parte, hombres armados.
Con ser importante el acoso de la resistencia, lo que mas preocupaba a los alemanes en Francia era adivinar donde descargarian su golpe los aliados. Habia tres opiniones: Rommel suponia que el punto elegido por sus playas y escasas defensas seria la bahia del Sena; Von Rundstedt, comandante en jefe del oeste, creia que la eleccion aliada recaeria sobre Calais, mejor defendido, pero mas proximo a las islas Britanicas y con mejores comunicaciones hacia Paris; Hitler opinaba que, incluso, podrian desembarcar mas al norte, para caer sobre los Paises Bajos y atacar directamente el corazon de Alemania. Consciente de los interrogantes que se estarian planteando los generales de Hitler, el mando aliado, presidido por el general Eisenhower, les obsequio con una formidable campana de desinformacion: bombardeo por igual las defensas de las posibles zonas de desembarco e hizo lo imposible por hacer creer a los alemanes que «Overlord» caeria sobre la zona de Calais. La segunda gran cuestion que se planteaban los mandos alemanes era como habia que responder ante el ataque. Rommel sostenia que era imprescindible arrojar a los aliados al mar en las mismas playas de desembarco; Von Rundstedt, por el contrario, defendia que la resistencia en la costa era imposible, por lo que deberia derrotarseles cuando avanzasen hacia el interior sin haber consolidado suficientemente sus cabezas de playa ni organizado a fondo sus suministros.
Hitler, cada vez mas dubitativo, escuchaba a ambos mariscales y se adheria al punto de vista del ultimo en exponerselo, lo cual condujo a una situacion hibrida y mal definida: habia que defenderlo todo un poco y acumular reservas importantes para acudir al punto atacado; debia arrojarse al enemigo al mar desde el primer instante del desembarco, pero contando con las mejores reservas en el interior para preservarlas de los canones de la escuadra enemiga. Asi, el dispositivo aleman, por defenderlo todo no defendia nada. Las tesis de Rommel se mostraron como las mas acertadas, pero el mariscal no dispuso de tiempo, ni de medios, ni de atribuciones para fortificar la bahia del Sena como hubiera sido su deseo; tampoco se le concedieron las divisiones acorazadas que solicitaba cerca de la costa. Hoy, tras millares de estudios sobre el desembarco de Normandia, los analistas coinciden con rara unanimidad en que Rommel hubiera podido hacer un dano formidable a los aliados, hasta el punto de retrasar un ano la apertura del segundo frente, si se hubiesen atendido sus demandas. Hitler, por su obcecacion, por su soberbia y por su desconocimiento profundo de la situacion y de las sutilezas de la guerra, perdio la ultima gran oportunidad de asestar un mazazo de consecuencias impredecibles para los aliados, justo en el momento en que todo se desmoronaba a su alrededor.
Efectivamente, el Eje agonizaba. En el Pacifico, los norteamericanos desembarcaban en las islas Marshall, en las Carolinas, en Wake y lograban arrinconar a los japoneses en Birmania. Pero donde la situacion era desesperada para Hitler era en el este y en Italia: los sovieticos recuperaron Ucrania, Bielorrusia y Crimea en el primer semestre de 1944, penetrando en territorio polaco y rumano. Los aliados forzaban, tras sufrir graves perdidas, los frentes de Monte Cassino y Anzio, y los alemanes se retiraban de Roma, donde fueron recibidos triunfalmente los norteamericanos el 4 de junio. Hitler se desembarazaba de su aliado hungaro, el almirante Horty, y se apoderaba del pais para evitar su defeccion. Turquia se declaraba proaliada e interrumpia sus suministros de cromo al III Reich. Los bombardeos iban demoliendo Alemania poco a poco; de enero a junio, los aliados lanzaron sobre las ciudades alemanas 102 grandes formaciones aereas -algunas con mas de 250 «fortalezas volantes»- que redujeron a escombros Berlin, Nuremberg, Francfort, Hannover, Magdeburgo, Duisburgo, Leipzig y tantas otras ciudades. El exito de los bombardeos aliados fue muy escaso en su objetivo de reducir la fabricacion de armamentos, pero consiguio su proposito en el capitulo de los carburantes, ya que su extraccion, fabricacion y refinado se redujo en 1944 a la mitad de las previsiones. Sus efectos fueron, tambien, catastroficos para las comunicaciones, cada vez mas desarticuladas y para la poblacion civil, pues millones de alemanes se habian quedado sin hogar y se produjo un terrible exodo interior para buscar refugio del espantoso castigo que llegaba del cielo. A la vez, las agotadas fuerzas trabajadoras debian derrochar horas en la retirada de escombros, reconstruccion de comunicaciones, atencion a los heridos y entierro de los muertos.
La desastrosa situacion en los frentes, la amenaza de invasion, el caos y la destruccion interna habian minado la salud de Hitler; aquel hombre, que habia cumplido cincuenta y cinco anos en abril, parecia mucho mayor y su vitalidad y extraordinaria energia le habian abandonado. El general Von Salmuth le recordaba asi aquella primavera: «…Vi horrorizado que quien entraba en la habitacion era un hombre viejo, encorvado, con la cara enfermiza y abotargada. Parecia fatigado, agotado y, a mi juicio, enfermo.» Consumidas sus reservas humanas y acosado por todas partes, solo tenia dos obsesiones: su esperanza en las nuevas armas, las bombas V y los cazas a reaccion, y sus deseos de venganza. Sonaba con destruir Londres y ordeno que se eliminara a aquellos pilotos aliados que cayeran en manos alemanas si eran responsables de ametrallamientos contra la poblacion civil.
En la madrugada del 6 de junio, tras una noche de alarmas y combates con fuerzas paracaidistas lanzadas en la retaguardia, comenzo la invasion aliada de Francia, la «Operacion Overlord». Tal como habia supuesto Rommel, se produjo en la bahia del Sena y, tal como habia temido el mariscal, los carros de combate, cuando Hitler permitio su empleo, se encontraban demasiado lejos para actuar con eficacia. Con mas dificultades de las previstas, el desembarco fue un exito y un mes despues de iniciado habia puesto en Francia un millon de hombres, que se abrian paso hacia Paris, pulverizando las ultimas reservas de Hitler. Por aquellos dias comenzaron a ser lanzadas contra Inglaterra las famosas V1 y V2, cuyo efecto, despues de la inicial sorpresa, fue muy escaso: fueron dirigidas contra Londres unas 10.500 y apenas una cuarta parte logro alcanzar su objetivo, danando o destruyendo 1.500 manzanas de casas, matando a unas 6.000 personas e hiriendo a 18.000. Mucha sangre, mucho dolor, pero nada que pudiera cambiar el curso de la guerra.
Lo que si hubiera podido cambiarlo, terminarlo tajantemente, ahorrando diez millones de vidas, fue el atentado del conde Von Stauffenberg contra Hitler en la «Guarida del Lobo» el 20 de julio del decisivo 1944. El coronel Von Stauffenberg formaba parte de una conspiracion militar y civil que pretendia llegar inmediatamente al armisticio. En ella estaban comprometidos generales jubilados, como Beck, o mariscales que se encontraban entre los preferidos de Hitler, como Rommel o Von Kluge. Aprovechando una reunion en el cuartel general de Hitler en Rastenburg, Von Stauffenberg coloco una bomba, que llevaba oculta en su cartera de documentos, bajo la mesa donde se celebraba la reunion y, con un pretexto, abandono el barracon. Minutos despues, estallo la bomba, matando a tres de los reunidos e hiriendo de diversa consideracion a los demas, Hitler entre ellos, quien sufrio un fuerte golpe en un brazo, quemaduras, docenas de pequenas erosiones en ambas piernas y se le reventaron ambos timpanos. La confabulacion fracaso por la indecision de algunos conjurados, como el mariscal Von Kluge - jefe del frente del oeste- y por los errores de los conspiradores en Berlin, por lo que Hitler se mantuvo en el poder, prolongando la tragedia y ampliandola a los conspiradores de julio o a los sospechosos: hubo mas de siete mil detenidos y 170 ejecutados. Rommel y Von Kluge eligieron el suicidio. Hitler no conocia la piedad y sus ordenes al efecto habian sido explicitas: «Hay que colgarles, como a los animales en el matadero.»
Aquella locura asesina no era sino una muestra de lo que ocurria en todo el Reich: se estaban evacuando los campos de exterminio del este: los prisioneros fueron masacrados
El dia 25 de agosto de 1944 capitulaban los alemanes en Paris; los dias 24 y 25 Rumania, Bulgaria y Finlandia