nunca, existiendo pruebas y testimonios circunstanciales de que murio al intentar abandonar Berlin en la noche del primero de mayo. Al segundo lo capturaron los ingleses cerca de Luneburg, cuando trataba de franquear un control con documentacion falsa y con un parche en un ojo. Se suicido en la noche del 23 de mayo, con una ampolla de cianuro potasico que ocultaba en su boca.

El 5 de junio se entrego voluntariamente Baldur von Schirach, jefe de las Juventudes Hitlerianas, al que se habia dado por muerto. Pocos dias despues, soldados belgas hallaban en Hamburgo a Joachin von Ribbentrop, ministro de Exteriores del III Reich y uno de los grandes responsables de aquella guerra. Trataba de reanudar su antigua actividad, comerciante en vinos, pero fue denunciado. Finalmente, el 23 de junio detuvieron los rusos al almirante Erich Raeder, destituido por Hitler como jefe de la Marina alemana en 1943, y que hasta su detencion habia vivido discretamente en Berlin sin ser molestado por nadie.

Los presos fueron concentrados en diversas localidades de Francia y Luxemburgo hasta que, a mediados de noviembre de 1945, terminadas las obras de acondicionamiento, fueron traslados a Nuremberg.

UNA CIUDAD CARGADA DE RECUERDOS

«?Hay una ciudad alemana donde se mantenga en pie un Palacio de Justicia que tenga unos treinta despachos, una carcel, buenas medidas de seguridad y suficientes hoteles como para albergar a un millar de personas entre jueces, abogados, testigos y periodistas?»- preguntaba en junio de 1945 el juez Robert H. Jackson, al general Lucius Clay, cuyo cuartel general se hallaba en Francfort. Dos horas despues, el militar le telefoneaba a Washington con la respuesta: «Si, hay una ciudad que reune esas condiciones, Nuremberg.»

Jackson suspiro satisfecho. Nuremberg, la ciudad de los fastos nazis y de las leyes antisemitas, podria contentar a todos, pues era una sede tan simbolica como la capital del III Reich, Berlin, propuesta por los rusos, o como Munich, cuna del nazismo, pretendida por los britanicos.

Nuremberg era una gran ciudad de 400.000 habitantes, rica, hermosa, llena de monumentos historicos -la llamaban «la ciudad de las cien torres»-. El rio Pugnaz la divide en dos partes casi iguales y forma cuatro islas, comunicandose todo el caso urbano por medio de 14 puentes -prodigioso uno de ellos, con 32 m de longitud y un solo arco-. Alli nacio Alberto Durero, uno de los genios de la pintura universal, el famoso astronomo Regiomontano y el humanista Pickleimer, uno de los mas famosos de Alemania.

La ciudad fue «distinguida» por el aprecio de Hitler en cuanto inicio su carrera politica. Alli se celebraron los grandes fastos de nazismo, sus famosos desfiles con antorchas, alli pronunciaba sus interminables y violentos discursos en medio de la parafernalia de banderas y camisas pardas… Alli, finalmente, se promulgaron las leyes antisemitas que llevan el nombre de la ciudad, por la que los judios fueron privados de sus derechos civiles, laborales, de la nacionalidad y, finalmente, del derecho a vivir.

Cuando comenzo el gran proceso contra las principales figuras del nazismo, en noviembre de 1945, de la historica y rica ciudad solo quedaban en pie 110 edificios. Los bombarderos aliados habian arrasado tanto las efimeras manifestaciones del nazismo como las venerables y artisticas construcciones acumuladas durante siglos de historia. Las iglesias, las fortalezas, los museos, los liceos, todo habia sido reducido a escombros. El edificio mas grande que continuaba en pie era su Palacio de Justicia, de tres plantas, mas sotanos y buhardillas de gran amplitud; ademas, en su zona oeste, situadas en forma de radios, seguian en pie las celdas reservadas a los acusados.

El palacio habia sufrido escasos danos y 600 prisioneros de guerra alemanes, elegidos entre los diversos oficios cuyo concurso se requeria, trabajaron alli durante mas de dos meses para acondicionarlo. El complejo fue rodeado de alambradas. Caballos de Frisia interrumpian el trafico de las calles laterales; policias militares norteamericanos patrullaban el perimetro dia y noche. Ante la entrada exterior montaban guardia un carro de combate ligero y un jeep, con una docena de soldados. En el portal del edificio siempre habia un reten de cinco soldados de guardia, con una ametralladora, protegida por sacos terreros, apuntando hacia la calle. En el patio interior, que da acceso a las dependencias carcelarias, hacia guardia un blindado ligero y una docena de puestos de observacion, armados con ametralladoras, custodiaban los cuatro costados del edificio, que por la noche estaban iluminado mediante reflectores.

El coronel de caballeria Bardon C. Andres, del ejercito de Estados Unidos, fue nombrado director del complejo carcelario, que rapidamente quedo organizado segun la mentalidad norteamericana. Las celdas de los prisioneros estaban en dos plantas superpuestas, quedando una libre entre cada una de las ocupadas, de modo que los dirigentes nazis no pudieran comunicarse entre si. Cuando el detenido estaba dentro se encendia una luz roja, que se apagaba cuando el cubiculo quedaba vacio.

En un extremo, abajo, se hallaba la celda numero 24; bajo el numero, un nombre, Franz von Papen, vicecanciller con Hitler cuando este llego al poder y, luego, embajador en Viena y Ankara; a su lado, una vacia; luego, la numero 23, ocupada por Rudolf Hess, lugarteniente de Hitler, que en 1941 volo sorprendentemente hasta Inglaterra pretendiendo lograr un armisticio entre Berlin y Londres; otra vacia y, tras ella, la 22, habitada por el coronel general Alfred Jodl, jefe del OKW -Estado Mayor de la Wehrmacht-, otra vacia y Doenitz…y asi hasta veinticuatro, aunque solo 22 estaban ocupadas porque Bormann nunca seria hallado y Krupp agonizaba no muy lejos de alli, custodiado, tambien por policia militar norteamericana.

Las celdas de 3x4 m resultan un tanto reducidas y su equipamiento, ascetico: una cama con colchon y almohada y cuatro mantas militares porque en invierno el frio era muy severo. El resto del mobiliario lo componian una silla, un lavabo y un retrete sin puerta, aunque el preso podia hacer sus necesidades con cierta intimidad, pues el guardian, que les vigila dia y noche, tenia prohibido observarles en esos momentos. La luz de las celdas estaba encendida dia y noche, de modo que en ningun momento los presos quedaran fuera de la vision del policia.

La celda estaba desnuda de todo: no habia vigas, ni ganchos, ni percheros, nada que permitiera un intento de suicidio. Los cristales habian sido sustituidos por hojas de celofan y los presos no podian utilizar gafas para evitar que con sus vidrios se cortaran las venas (como hizo Frank en mayo, cuando fue detenido), ni tener joyas, por si se las tragaban. Tampoco tenian ropa, que les fue cambiada con frecuencia, ni tirantes, cinturones o corbatas. La celda era registrada dos veces al dia y los prisioneros, desnudos, tambien, en busca de las famosas ampollas de cianuro, que los aliados temian mucho pues con ellas se les fueron de las manos el almirante Von Friedeburg y Himmler.

Durante el verano y comienzos del otono de 1945 los acusados fueron interrogados docenas de veces, debiendo responder a interminables cuestionarios que trataban de buscar la verdad en sus contradicciones y debieron rellenar decenas de tests que trataban de descubrir los mas reconditos escondrijos de su personalidad. Durante los casi dos meses que permanecieron en las dependencias carcelarias de Nuremberg antes de que se iniciara el juicio, esta fue la principal actividad de los acusados. Algunos de ellos componian un test de inteligencia, que si bien no mejoraba la catadura moral de los dirigentes nazis, si explicaba por que habian alcanzado el poder. Todos estaban por encima de la media: si se supone que un hombre normal tiene un coeficiente entre 90 y 110, el banquero Schacht alcanzo 143, Seyss-Inquart, 141, Goering, 138…, los peor puntuados fueron Kaltenbrunner, con 113, y Streicher, 106.

Los acusados tenian derecho a leer y se les proporcionaba libros; tambien podian escribir y disponian de papel, pero los lapiceros o las plumas les eran retirados al fin de la jornada, para evitar que los pudieran utilizar para lesionarse. La comida, similar al racionamiento que afectaba a la poblacion civil de Alemania, les era suministrada por una ventanilla; la consumian en soledad, utilizando solo la cuchara y un recipiente redondo, sin asas, bajo la atenta mirada del policia de turno. Luego, durante el juicio, pudieron comer en comun si lo deseaban y mejoro la alimentacion, segun comentaba ironico el coronel Andres: «Este es el racionamiento mas lujoso de Europa.» Tres comidas diarias compuestas, por ejemplo, de cereales hervidos para desayunar; sopa, verduras y carne y cafe, a mediodia; huevos, verdura y pan por la noche.

La limpieza de las celdas corria a cargo de los propios presos, con lo que se les mantenia entretenidos y se les aislaba de contactos exteriores, que les estaban prohibidos incluso con los policias norteamericanos. Un barbero aleman, prisionero de guerra, les afeitaba todos los dias, con maquinilla de cuchillas, en presencia de un policia, y un oficial controlaba las hojas de modo que ninguna pudiera ser sustraida.

Pese a todas esas precauciones, Ley, el reclutador de trabajo esclavo, se les escurrio entre los dedos. El borrachin, como le calificaba despectivamente Goering, estaba muy deprimido y aseguraba que no le importaba ser fusilado inmediatamente, pero no queria comparecer ante un juez como un criminar vulgar acusado de monstruosos delitos. Ley padecia un fuerte desequilibrio acentuado por la abstinencia

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