de alcohol. La noche del 25 de octubre el guardia le noto extraordinariamente agitado. Se retorcia las manos y murmuraba: «Todos esos judios muertos, millones, millones… ?no puedo dormir!» Luego parecio calmarse y fue al retrete. El policia dio la voz de alarma cuando vio sus pies en la misma posicion quince minutos despues. Ley estaba muerto. Se habia llenado la boca de trapos y con una toalla enrollada se habia colgado de la tuberia de la cisterna, dejandose asfixiar poco a poco, sentado en la taza del retrete…

Cuando comenzo el juicio, mejoraron un tanto las condiciones de vida dentro de la carcel. Quienes lo deseaban podian asistir a la misa dominical en la capilla del palacio; generalmente, solo iban Von Papen, Frank, Kaltenbrunner y Seyss-Inquart, seguidos a corta distancia por dos policias militares. Tambien se les permitia dos paseos diarios por el patio -en fila y sin hablar- o, si llovia, en el gimnasio cubierto. Era este una gran sala polvorienta, cuyos aparatos estaban amontonados en un rincon; pero lo que mas llamaba alli la atencion era una inmensa montana de papeles: 20 toneladas de documentos empleados en el proceso y clasificados en legajos.

RESPONSABLES ANTE LA LEY

Finalmente, el 20 de noviembre de 1945, se abrio la gran sala, en forma de T, del Palacio de Justicia de Nuremberg, conocida como Sala 600. Alli fueron trasladados los 21 personajes que, finalmente, iban a ser procesados. Entre ellos no estaba Bormann, que sera juzgado en ausencia, ni Krupp, casi octogenario, que fue dispensado del juicio tal como se ha dicho.

La sala esta atestada de publico; 150 periodistas -entre ellos el famoso novelista John Dos Pasos o el que seria uno de los mejores biografos de Hitler, Alan Bullock-, fotografos, abogados, cerca de un centenar de funcionarios de las cuatro fiscalias que ejerceran la acusacion -al frente de la norteamericana se encontraba el juez Jackson-, interpretes… unas 500 personas en total, que se fijan sin disimulo en los 21 acusados. A las 10.03 horas de la manana penetran en la corte los ocho jueces -cuatro titulares y cuatro suplentes, un titular y un suplente por cada uno de los «Cuatro Grandes»- que soportan una lluvia de fogonazos de flash, hasta que, finalmente, a las 10.15 h, el presidente, el juez britanico Geoffrey Lawrence, logra imponer silencio: «La vista queda abierta.»

Algunos jerarcas nazis se encontraron alli despues de largo tiempo sin verse. Ese fue el caso de Rudolf Hess, cuatro anos prisionero en el Reino Unido, que fue llevado a Nuremberg cuando el juicio estaba a punto de comenzar. El que fuera lugarteniente de Hitler estaba loco, segun aseguraban los psiquiatras, y era o se hacia pasar por amnesico. Hess, al ver a Goering en el banquillo de los acusados, cuando ya se sentaba el tribunal internacional, le espeto alegremente: «Este usted tranquilo, mariscal. Cuando estos fantasmas se volatilicen, usted sera nombrado Fuhrer del Reich.»

Hubo algunas risitas nerviosas y disimuladas en el banquillo, pero se calmaron inmediatamente porque ya comenzaba su discurso preliminar el juez Jackson:

«… La Justicia ha de alcanzar a aquellos hombres que se arrogan un gran poder y que, basandose en el y previa consulta entre ellos, provocan una catastrofe que no deja inmune hogar alguno de este mundo… el ultimo recurso para impedir que las guerras se repitan periodicamente y se hagan inevitables por desprecio a las leyes internacionales es hacer que los estadistas sean responsables ante estas leyes.»

El juez norteamericano sentaba el principio de que los estadistas deberian ser juzgados por las guerras que provocasen. No dijo, sin embargo, que las responsabilidades alcanzarian solo a los que las perdieran, pero lo cierto es que jamas ha sido juzgado el vencedor. Nuremberg, partiendo, por supuesto, de las terribles responsabilidades nazis, fue un proceso de vencedores contra vencidos. Por ejemplo, la defensa no pudo hacer valer el acuerdo germano-sovietico de 1939 a la hora de juzgar las responsabilidades por la invasion de Polonia. Mas ejemplos: se acuso a muchos marinos alemanes de que sus submarinos no habian recogido a los supervivientes de sus hundimientos y a muchos pilotos de disparar sobre los tripulantes de los aviones derribados que se lanzaban en paracaidas… justo lo mismo que habian hecho numerosos submarinos y pilotos aliados.

Los dirigentes nazis fueron acusados de cometer estragos contra la poblacion civil, pero a nadie se juzgo por la destruccion sistematica de las ciudades alemanas ni por los bombardeos casi exclusivamente dirigidos contra los civiles, como en el caso de Dresde; ni los sovieticos se sentaron en el banquillo por la matanza de Katin, en Polonia, o por su barbara ocupacion del este de Alemania; ni los checos comparecieron por el genocidio cometido contra los sudetes o contra los soldados y civiles alemanes capturados tras la retirada de la Wehrmacht; ni Tito por sus represalias contra los civiles de Croacia y Eslovenia…

Para salvar contradicciones tan evidentes se habia reunido a finales de junio de 1945 en Londres una cumbre de juristas en representacion de las potencias vencedoras. Sus deliberaciones fueron secretas, pero anos despues se publicaron sus conclusiones:

a) Solo se debatirian los hechos realizados por los acusados y no se discutirian otros asuntos.

b) Se eliminaria toda disquisicion sobre si cada acusacion era o no una violacion del Derecho internacional. Sencillamente se creaba un derecho internacional a la medida, en el que estarian tipificadas las violaciones responsabilidad de los acusados.

c) Para incriminar personalmente a los acusados de las decisiones adoptadas por el III Reich y en las que no hubieran tomado parte de forma directa se creo la tesis de la «conspiracion»: quiza no dieron personalmente la orden, ni la firmaron o ni siquiera se hallaran en el centro de decisiones, pero «estaban en el ajo», formaban parte de la «conspiracion», por tanto eran personalmente responsables…

Aquella conferencia, que aprobo la eleccion de Nuremberg como sede del magno proceso, sento tambien las bases sobre los estatutos del proceso y determino con rotunda claridad que en 1945 no se repetiria la farsa de los procesos de 1921 por las responsabilidades de la Gran Guerra, por lo que los unicos procesados serian los vencidos y de acuerdo con unas reglas predeterminadas que impedian las «habilidades» forenses.

Cuando se habla del proceso de Nuremberg se suele indicar el juicio contra los 22 jerarcas nazis (uno de ellos en ausencia, Bormann) que fueron encausados en primer lugar. Pero en Nuremberg hubo realmente 13 procesos consecutivos en los que fueron juzgados 199 colaboradores importantes de Hitler. Aqui solo se recuerda el primero de ellos, en el que estaba la crema del III Reich y en el que se reunio una representacion de cuanto se queria juzgar y condenar solemnemente.

a) Jefes del partido: Goering, amigo y sucesor de Hitler, ministro del aire; Rosenberg, el filosofo del partido; Streicher, «el mayor enemigo de los judios»; Ribbentrop, siete anos al frente del Ministerio de Exteriores; Schirach, jefe de las Juventudes Hitlerianas y Gauleiter de Viena; Seyss-Inquart, virrey nazi de los Paises Bajos, llamado «el verdugo de Holanda»; y Rudolf Hess, lugarteniente de Hitler hasta 1942.

b) Militares: Doenitz, almirante, jefe de la Marina y sucesor de Hitler; Raeder, jefe de la Marina hasta 1943; Keitel, mariscal, jefe del Alto Mando de la Wehrmacht, y Jodl, coronel general, jefe del Estado Mayor del Alto Mando de la Wehrmacht.

c) Funcionarios: Schacht, presidente del Reichsbank, ministro de Economia y ministro sin cartera hasta su caida en desgracia en 1943; Von Papen, que apoyo la llegada de Hitler a la Cancilleria, fue su vicecanciller y su embajador; Speer, arquitecto de Hitler y jefe de la produccion de armamento; Fritzsche, jefe de la radiodifusion en el Ministerio de Propaganda y colaborador de Goebbels; Funk, ministro de Economia y presidente del Reichsbank.

d) Genocidas y exterminadores: Kaltenbrunner, jefe de la Gestapo y uno de los responsables de la «solucion final»; Frick, protector de Bohemia y Moravia, donde deporto a todos los judios hacia los campos de exterminio; Frank, gobernador de Polonia, corresponsable del exterminio de mas de 6.000.000 de judios y polacos; Sauckel, responsable del Reich en Turingia, donde recluto forzosamente a mas de 5.000.000 de obreros-esclavos; y Von Neurath, primer protector de Bohemia y Moravia, puesto del que debio dimitir por «falta de dureza».

Deseaban los aliados un grupo mas: los industriales que colaboraron al esfuerzo militar nazi. Para eso fue detenido el octogenario Gustav Krupp, pero estaba en tan mal estado de salud que desistieron de sentarle en el

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