una nueva etapa del declive paterno; pero vio lo bastante para refrendar su creciente entendimiento de lo que podia o debia ser un hombre. En los cuentos de caballerias y romanticos que le contaba su madre habia pocos pasajes para ilustradores beodos.

El padre de Arthur pintaba acuarelas y trataba de completar sus ingresos vendiendo sus obras. Pero su caracter generoso se inmiscuia continuamente; regalaba sus pinturas a cualquiera o como mucho las daba por unos cuantos peniques. Sus temas podian ser delirantes y tremendos, y con frecuencia evidenciaban su talante natural. Pero lo que mas le gustaba pintar, y por lo que mas se recuerdan sus pinturas, eran hadas.

George

A George lo mandan a la escuela del pueblo. Lleva un cuello alto almidonado, con una pajarita floja para ocultar el pasador, un chaleco abotonado hasta justo debajo de la pajarita y una chaqueta con solapas altas, casi horizontales. Otros chicos no van tan pulcros: algunos llevan jerseis toscos, de confeccion casera, o chaquetas holgadas que han heredado de hermanos mayores. Unos pocos usan cuello almidonado, pero solo Harry Charlesworth lleva una corbata como George.

Su madre le ha ensenado las letras, su padre, sumas sencillas. La primera semana le sientan en los pupitres al fondo de la clase. El viernes le haran un examen y le asignaran un sitio segun su inteligencia: los chicos despiertos se sientan en las filas delanteras, los estupidos en las de atras; la recompensa por los progresos es que te coloquen mas cerca del maestro, de la sede de la instruccion, el conocimiento, la verdad. El maestro, que es el senor Bostock, luce una chaqueta de tweed, un chaleco de lana y una camisa con las puntas del cuello prendidas por detras de la corbata con un alfiler de oro. Bostock lleva un sempiterno sombrero de fieltro marron y lo deposita encima de la mesa durante las clases, como si no se fiara de el fuera de su vista.

Cuando hay un descanso entre lecciones, los chicos salen a lo que llaman el patio, que no es mas que una zona de hierba pisoteada que mira a traves de campos abiertos hacia la mina lejana. Los chicos que ya se conocen empiezan a pelearse al instante. George nunca ha visto peleas entre chicos. Mientras observa, Sid Henshaw, uno de los mas brutos, se acerca y se le pone delante. Henshaw hace muecas comicas, se estira con los meniques las comisuras de la boca y con los pulgares mueve las orejas hacia delante.

– Encantado, yo me llamo George.

Es lo que le han ensenado a decir. Pero Henshaw sigue gorjeando y moviendo las orejas.

Algunos chicos proceden de granjas, y George piensa que huelen a vaca. Otros son hijos de mineros y parece que hablan distinto. George se aprende los nombres de sus condiscipulos: Sid Henshaw, Arthur Aram, Harry Boam, Horace Knighton, Harry Charlesworth, Wallie Sharp, John Harriman, Albert Yates…

Su padre dice que va a hacer amistades, pero no sabe muy bien como se hace eso. Una manana, Wallie Sharp se le acerca por detras en el patio y le susurra:

– Tu no eres de los nuestros.

George se da media vuelta.

– Encantado, yo me llamo George -repite.

Al final de la primera semana el senor Bostock les pone un examen de lectura, ortografia y sumas. Comunica los resultados la manana del lunes y despues cambian de pupitres. George es bueno leyendo del libro que tiene delante, pero falla en ortografia y aritmetica. Le dicen que se quede al fondo del aula. No lo hace mejor el viernes siguiente, ni al otro. Esta ya rodeado de hijos de granjeros y de mineros que no se preocupan de donde les sientan, y que mas bien consideran una ventaja estar mas lejos del maestro, porque pueden portarse mal. George siente que poco a poco le estan alejando del camino, la verdad y la vida.

Bostock golpea la pizarra con un pedazo de tiza.

– Esto, George, mas esto -(toc)-, ?es igual a que? -(toc, toc).

Todo esta borroso dentro de la cabeza de George, que aventura una cifra:

– Doce -dice, o-: Siete y medio.

Los chicos de las primeras filas se rien, y los hijos de granjeros se les unen cuando se dan cuenta de que la respuesta es incorrecta.

Bostock suspira, mueve la cabeza y pregunta a Harry Charlesworth, que siempre esta en la primera fila y tiene la mano continuamente levantada.

– Ocho -dice Harry, o-: Trece y un cuarto.

Bostock mueve la cabeza en direccion a George para indicarle lo burro que ha sido.

Una tarde, en el camino a la vicaria, George se hace sus cosas encima. Su madre le desnuda, le mete en el bano, le restriega, vuelve a vestirle y le lleva a ver al padre. Pero George no puede explicarle por que, a sus casi siete anos, se ha comportado como un bebe de panales.

Ocurre de nuevo, y otra vez mas. Sus padres no le castigan, pero la decepcion evidente que les causa su primogenito -lerdo en la escuela, un bebe en el trayecto a casa- surte el mismo efecto que cualquier castigo. Hablan de el por encima de su cabeza.

– El nino ha heredado tus nervios, Charlotte.

– En todo caso, no puede ser la denticion.

– Podemos descartar un resfriado, porque estamos en septiembre.

– Y un alimento indigesto, ya que a Horace no le ha afectado.

– ?Que queda?

– La ultima causa que menciona el libro es el miedo.

– George, ?tienes miedo de algo?

George mira a su padre, el alzacuello reluciente, la cara ancha y seria de encima, la boca que habla la verdad a menudo incomprensible desde el pulpito de St. Mark y los ojos negros que le ordenan que diga la verdad. ?Que va a decir? Tiene miedo de Wallie Sharp, de Sid Henshaw y de algunos mas, pero decirlo seria denunciarlos. De todos modos, no es lo que mas le asusta. Al final dice:

– Tengo miedo de ser un estupido.

– George -contesta su padre-, sabemos que no eres un estupido. Tu madre y yo te hemos ensenado las letras y las sumas. Eres un chico despierto. Sabes sumar en casa pero no en la escuela. ?Puedes decirnos por que?

– No.

– ?El senor Bostock os ensena de un modo distinto?

– No, padre.

– ?Has dejado de intentarlo?

– No, padre. Las se hacer en el libro pero no en la pizarra.

– Charlotte, creo que deberiamos llevarle a Birmingham.

Arthur

Arthur tenia tios que observaban la decadencia de su hermano y compadecian a su familia. La solucion que adoptaron fue enviar a Arthur a Inglaterra para que lo instruyeran los

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