Les cuenta historias emocionantes que George sigue con facilidad, como la de Daniel en el foso de los leones y la del horno de fuego ardiendo. Pero otros relatos resultan mas dificiles. Cristo ensenaba por medio de parabolas, y George descubre que no le gustan. Por ejemplo, la del trigo y la cizana. Entiende el pasaje en que el enemigo siembra cizana entre el trigo, y por que no hay que recoger la cizana para no arrancar al mismo tiempo el trigo; no obstante, no esta muy convencido, porque ve muchas veces a su madre desbrozando el jardin de la vicaria y ?que es desbrozar, sino recoger la cizana antes de que ella y el trigo hayan crecido por completo? Pero aun obviando este problema no logra comprender. Sabe que la historia trata de otra cosa -por eso es una parabola-, pero su mente no acierta a descubrir que es.
Le habla a Horace del trigo y la cizana, pero Horace ni siquiera sabe lo que es la cizana. Horace es tres anos mas joven que George, y Maud es tres anos mas joven que Horace. Como es una chica, y ademas la benjamina, Maud no es tan fuerte como los dos chicos, cuyo deber, les han dicho, es protegerla. No les especifican que representa este deber; al parecer, consiste sobre todo en no hacer cosas: no atizarle con palos, no tirarle del pelo y no hacer ruidos delante de su cara, como le gusta hacer a Horace.
Pero George y Horace demuestran ser incapaces de proteger a Maud. Empiezan las visitas del medico y sus inspecciones periodicas sumen a la familia en un estado de inquietud. George se siente culpable cada vez que llega el medico y se quita de en medio, por si le identifican como la causa principal de la enfermedad de su hermana. Horace no siente esa culpa y alegremente pregunta si puede subir el maletin del medico.
Cuando Maud tiene cuatro anos, deciden que es demasiado fragil para dejarla sola toda la noche, y no pueden confiarla al cuidado de George ni de Horace, ni tampoco a los dos juntos. En adelante, la nina dormira en la habitacion de su madre. Al mismo tiempo deciden que George dormira con su padre y Horace ocupara el solo el cuarto de los ninos. George tiene diez anos y Horace siete; quiza piensen que se acerca la edad de los pecados y que no hay que dejar juntos a los dos chicos. No dan explicaciones ni nadie las pide. George no pregunta si dormir en el cuarto de su padre es un castigo o una recompensa. Las cosas son asi y punto en boca.
George y su padre rezan juntos, arrodillados uno al lado del otro sobre los tablones fregados. Luego George se sube a la cama mientras el padre cierra la puerta con llave y apaga la luz. Mientras se queda dormido, George piensa a veces en el suelo y en que a el tienen que restregarle el alma igual que refriegan los suelos.
Al padre le cuesta conciliar el sueno y tiene tendencia a gemir y resollar. A veces, muy temprano, cuando el alba empieza a asomar por los bordes de las cortinas, el padre le catequiza.
– George, ?donde vives?
– En la vicaria de Great Wyrley.
– En Staffordshire, senor.
– ?Y donde esta eso?
– En el centro de Inglaterra.
– ?Y que es Inglaterra, George?
– Inglaterra es el corazon palpitante del Imperio, senor.
– Bien. ?Y que es la sangre que fluye por las arterias y las venas del Imperio hasta llegar incluso al confin mas lejano?
– La Iglesia anglicana.
– Bien, George.
Y al cabo de un rato el padre vuelve a gemir y resollar. George ve que se afianza el contorno de la cortina. Tumbado en la cama, piensa en arterias y venas que trazan lineas rojas en el mapa del mundo y unen a Gran Bretana con todos los lugares coloreados de rosa: Australia, India, Canada y, por doquier, islas representadas por puntos. Piensa en tuberias que se tienden a lo largo del lecho del oceano como cables telegraficos. Piensa en la sangre que borbotea en todas estas tuberias y que emerge en Sydney, Bombay, Ciudad del Cabo. Lineas de sangre, es una palabra que ha oido en algun sitio. Empieza a adormecerse con el latido de la sangre en los oidos.
Arthur
Arthur aprobo el bachillerato con matricula de honor, pero como solo tenia dieciseis anos le mandaron un ano mas a los jesuitas de Austria. En Feldkirch descubrio un regimen mas benevolo, que le permitia beber cerveza y dormitorios caldeados. Daban largos paseos en los que chicos de habla alemana flanqueaban adrede a los alumnos ingleses, para asi obligarles a hablar la lengua extranjera. Arthur se nombro a si mismo redactor jefe y unico colaborador de la
Al volver a Edimburgo, descubrio que su padre estaba internado en una casa de reposo, oficialmente aquejado de epilepsia. No habria mas ingresos, ni siquiera unas monedas de vez en cuando, procedentes de acuarelas de hadas. Asi que Annette, la hermana mayor, estaba ya en Portugal, trabajando de institutriz; Lottie pronto se reuniria con ella y las dos enviarian dinero a casa. El otro recurso al alcance de la madre era admitir inquilinos. A Arthur le avergonzo y ofendio esta iniciativa. Su madre era la ultima persona del mundo que debiera verse rebajada a la condicion de casera.
– Pero Arthur, si la gente no tomara inquilinos, tu padre nunca habria venido a vivir con la abuela Pack y yo no le habria conocido.
Arthur juzgo que este argumento era incluso mas fuerte que los suyos en contra de los huespedes. Guardo silencio porque sabia que no se le consentia criticar a su padre en modo alguno. Pero era una insensatez pretender que su madre no habria podido encontrar un mejor partido.
– Y si eso no hubiera ocurrido -prosiguio ella, sonriendole con aquellos ojos grises a los que el nunca podria desobedecer-, no solo no existiria Arthur, sino que tampoco existirian Annette ni Lottie ni Connie, ni Innes ni Ida.
Lo cual era indiscutible y tambien una de aquellas insolubles adivinanzas metafisicas. Ojala Partridge estuviera alli para ayudarle a debatir la cuestion: ?seguirias siendo el mismo, o al menos en gran parte, si tuvieras otro padre? Si no, se deducia que sus hermanas tampoco habrian seguido siendo ellas mismas, en especial Lottie, a la que mas queria, aunque decian que Connie era la mas bonita. Alcanzaba a imaginarse a si mismo distinto, pero el cerebro no conseguia cambiar un apice de Lottie.
Arthur quiza habria tolerado la respuesta de su madre a su degradada situacion social si no hubiera conocido ya al primer inquilino. Bryan Charles Waller: solo seis anos mayor que Arthur, pero ya medico titulado. Asimismo era un poeta publicado, a cuyo tio le habian dedicado
Tambien era desenvuelto y encantador con Arthur, lo que sentaba como un tiro al corpulento, patoso y tozudo ex colegial recien vuelto de Austria. Waller se conducia como si entendiera a Arthur incluso cuando Arthur no parecia entenderse a si mismo, y cuando sentado frente a la lumbre se sentia tan absurdo como si tuviera una bombarda de dos vueltas enroscada alrededor del cuello. Queria lanzar un toque de protesta, tanto mas cuanto Waller fingia leer en el fondo de su alma y -lo mas irritante- tomarse en serio lo que alli encontraba y a la vez en broma, sonriendo como si toda la confusion que habia detectado no fuera