Y dicho esto, se marcha. Arthur se precipita a la barandilla, furioso e impotente; observa el gorro blanco de su madre como si le condujera hasta Jean. Retiran la plancha, recogen las sogas; el
Durante la travesia, se le levanta el animo a medida que comprende mejor las razones de que se haya alistado. Por deber y para dar ejemplo, por supuesto; pero tambien por motivos egoistas. Se ha convertido en un hombre mimado y premiado que necesita purificar el espiritu. Lleva un tiempo excesivo a salvo, ha perdido musculo y requiere peligro. Lleva un tiempo excesivo entre mujeres, lo cual es muy confuso, y ansia el mundo de los hombres. Cuando el
En Bloemfontein, las tiendas del hospital estan en el campo de criquet; el pabellon principal es la caseta del vestuario. Arthur ve muchas muertes, aunque matan mas las fiebres tifoideas que las balas boers. Pide cinco dias de permiso para seguir el avance del ejercito hacia el norte, vadeando el rio Vet rumbo a Pretoria. De regreso, al sur de Brandfort, detiene a su grupo un basuto a lomos de una montura peluda que les habla de un soldado britanico que yace herido a unas dos horas de distancia. Por un florin, contratan al informante como guia. Es un largo trayecto, primero a traves de maizales y despues a lo largo del
Arthur ha visto todo genero de muertes en Sudafrica, pero la que recordara siempre es la de aquel australiano. Una contienda limpia, aire libre y una causa justa: no concibe una muerte mejor.
A su retorno, sus cronicas patrioticas de la guerra merecen la aprobacion de las mas altas esferas de la sociedad. Es el interregno entre la muerte de la antigua reina y la coronacion del nuevo rey. Le invitan a comer con el futuro Eduardo VII y le sientan a su lado. Le indican a las claras que si el doctor Conan Doyle tuviera a bien aceptarlo, hay un titulo de caballero en la lista de nombramientos con motivo de la coronacion.
Pero Arthur declina el ofrecimiento. Ese titulo es la placa de un alcalde de provincias. Los grandes hombres no aceptan esas baratijas. Imaginense a Rhodes, Kipling o Chamberlain aceptando semejante cosa. No es que Arthur se considere su igual, pero ?por que sus haremos habrian de ser inferiores a los de ellos? Un titulo de caballero es lo que suenan individuos como Alfred Austin y Hall Caine… si tienen la suerte de que se les de la oportunidad.
La madre de Arthur siente a la vez incredulidad y rabia. ?Para que todo aquello, sino para esto? Arthur es el nino que fabricaba ostentosos escudos de carton en la cocina de Edimburgo, el chico al que ensenaron cada tramo de su ascendencia hasta los Plantagenet. Es el hombre cuyo coche de caballos luce la divisa familiar, cuyo vestibulo celebra a sus antepasados en una vidriera. Es el nino al que inculcaron las reglas de la caballeria y el hombre que las cumple, que ha ido a Sudafrica a instancia de su sangre belicosa: la de Percy y Pack, la de Doyle y Conan. ?Como se atreve a rechazar el titulo de caballero del reino cuando toda su vida ha aspirado a una culminacion semejante?
La madre le bombardea con cartas; para cada argumento Arthur dispone de una replica. Insiste en que no sigan hablando del asunto. Las cartas cesan; el se declara tan aliviado como Mafeking [18]. Y ella entonces llega a Undershaw. Toda la casa sabe porque ha venido esa matriarca menuda y de gorro blanco, que es tanto mas dominante porque nunca alza la voz.
Hace esperar a Arthur. No se lo lleva aparte ni le propone dar un paseo. No llama a la puerta de su estudio. Le deja solo durante dos dias, a sabiendas del efecto que obrara la espera sobre sus nervios. Por fin, la manana de su partida, se apuesta en el vestibulo donde la luz se filtra por entre los blasones de cristal que es una verguenza que omitan a los Foley de Worcestershire, y hace una pregunta.
– ?No se te ha ocurrido pensar que rechazar el nombramiento seria un insulto al rey?
– Te digo que no puedo aceptarlo. Es una cuestion de principios.
– Bueno -dice ella, mirandole con esos ojos grises que despojan a su hijo de anos y de fama-. Esta claro que no puedes mostrar tus principios por medio de un insulto al rey.
Y asi, cuando todavia se oye el eco de las campanas de la semana de actos de la coronacion, Arthur es introducido en un redil del palacio de Buckingham cercado por una cuerda de terciopelo. Despues de la ceremonia se encuentra al lado del profesor -ahora sir- Oliver Lodge. Podrian haber hablado de la radiacion electromagnetica, del movimiento relativo de la materia y el eter o hasta de la admiracion que ambos profesan por el nuevo monarca. Sin embargo, los dos nuevos caballeros de Eduardo hablan de telepatia, telequinesis y la fiabilidad de los mediums. Sir Oliver esta convencido de que lo fisico y lo psiquico son cosas tan proximas como sugieren las letras que comparten ambas palabras. De hecho, recientemente jubilado como presidente de la Sociedad Fisica, sir Oliver es ahora presidente de la Sociedad de Investigaciones Parapsicologias.
Discuten sobre los meritos relativos de la senora Piper y Eusapia Paladino, y sobre si Florence Cook es algo mas que una farsante habilidosa. Lodge le refiere que ha asistido a las sesiones de Cambridge en que pusieron a prueba las dotes de Paladino, sometida a las condiciones mas estrictas, en una secuencia de diecinueve sesiones. La ha visto producir formas ectoplasmicas; tambien, guitarras que tocan solas mientras flotan en el aire. Ha presenciado como un tarro lleno de junquillos era transportado desde una mesa al fondo de la habitacion y sostenido sin ningun soporte, por turnos, debajo de las narices de cada asistente.
– Si yo hiciera de abogado del diablo, sir Oliver, y le dijera que unos magos se han ofrecido a reproducir las hazanas de esa mujer, y que en algunos casos lo han conseguido, ?que diria usted?
– Diria que, en efecto, es posible que Paladino recurra a trucos en ocasiones. Por ejemplo, hay veces en que la expectacion de los asistentes es grande y los espiritus se muestran poco comunicativos. La tentacion es obvia. Pero esto no quiere decir que los espiritus que se desplazan a traves de ella no sean verdaderos y autenticos. -Hace una pausa-. ?Sabe lo que dicen los que se burlan, Doyle? Dicen: desde el estudio del protoplasma al estudio del ectoplasma. Y yo respondo: entonces acuerdense de quienes en aquella epoca no creian en el protoplasma.
Arthur se rie.
– ?Y puedo preguntarle cual es su posicion actual?
– ?Mi posicion actual? Hace veinte anos que investigo y experimento. Todavia queda mucho por hacer. Pero diria que, basandome en mis descubrimientos hasta ahora, es mas que posible, de hecho es probable, que la mente sobreviva a la disolucion fisica del cuerpo.
– Me anima usted mucho.