Antes/despues. Otras mutilaciones. Farrington.

Y esto era todo por el momento. Arthur dio una chupada a la pipa y dejo que la vista vagara por las listas, preguntandose que puntos eran fuertes y cuales debiles. Farrington, por ejemplo. Farrington era un minero rudo que trabajaba para la mina de Great Wyrley y habia sido condenado en la primavera de 1904 -justo por la epoca en que a George le trasladaron de Lewes a Portland- por mutilar a un caballo, dos ovejas y un cordero. Naturalmente, la policia sostuvo que el sujeto, a pesar de ser un zafio y un analfabeto que se pasaba el dia en tabernas, era un complice del famoso criminal Edalji. «Almas gemelas obvias», penso Arthur con sarcasmo. ?Farrington conduciria a algun sitio o no llevaria a ninguna parte? ?Habia delinquido por una mera emulacion?

Quiza obtuviera algunas pistas del mercenario Brookes y el misterioso Speck. Un nombre raro, Speck, aunque el unico lugar adonde llevaba a su cerebro era a Sudafrica. Cuando estuvo en el pais habia comido cantidades de speck, como llamaban a la forma colonial de beicon. A diferencia de la version inglesa, se obtenia de toda una serie de animales; de hecho, recordaba que en una ocasion habia comido speck de hipopotamo. ?Donde habia sido? ?En Bloemfontein o en el viaje al norte?

Ahora su mente vagaba erratica. Y Arthur sabia por experiencia que la unica manera de concentrarse era despejarse. Holmes habria tocado el violin o quiza hubiera sucumbido a aquella licencia que a su creador le avergonzaba hoy dia haberle atribuido. No habia jeringa de cocaina para Arthur: depositaba su confianza en una bolsa de palos de golf con mango de nogal.

Siempre habia considerado que, en teoria, era un juego ideal para el. Exigia una combinacion de ojo, cerebro y cuerpo: idoneo para un oftalmologo convertido en escritor que todavia conservaba el vigor fisico. Asi era, al menos en teoria. En la practica, el golf te seducia y luego te esquivaba. ?Como le habia hecho bailar por el mundo!

Mientras se dirigia al Club Hankley al volante de su automovil, recordo el campo de golf rudimentario que habia delante del hotel Mena House. Si dabas efecto a tu chive, corrias el riesgo de que la pelota aterrizara en la tumba de algun Ramses o Tutmosis de la antiguedad. Una tarde, un transeunte, al ponderar el juego vigoroso pero imprevisible de Arthur, hizo el comentario cortante de que en Egipto se pagaba un impuesto especial por excavar. Pero incluso aquel recorrido fue superado en rareza por el golf que habia jugado en la casa de Kipling en Vermont. Era por noviembre y habia ya nieve espesa en el suelo, y apenas golpeabas una pelota se volvia invisible. Por suerte, uno de ellos -y todavia discutian sobre cual de los dos- tuvo la idea de pintar de rojo las pelotas. Lo singular, sin embargo, no se limito a esto, porque la costra helada de nieve daba una velocidad fantastica al mas minimo golpe decente. Hubo un momento en que el y Rudyard lanzaron un drive cuesta abajo; nada frenaba a las pelotas vistosas, que patinaron mas de tres kilometros hasta hundirse en el rio Connecticut. Mas de tres kilometros: es lo que el y Rudyard siempre sostuvieron, y al diablo el escepticismo de algunos clubs de golf.

La coqueta le favorecio aquel dia y al llegar a la calle dieciocho aun quedaba la oportunidad de bajar de 80. Si le salia un niblick hasta cerca del hoyo… Mientras contemplaba el tiro, de pronto cayo en la cuenta de que no jugaria muchas mas veces en aquel campo. Por la sencilla razon de que tendria que abandonar Undershaw. ?Abandonar Undershaw? Imposible, contesto maquinalmente. Si, pero inevitable. Habia construido la casa para Touie, que habia sido su primera y unica senora. ?Como podia llevar alli a Jean recien casada? No solo no era honorable, sino claramente indecente. Una cosa era que Touie, con toda su santidad, insinuara que quiza el volviera a casarse, y otra muy distinta llevar a la casa a su segunda esposa para gozar con ella de todos los placeres vedados a el y a Touie durante todas las noches de su vida juntos bajo aquel techo.

Estaba descartado, por supuesto. Pero que tacto, que inteligencia la de Jean por no haberselo senalado, por permitir que llegara el solo a esta conclusion. Era realmente una mujer extraordinaria. Y le conmovia aun mas que se interesase por el caso Edalji. No era caballeroso hacer comparaciones, pero Touie, aunque aprobase su mision, habria estado igualmente contenta si el hubiera fracasado o triunfado. Lo mismo, sin duda, haria

Jean, pero su interes lo cambiaba todo. Le animaba a tener exito en su empresa, por George, por la justicia y -para elevarlo mas-por el honor de su pais, pero tambien por su querida chica. Seria un trofeo que depositar a sus pies.

Enardecido por estas emociones, Arthur lanzo su primer putt cuatro metros y medio mas alla del hoyo; el siguiente se le quedo corto de dos metros y a continuacion volvio a fallar el golpe. Un 82 en vez de 79: si, en efecto, habia que mantener a las mujeres fuera del campo de golf. No solo fuera de las calles y los greens, sino tambien fuera de la cabeza de los jugadores, porque de lo contrario se producia el caos, como acababa de suceder. Jean habia expresado una vez el deseo de jugar al golf, y por entonces el habia respondido con moderado entusiasmo. Pero era a todas luces una mala idea. Por el bien de la armonia civica, no solo habia que excluir del sufragio al sexo debil.

Al volver a Undershaw vio en el correo de la tarde una comunicacion del senor Kenneth Scott, de Manchester Square.

– ?Ya lo tenemos! -grito mientras abria de una patada la puerta de Wood-. ?Ya lo tenemos!

Su secretario miro el papel que sir Arthur le puso delante. Leyo:

Ojo derecho:

8,75 diopt. esfer.

1,75 diopt. cilin. eje 90'

Ojo izquierdo:

8,25 diopt. esfer.

– Vera, le pedi a Scott que paralizase el ajuste con atropina, para que los resultados fueran totalmente independientes del paciente. Por si alguien trataba de alegar que George fingia ceguera. Es el resultado exacto que yo esperaba. ?Roca solida! ?Incontrovertible!

– ?Puedo preguntar que significa exactamente eso? -dijo Wood, que encontraba mas facil ese dia el papel de Watson.

– Significa, significa…; en todos los anos en que ejerci de oftalmologo, no recuerdo una sola vez en que corrigiera una graduacion tan alta de miopia astigmatica. Mire, escuche lo que escribe Scott. -Recupero la carta-. «Como todos los miopes, al senor Edalji le tiene que resultar dificil en todo momento ver con claridad objetos situados a mas de unos centimetros, y en la oscuridad le seria practicamente imposible orientarse en cualquier lugar que no conociese a la perfeccion.»

»En otras palabras, Alfred, en otras palabras, senores del jurado, esta tan ciego como un topo. Salvo, por supuesto, en que el topo, a diferencia de nuestro amigo, sabria orientarse en un campo una noche oscura. Ya se lo que hare. Lanzare un desafio. Me brindare a encargar unas gafas con esta receta, y asegurare que si algun defensor de la policia se las pusiera de noche, no sabria encontrar el camino desde la vicaria hasta el campo y vuelta en menos de una hora. Apostare mi reputacion. ?A que viene esa expresion de duda, senor del jurado?

– Solo le estaba escuchando, sir Arthur.

– No, expresaba duda. Reconozco esa expresion cuando la veo. Vamos, hagame la pregunta obvia.

Wood suspiro.

– Solo me estaba preguntando si la vista de George no podria haberse deteriorado durante tres anos de trabajos forzados.

– ?Aja! He adivinado que pensaria eso. No es en absoluto el caso. La ceguera de George es un estado estructural permanente. Es oficial. Era tan grave en 1903 como ahora. Y ni siquiera tenia gafas entonces. ?Alguna otra pregunta?

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