Xie y Chen se sentaron en sendas tumbonas de plastico. Medio recostado, Chen penso en lo que Huan Daoji, un general de la dinastia oriental Jing, dijo al ver un gran arbol: «El arbol ha crecido asi, pero ?que hay del hombre?».

A Chen le sorprendio ver una ardilla corretear por el cesped, algo que no habia visto nunca en ninguna otra zona de la ciudad. Influidos quiza por el aire de melancolia que envolvia el jardin, los dos hombres tardaron algunos minutos en empezar a hablar. Entonces Xie suspiro, tras cruzar y descruzar las piernas.

– ?Le preocupa alguna cosa, senor Xie?

– Bueno, los de la inmobiliaria Viento del Este han venido de nuevo para hacerme una oferta por la casa. Quieren derribarla y construir un complejo residencial de lujo.

– No tiene por que vendersela -respondio Chen, acercando su silla a la de Xie-. En el mercado actual, su casa vale una autentica fortuna.

– La oferta que me han hecho es ridicula. Y es lo maximo que piensan pagar, pero eso es irrelevante. No pienso vender. No soy nada sin la casa. Pero el comprador tiene contactos, con la «manera blanca» y la «manera negra».

Quiza no fuera la primera vez que le hacian una oferta por la casa; sin embargo, la posible implicacion de esos contactos, es decir, los gangsteres de la Triada y los funcionarios del Gobierno, respectivamente, resultaba mas angustiante de lo que Xie podia soportar. Chen habia oido muchas historias acerca de los poderosos promotores inmobiliarios.

– Un comprador asi es capaz de cualquier cosa -concluyo Xie.

Su casa tiene valor historico -comento Chen pensativamente- y por eso deberia conservarse. Oficialmente, quiero decir. De ese modo nadie podria arrebatarsela con tanta facilidad, aunque tuviera contactos con la «manera blanca» y la «manera negra». Casualmente, yo conozco a alguien en el Gobierno municipal. Si le parece bien, puedo hacer un par de llamadas en su nombre.

– ?Me admiran sus recursos! -exclamo Xie. Una sonrisa le ilumino el rostro-. Como le dije cuando nos conocimos, el senor Shen nunca me habia recomendado tan encarecidamente a nadie. Lo llame ayer y me explico que usted no solo esta bien relacionado, sino que es un autentico Menshang moderno, generoso y siempre dispuesto a ayudar a los demas. Apuesto a que tambien lo habra ayudado a el.

– ?Un Menshang moderno! ?Vamos! No se tome demasiado en serio lo que le diga. Shen es un poeta imposible.

– No soy un hombre de mundo, ya sabe a que me refiero, senor Chen. No se como podre agradecerselo. Si puedo contribuir de alguna forma a su proyecto literario, digamelo, por favor.

– No hace falta. Para mi es un autentico placer asistir a sus fiestas y a sus clases, o sentarme en el jardin como hoy. No hay otro sitio como este en toda la ciudad, y venir aqui me es muy util para mi proyecto. Charlemos un poco mas -propuso Chen, sonriendo-. Vengo de una familia normal y corriente. Mi padre era profesor. Para mi relacionarme con gente de buena familia es toda una experiencia. Con Jiao en particular. El primer dia que vine aqui, alguien me dijo que Jiao pertenece a una familia celebre, pero ella no habla nunca sobre este asunto.

– Viene de una familia ilustre, sin duda. Shang era su abuela, como sabe, pero puede que Jiao no sepa nada mas sobre ella.

– Me parece fascinante. ?Como ha acabado estudiando pintura con usted?

– Mi obra suele despertar interes por la tematica: las viejas mansiones. La mayoria ya han desaparecido, salvo en el recuerdo de alguien tan caduco como yo; sin embargo, parece que ultimamente se han vuelto a poner de moda -explico Xie con una sonrisa de disculpa-. Tal vez algunas alumnas vengan aqui para darselas de modernas, pero c reo que Jiao se lo toma en serio.

– No soy critico de arte, como ya sabe. Pese a ello, creo que las pinturas de Jiao tienen algo, algo caracteristico que las hace unicas, aunque no se como definirlo -dijo Chen, escogiendo las palabras con cuidado-. Aun es muy joven, y tiene mucho camino por delante. Estudia casi a tiempo completo aqui, ?verdad? Debe de tener bastantes ahorros.

– Yo tambien lo creo, pero nunca se lo he preguntado.

– ?Cree que sus padres le han dejado en herencia una gran fortuna? -inquirio Chen. Y luego anadio-: Solo lo pregunto por curiosidad.

– No, no lo creo -respondio Xie, levantando la vista y mirandolo a los ojos-. Conociendo las circunstancias de la muerte de su madre, es imposible que esta dejara nada en herencia a Jiao. Ademas, los Guardias Rojos se llevaron todos los objetos de valor que encontraron en la casa familiar.

– ?Como sufrio toda la familia! Tanto su abuela como su madre.

– Solo pensar en esos anos resulta deprimente.

Era obvio que Xie se sentia incomodo con el rumbo que tomaba la conversacion. Chen cambio de tema.

– La gente habla sobre los anos treinta y los anos noventa, como si el tiempo transcurrido entre ambos periodos se hubiera borrado igual que una mancha de cafe.

– Tiene toda la razon -respondio Xie echando una ojeada a su reloj-. Ah, ya es hora de acabar la clase. Tengo que volver a la casa.

– Por supuesto, senor Xie. Yo me quedare en el jardin un rato mas.

Chen se volvio ligeramente para ver bien la ventana del salon. No tardo en divisar la silueta de Xie dirigiendose de una alumna a otra, hablando, senalando, gesticulando. El inspector jefe no podia oir nada desde el otro extremo del jardin.

Saco el movil y llamo al Viejo Cazador, pero no consiguio contactar con el. Entonces vio una llamada perdida de Yong desde Pekin. Decidio no devolverle la llamada. Sabia que Yong querria hablar de Ling.

Dijiste que vendrias, pero solo en un sueno, y te fuiste sin dejar rastro,

como la luz de la luna que entraba por la ventana en la vigilia de la quinta

[noche.

El inspector jefe volvio a recordar los versos de Li Shangyin, su poeta favorito de la dinastia Tang. Despues de traducir una recopilacion de poemas de amor clasicos chinos, se habia planteado hacer una seleccion de poemas de Li Shangyin, puesto que ya habia traducido mas de veinte. Chen pensaba que algun dia tendria la oportunidad de recopilarlos. Habia estudiado los poemas de Li que hablaban del amor que el poeta sentia por la mujer con la que se caso, la hija del primer ministro Tang. No era una forma impersonal de leer poesia y T.S. Eliot no hubiera aprobado este enfoque.

Chen se fijo en que algunas alumnas recogian sus cosas en el salon y empezaban a irse.

Sin embargo, le parecio que Jiao continuaba retocando su esbozo. Y habia otra alumna, a la que Chen solo vio fugazmente.

Al cabo de unos minutos Xie tambien abandono el salon.

Chen permanecio sentado, como un escritor absorto en sus ensonaciones. Jiao salio entonces al jardin, vestida aun con el pantalon de peto. Caminaba de puntillas entre la hierba alta, descalza, deslizandose como una bailarina de piernas largas y elegantes. La muchacha le dirigio una sonrisa radiante.

– Hola. ?Lo esta pasando bien en el jardin, senor Chen? -pregunto-. Xie tiene dolor de cabeza. Permitame hacerle compania.

– Bueno, queria impregnarme de este ambiente. Para mi proyecto literario, ya sabe.

– El senor Xie me ha dicho que usted se ha ofrecido a ayudarlo. Es muy amable de su parte. Se lo agradecemos mucho -dijo Jiao, sentandose en el borde de la silla que hasta hacia poco ocupaba Xie.

A Chen no le sorprendio que Xie se lo hubiera contado, pero le intrigo que ella tambien se lo agradeciera.

– ?Pero si no es nada!

– No es nada para usted, pero para el lo es todo.

Su conversacion fue interrumpida por la llegada de Yang, otra de las alumnas de Xie.

– Ven conmigo manana por la noche, Jiao -le dijo la joven-. ?Como puede una chica como tu pasar tanto tiempo en un lugar tan decrepito como este? El mundo exterior es joven y apasionante. Tienen cine en casa, y una maquina de karaoke mejor que la del Money Cabinet.

Money Cabinet era el nombre del club de karaoke mas famoso de Shanghai. Yang probablemente se referia a una fiesta en casa de algun nuevo rico, mejor equipada incluso que el club.

Вы читаете El Caso Mao
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату