a Jiao e informaria de que el romantico inspector jefe estaba «acercandose» a la sospechosa.

Al fin y al cabo, era como decian dos versos de Sueno en el pabellon rojo:

Cuando lo ficticio es real, lo real es ficticio.

Donde no hay nada, esta todo.

Jiao veia en las pinturas de Xie algo que no solo resultaba invisible para los demas, sino que estaba estrechamente relacionado con la vida de Xie. Chen penso en el libro que Ling le habia enviado. En la obra los criticos afirmaban haber descubierto indicios de la crisis personal de Eliot en el manuscrito de La tierra baldia: su futuro como poeta parecia incierto, su matrimonio estaba a punto de fracasar, y su esposa era una neurotica insufrible. Segun los criticos, las alusiones al agua que aparecian en el poema simbolizaban todo aquello de lo que carecia el poeta en su vida, tanto desde una perspectiva fisica como metafisica.

A Chen le volvio una idea a la mente a la que ya le habia dado vueltas la noche en que le asignaron el caso Mao. Aquella noche, en plena confusion de pensamientos, vio la conexion entre la vida de Li Shangyin y su poesia. Por eso habia garabateado la palabra «poesia» en la caja de cerillas antes de dormirse. A la manana siguiente, sin embargo, ya habia olvidado que relacion podia tener aquella palabra con el caso Mao.

Se referia a la posibilidad de aprender algo a traves de la poesia de Mao.

No solo como critico, sino tambien como policia. Pese a todos los mensajes revolucionarios que aparecian en los poemas de Mao, algunos de los versos sin duda provendrian, de manera consciente o subconsciente, de su experiencia y de sus impulsos personales, hasta entonces nunca revelados y desconocidos para la gente. Si el Viejo Cazador consiguio extraer detalles personales del poema que Mao le escribio a Kaihui, Chen deberia ser capaz de descubrir nuevos datos, dada su formacion como critico literario.

En realidad, si que tenia algunos asuntos urgentes de los que encargarse, como le habia dicho a Jiao, antes de reunirse con ella para ir a cenar. Chen torcio por una bocacalle y tomo un atajo hasta la estacion del metro. Alli, en una libreria no demasiado grande, emplazada en el centro comercial subterraneo, el inspector jefe buscaria todos los libros que versaran sobre los poemas de Mao, como un maoista devoto.

8

Aquel domingo por la manana, el subinspector Yu se desperto temprano y alargo el brazo en busca de su esposa Peiqin, pero esta ya no estaba a su lado en la cama. Probablemente habria salido a comprar, supuso Yu. Solia ir al mercado a primera hora los domingos por la manana.

A Yu le parecio oir un sonido apagado que provenia del otro lado de la puerta. El edificio era viejo y albergaba a muchas familias; algunos de sus vecinos ya estarian en pie. El subinspector no se levanto. Encendio un cigarrillo y repaso mentalmente lo que habia hecho durante los ultimos dias.

Ahora que el Partido habia lanzado la consigna de crear una «sociedad armoniosa», el Departamento de Policia se veia abocado a adoptar de improviso un nuevo plan de accion. Se asignaron varios casos a la brigada de casos especiales, temporalmente bajo el mando de Yu durante la ausencia de Chen. A Yu no le parecieron tan especiales, aunque el secretario del Partido Li los veia desde otra perspectiva. Por ejemplo, la brigada recibio ordenes de vigilar a un periodista «alborotador» que habia intentado desenmascarar a los funcionarios involucrados, directa o indirectamente, en un caso de corrupcion. Li solto un sermon sobre como enfocar la investigacion en nombre de la «estabilidad politica» que era condicion previa para establecer una «sociedad armoniosa». El secretario del Partido condeno las acciones del periodista, porque podrian llevar a la gente a perder su fe en el Partido. Yu era incapaz de encarar con entusiasmo este tipo de misiones. Vigilar a alguien no significaba necesariamente ver algo, o hacer algo, se dijo de nuevo, dando una larga calada a su cigarrillo.

Sus divagaciones lo llevaron a pensar en las «vacaciones» no anunciadas del inspector jefe Chen. No era la primera vez que Chen se tomaba unas vacaciones de ese tipo, pero nunca sin contarselo a Yu. Por otra parte, Chen se habia puesto en contacto con el padre de Yu, el Viejo Cazador.

Segun el policia jubilado, la decision de Chen era del todo comprensible, ya que se trataba de una mision sumamente arriesgada. «Algunos conocimientos realmente pueden matar, hijo.»

Sin embargo, Yu se sentia decepcionado. Deberian haberle dicho de que tipo de mision se trataba; habia investigado muchos casos con Chen, siempre campeando el temporal en el mismo barco. Lo mas frustrante era que incluso el Viejo Cazador le escatimara informacion y carraspeara cuando intentaba obtener su ayuda. Yu sabia que habian contado con el solo porque tenia amistad con Hong, el policia del comite vecinal que estaba a cargo del distrito de Jiling. Probablemente el Viejo Cazador ya hubiera intentado contactar con Hong, pero sin exito. Ahora Yu tendria que investigar los antecedentes de alguien llamado Tan, que anos atras vivio en ese distrito. Ademas, debia mantenerse alerta por si veia o escuchaba cualquier cosa sobre Seguridad Interna en el Departamento.

Hong, al igual que Yu, tambien habia sido un «joven instruido» en la provincia de Yunnan, y habia ingresado en la policia de Shanghai el mismo ano que su amigo. Se conocian desde hacia mas de veinte anos. Hong coopero sin hacer ni una sola pregunta, pero la informacion que le proporciono dejo perplejo a Yu.

A mediados de la decada de los setenta, Tan, hijo unico de una familia capitalista, intento huir y cruzar la frontera con Hong Kong en compania de su novia Qian, procedente tambien de una «familia negra». Los atraparon en pleno intento. Tan recibio una paliza tan brutal que acabo suicidandose. Antes escribio una nota en la que asumia toda la responsabilidad, a fin de proteger a su novia de las consecuencias de su huida. No se cuestiono que fuera un suicidio, era mas que comprensible: por un «delito» como el suyo, Tan se hubiera podrido en la carcel los siguientes veinte o treinta anos.

Los padres de Tan murieron poco despues, mientras que Qian murio al cabo de dos anos. Una historia triste, pero ?que relacion guardaba con la mision de Chen alguien que habia muerto veinte anos atras? Yu no conseguia entenderlo.

Sin embargo, no se detuvo ahi y comenzo a investigar el pasado de Peng, otro amante de Qian. La investigacion inicial resulto infructuosa. En aquellos anos, se consideraba delito que una pareja mantuviera relaciones sexuales sin licencia matrimonial. Peng fue condenado a cinco anos de carcel por acostarse con Qian, diez anos mayor que el. Nunca se recupero. Tras ser puesto en libertad, no consiguio ningun trabajo estable. Y desde entonces Peng se destaco por su habilidad para ir tirando.

Yu no tenia ni idea de en que le seria util esta informacion a Chen, quien podria haberla obtenido facilmente con solo un par de llamadas.

Entretanto, Yu no habia oido nada acerca de las actividades de Seguridad Interna, al menos no dentro del Departamento. Tanto silencio lo escamaba. La reticencia del secretario del Partido Li a hablar de los dias de permiso de Chen era muy reveladora. Cuando Yu apago el cigarrillo, se sintio aun mas confundido que antes, y tambien mas solo.

No pudo evitar dormirse antes de esconder el cenicero.

Cuando abrio los ojos, vio que Peiqin habia vuelto a la habitacion. Medio sentada, medio arrodillada sobre un taburete de madera, desplumaba un pollo en una palangana de plastico llena de agua caliente. Tenia al lado un termo recubierto de bambu. En el suelo habia tambien un cesto lleno de verduras y de pasta de soja fermentada.

– Hay demasiada gente en la cocina comunitaria -explico Peiqin, levantando la vista. Primero miro a Yu, y luego el cenicero que estaba sobre la mesita de noche.

Tal vez el sonido que habia oido antes al otro lado de la puerta habia sido el pollo debatiendose en las manos de Peiqin. Ya era demasiado tarde para esconder el cenicero.

– ?Donde esta Qinqin? -pregunto.

– Estudiando con sus companeros. Ha salido temprano y no volvera hasta la noche.

Yu se incorporo en la cama tras apartar la manta de felpa.

– Dejame ayudarte, Peiqin.

– Llevas ofreciendome ayuda desde nuestra epoca de «jovenes instruidos» en Yunnan, pero ?acaso me has ayudado alguna vez con un pollo?

– Si que te ayude en Yunnan, al menos una vez. «Adquiri» un pollo en plena noche, ?te acuerdas? -Por suerte,

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