?Que habia ocultado?

Chen palpo la cabeza de la escoba una vez mas. Parecia algo de forma cuadrada. Quiza de papel. No una o dos hojas sino un monton, de menor tamano que un folio. Quizas una libreta, salvo que, al tacto, no parecia una libreta de tapa dura.

Chen volvio a recordar lo que Diao le habia contado acerca del equipo fotografico de Shang y de su pasion por la fotografia. Tal vez en la cabeza de la escoba habia fotografias de Shang y de Mao, posiblemente en sus momentos mas intimos, perdidos entre las nubes y la lluvia.

Chen comprendia ahora por que estaba guardada la escoba en el vestidor. Jiao no queria dejarla en la cocina, donde la asistenta podria haberla usado como si fuera una escoba normal y corriente. En el vestidor estaba a salvo y, psicologicamente, a Jiao le parecia aceptable guardarla alli. Por eso no la habia usado hacia un rato.

Ademas, la escoba explicaba el cuadro surrealista de Jiao. Quizas en su subconsciente imaginaba que se vengaba barriendo la Ciudad Prohibida. Las frases de Mao parecian, ironicamente, muy apropiadas en este contexto. La preocupacion del Gobierno de Pekin no era infundada.

Chen saco su navaja, dispuesto a abrir la cabeza de la escoba en el vestidor apenas iluminado.

Despues de todo, realmente este iba a ser un «caso Mao».

– El cabron de Chen ataca en la oscuridad…

El inspector jefe quedo atonito al oir su nombre en el momento en que sostenia la navaja a escasos centimetros de la cabeza de la escoba. Lo cierto era que no habia emprendido ninguna accion contra nadie a traves de sus contactos en el Gobierno municipal. Se habia limitado a presionar para que declararan la Mansion Xie patrimonio historico de la ciudad. Pero tal vez alguien mas estuviera vigilando a «Mao».

– Su desaparicion no se debio a la advertencia de mis hermanitos. No se que estara tramando.

«Mao» era Mao, quien, obsesionado con la idea de que todo el mundo conspiraba contra el, mato a su sucesor elegido a dedo, Liu Shaoqi, y despues al siguiente, Ling Biao, por no mencionar a miles de altos cargos del Partido que le habian sido leales.

– Y conoce de algo a ese poli hijo de puta que vino a mi despacho para pedirme informacion sobre ti. Pero me deshice de el.

El teniente Song quizas habia descubierto el vinculo entre Jiao y «Mao». Cuando fue a hablar con «Mao», este decidio que Song tambien suponia una amenaza.

– Si, tienes que decirme que si, ?di que si! -grito «Mao».

La palabra «si» resono en el dormitorio.

Jiao no respondio.

Un silencio atronador envolvio a Chen. Cuando «Mao» interrumpio su monologo, no volvio a oirse nada, salvo su fatigosa respiracion.

Chen abrio la puerta un poco mas y vio ante si una escena abrumadora. «Mao» estaba sentado a horcajadas sobre el abdomen de Jiao, completamente desnudo y de espaldas a la puerta del vestidor. Con los musculos tensados al maximo y sin dejar de temblar, aparto la mano de la boca de Jiao, tras abandonar su empeno de impedir que gritara. Jiao yacia inmovil, con las blancas piernas muy abiertas y el oscuro vello pubico a la vista.

Solo habia transcurrido una decima de segundo, el tiempo suficiente para que todos los detalles comenzaran a grabarse en la conciencia de Chen.

– Por ti -«Mao» dejo de usar repentinamente el acento de Hunan-. Lo hice todo por ti. Sin ti, sin…

Chen abrio la puerta del todo y se precipito hacia delante, pero tropezo con la escoba que sobresalia del vestidor.

«Mao» se incorporo bruscamente y solto a Jiao. Volviendose, cogio algo a toda prisa de la mesita de noche y lo lanzo contra Chen, que logro esquivarlo. El objeto se estrello contra la ventana y atraveso el cristal con un fuerte estrepito.

Chen quedo atonito al ver que «Mao» era Hua, el magnate inmobiliario con el que habia conversado aquella misma tarde en el coctel. Alli Hua habia hablado con un fuerte acento de Pekin.

Mientras intentaba recuperar el equilibrio, Chen contraataco arremetiendo contra Hua con la navaja que llevaba en la mano. Hua se aparto bruscamente y choco contra la fotografia de Mao que colgaba sobre la cabecera de la cama.

Lo que sucedio a continuacion parecia una escena absurda de una pelicula de terror filmada a camara lenta. Era como si la fotografia de Mao hubiera cobrado vida, gruno, temblo y se estrello contra la cabeza de Hua con todo el peso de su marco metalico.

– Mao…

Hua se tambaleo, miro a su alrededor sin dar credito a lo que estaba sucediendo, cayo de espaldas sobre la cama y perdio el conocimiento.

Chen se acerco a toda prisa a la cama y aparto el cuerpo de Hua de encima del de Jiao. La muchacha yacia inerte sobre la sabana arrugada, con los brazos y las piernas muy abiertos y el cuerpo frio y espectral bajo la tremula luz del dormitorio. Chen le toco el cuello. No habia pulso.

No sabia cuanto tiempo habia transcurrido. El inspector jefe sintio de repente que le entraban nauseas.

Cuando Chen iba a coger su movil, Hua sufrio una violenta convulsion y rodo por la cama hasta caer sobre el retrato hecho anicos de Mao.

Nada mas apretar la primera tecla, Chen oyo un ruido seco de pasos que se acercaban por el pasillo exterior, y a continuacion alguien comenzo a aporrear la puerta.

– ?Abran inmediatamente! Patrulla policial.

Era el Viejo Cazador, que ya empezaba a meter una llave en la cerradura.

30

– ?Caramba, inspector jefe Chen! -el Viejo Cazador irrumpio en el piso resollando-. Estaba patrullando por esta calle cuando oi un estrepito y vi un objeto negro que salia volando por la ventana. ?Hay algun problema…?

El Viejo Cazador se interrumpio al ver el cuerpo desnudo de Jiao, que yacia rigido sobre la cama. Despues vio el cuerpo de un hombre, tambien desnudo, tumbado en el suelo sobre un retrato de Mao con el cristal hecho anicos.

El desorden que reinaba en el dormitorio estaba envuelto en una penumbra espectral, solo aliviada por la minuscula lucecita nocturna que parpadeaba desde el rincon. Habia ropa esparcida por toda la habitacion; sobre la colcha habia caido un trozo de yeso, y una navaja resplandecia junto a la almohada arrugada. De un vestidor entreabierto sobresalia una escoba, con el mango apuntando en direccion a la cama.

?Que hacia Chen en medio de aquel caos?

El inspector jefe parecia consternado. Tenia los ojos inyectados en sangre, el pelo alborotado y la camiseta y los pantalones arrugados y manchados, como si acabara de salir de la carcel. El Viejo Cazador sabia que Chen habia vuelto aquella misma manana de Pekin en el tren nocturno.

Sin embargo, nada de lo que hiciera el excentrico inspector jefe podia sorprenderlo.

– Voy a llamar a una ambulancia -dijo Chen, sacando el movil.

Tras acercarse al cuerpo de Jiao y buscarle el pulso en el tobillo, el Viejo Cazador respondio, sacudiendo la cabeza:

– Demasiado tarde, jefe. ?Quien es el hombre?

– Se llama Hua. Se pelearon. Ella empezo a gritar, y el intento impedir que…

– Asi que la estrangulo… -el Viejo Cazador no acabo la frase, preguntandose donde estaria Chen cuando Hua asesino a Jiao. A continuacion comprobo si el hombre tendido en el suelo aun respiraba. Tenia un hilillo de sangre coagulada en la sien, pero respiraba con normalidad-. Esta vivo.

– Entre en el piso para echar un vistazo. Entonces volvieron de improviso… No, Jiao llego primero, y despues Hua, posiblemente a traves de una puerta secreta. Tuve que esconderme en el vestidor. No podia ver nada, y apenas podia oir.

El Viejo Cazador encendio la lampara de la mesita de noche. La luz ilumino el blanco cuerpo de Jiao, cubierto

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