Y el caso tambien lo mantendria ocupado; esperaba al menos que lo absorbiera lo bastante para no pensar en su crisis personal.
Tras volver a sentarse a la mesa, el inspector jefe cogio un folio en blanco, fue anotando las ideas que le venian a la cabeza y se esforzo en conectarlas de modo que constituyeran un plan viable. Finalmente, vio dos vias de investigacion. Por una parte, Chen cooperaria con el Departamento de Seguridad Interna para investigar a Jiao. Por otra, actuaria por cuenta propia para investigar en torno a Mao.
En primer lugar, debia descubrir que objetos o documentos eran aquellos, tan comprometedores que podian usarse contra Mao, y lo haria investigando la raiz del asunto: la relacion que mantuvieron Mao y Shang. Como la historia detras de la historia en
Para empezar, necesitaba conocer a fondo aquel periodo de la historia. Lo mas indicado seria contactar con la escuadra especial de Pekin, pero eso era practicamente imposible: todo habia sucedido mucho tiempo atras, y las personas involucradas se pondrian en guardia cuando el empezara a hacer preguntas.
Tambien tendria que ponerse en contacto con el autor de
Pero ?como lo conseguiria sin ayuda? Los minutos seguian pasando, de forma casi imperceptible. El inspector jefe Chen, a diferencia del personaje de un ridiculo cuento de hadas que habia leido, no tenia tres cabezas y seis brazos.
Tras echar un vistazo al reloj, vio que eran casi las dos de la manana. Tardaria en dormirse, asi que se tomo un par de somniferos con un sorbo de agua fria.
Tendido en la cama, volvio a abrir
Al cabo de unos quince minutos Chen noto que las pastillas empezaban a hacerle efecto. Entre oleadas de somnolencia, le vino a la cabeza un fragmento de un poema de Li Shangyin. Casualmente, Li tambien era el poeta de la dinastia Tang preferido por Mao.
Oh, la estrella de anoche, el viento de anoche,
al oeste de la camara pintada, al este del salon de las casias.
Desprovistos de las alas poderosas de un vistoso fenix,
nuestros corazones hablan a traves del cuerno del rinoceronte magico…
4
Chen se desperto en mitad de un sueno que iba desvaneciendose rapidamente: una joven, ataviada con un vestido mandarin rojo, surgia de la nada con pasos tan ligeros como una lluvia veraniega de lagrimas de agradecimiento; una hoja caida le acariciaba los pies descalzos, adornados con pulseras; se oia una cancion que llegaba como una nube blanca, como la lluvia ligera. Entonces la mujer se introducia en uno de los murales de la estacion del metro y desaparecia…
Desorientado, Chen fue volviendo gradualmente a la primera manana del caso Mao, nombre que se le habia ocurrido la noche anterior.
Sin embargo, no podia dejar de pensar en la imagen del sueno.
Tal vez guardara relacion con Ling, quien habia llevado un vestido semejante de otro color, recordo Chen mientras se frotaba las sienes; o con Shang, a la que tambien habia visto con un vestido mandarin en una fotografia en blanco y negro del libro; o quiza con un caso de asesinatos en serie que habia investigado no hacia mucho… [1]
«Pero las imagenes de los suenos son irracionales», penso. Entonces, inesperadamente, le vino a la mente otra idea, como la dama ataviada con el vestido mandarin rojo de su sueno.
Tras bajar de la cama de un salto, como un sonambulo, Chen marco un numero de su agenda de direcciones.
– Siento llamarle tan temprano, senor Shen.
– Ah, inspector jefe Chen. Los viejos siempre nos levantamos temprano. Llevo dos horas en pie. ?En que puedo ayudarlo?
– Por casualidad, ?no conocera al senor Xie, el propietario de la Mansion Xie en la calle Shaoxing? Recuerdo que usted vivia bastante cerca de ese barrio.
– Si, lo conozco. Hoy en dia es una autoridad en todo lo relacionado con los anos treinta y en la moda de esa epoca. Estuvimos hablando del tema hara dos o tres semanas.
– ?Ha ido a alguna de sus fiestas?
– No, soy demasiado viejo para esas fiestas tan modernas que da, aunque fui a las de su padre, asi que me llama tio. Eso fue antes de 1949, por supuesto. ?Por que quiere conocerlo, inspector jefe Chen?
– Entonces, ?es usted como un tio para el! ?Magnifico! Estoy pensando en escribir un libro sobre la antigua Shanghai. Seria estupendo si pudiera presentarme a Xie.
– Bueno, puede que los nuevos ricos actuales vean la decada dorada de los treinta como otro mito sobre la ciudad. Tienen que inventarse una tradicion para justificar sus derroches. Pero se lo presentare, no se preocupe.
– Muchisimas gracias, senor Shen. ?Ah! A proposito, puede decirle que soy escritor, ademas de antiguo empresario, y que estoy interesado en los anos treinta. No le mencione que soy policia.
– No se en que andara metido Xie -dijo el anciano con tono vacilante-, pero creo que es inofensivo.
– No voy a meter a Xie en problemas, senor Shen. Le doy mi palabra. Prefiero que no se lo mencione porque podria negarse a hablar con franqueza si sabe que soy policia.
– Confio en usted, inspector jefe Chen. Llamare a Xie, y le escribire a usted una carta de presentacion, hablando de usted como escritor de talento y un hombre decente al que conozco. No se preocupe. Le enviare la carta por correo urgente.
– Se lo agradezco muchisimo.
– No tiene por que agradecermelo -anadio Shen con una risita-. Me basta con que me de un ejemplar de su libro cuando se publique.
Despues de colgar, Chen vio la palabra «poesia» garabateada con su letra ilegible en el reverso de una caja de cerillas que habia sobre la mesita de noche.
?Que podria significar?
Se habia puesto sentimental tras recordar el poema de Li Shangyin antes de dormirse la noche anterior, pero eso no merecia una anotacion.
Alguien llamo a la puerta. Seria otro paquete relacionado con el caso enviado por correo urgente, sospecho. Era un paquete, pero, para su sorpresa, llevaba un matasellos del extranjero, de Londres. Se lo enviaba Ling; Chen supuso que lo habia enviado durante su luna de miel. No le sorprendia que la pareja hubiera viajado al extranjero: tanto ella como su marido eran empresarios de exito e «hijos de cuadros superiores», y sin duda podian permitirse el viaje.
Chen rasgo el envoltorio del paquete y saco un libro voluminoso de su interior:
El libro sigue el proceso de composicion de T.S. Eliot de