Tilda nego con la cabeza.

– No, no lo voy a hacer, pero…

– Hace tiempo que aqui no hay policia -la interrumpio el dando gas-. Cerraron hace dos anos. No hay un solo policia en el norte de Oland.

Ella se canso de intentar hablar por encima del ruido del motor. Se inclino hacia delante y tiro del cable de la bujia. La moto se silencio al punto.

– Ahora si lo hay -dijo en voz baja y tono calmado-. Yo soy policia.

– ?Tu?

– Hoy es mi primer dia.

El muchacho la miro fijamente. Tilda saco su cartera del bolsillo de la chaqueta, la abrio y mostro su carnet. El lo miro un buen rato, y luego le dirigio una mirada respetuosa.

La gente siempre miraba de manera diferente a una persona si sabia que era policia. Cuando Tilda vestia de uniforme, hasta ella misma se veia distinta.

– ?Como te llamas?

– Stefan.

– Que mas.

– Stefan Ekstrom.

Ella saco su cuaderno del bolso y anoto el nombre.

– Esta vez sera solo un aviso, pero la proxima habra multa -anuncio-. Tu moto esta trucada. ?Has limado la culata?

El asintio.

– Entonces tendras que bajarte y empujarla hasta casa -ordeno Tilda-. Luego tendras que arreglar el motor para que sea legal.

Stefan se apeo.

Caminaron en silencio hacia la plaza.

– Diles a tus amigos que la policia ha regresado a Marnas -dijo Tilda-. La proxima moto trucada sera multada y confiscada.

El chico asintio de nuevo. Ahora que lo habian pillado, parecia verlo como una especie de merito.

– Tienes un arma, ?verdad? -pregunto al llegar al pueblo.

– Si -respondio ella-. Guardada bajo llave.

– ?Que modelo?

– Una Sig Sauer.

– ?Le has disparado a alguien?

– No -dijo Tilda-. Y no pienso usarla aqui.

– Vale.

Stefan parecio decepcionado.

Habia quedado con Martin en que llamaria a las seis, antes de que el regresara a casa. Hasta entonces, tenia tiempo para pasar por su nuevo lugar de trabajo.

La nueva comisaria se encontraba en una calle lateral, a un par de manzanas de la plaza, con el escudo de la policia encima de la puerta aun recubierto de plastico blanco.

Tilda se saco las llaves de la oficina del bolsillo de la chaqueta. Las habia recogido el dia anterior en la comisaria de Borgholm, pero cuando fue a abrir, vio que no estaba cerrado. Oyo voces masculinas al otro lado de la puerta.

La comisaria constaba de una sola estancia sin recepcion. Tilda recordaba vagamente, de cuando de pequena visito Marnas, que alli habia una tienda de caramelos. Las paredes estaban desnudas, las ventanas no tenian cortinas y el suelo de madera carecia de alfombras.

Dentro habia dos hombres de mediana edad, con chaquetas y zapatos de calle. Uno de ellos vestia un uniforme azul oscuro, el otro iba de civil y llevaba un anorak verde. Guardaron silencio y volvieron lentamente la cabeza hacia Tilda, como si los hubiera interrumpido en medio de un chiste inoportuno.

Ella habia visto antes a uno de ellos, el que vestia de civil: era el comisario Gote Holmblad, el jefe de la policia de proximidad. Llevaba el pelo gris muy corto y esbozaba una permanente sonrisa; parecio reconocerla.

– Hola, hola -dijo-. Bienvenida al nuevo distrito.

– Gracias. -Le tendio la mano a su jefe y se volvio hacia el otro hombre, de pelo negro ralo, cejas pobladas y unos cincuenta anos-. Tilda Davidsson.

– Hans Majner. -El apreton de manos de Hans fue duro, seco y corto-. Supongo que tendremos que trabajar aqui juntos.

No sonaba muy convencido de que fuera a ir bien, penso ella. Abrio la boca para contestar, pero Majner continuo:

– Al principio yo no estare mucho por aqui. Pasare de vez en cuando, pero trabajare sobre todo desde Borgholm. Mantendre mi despacho alli -concluyo, y sonrio al jefe de la policia de proximidad.

– Vaya -dijo Tilda, y comprendio de repente que iba a ser la unica policia del norte de Oland-. ?En un proyecto especial?

– Si, se puede llamar asi -respondio Majner, y miro por la ventana hacia la calle, como si viera algo sospechoso alli fuera-. Se trata de drogas, claro. Esa mierda llega a la isla al igual que a todas partes.

– Esta sera tu mesa, Tilda -dijo Holmblad, que se habia acercado a la ventana-. Tambien se instalaran ordenadores, fax…, y alli una unidad de radio movil. De momento tendreis que apanaros con el telefono.

– De acuerdo.

– Ademas no estaras mucho aqui, en la oficina, al contrario -anadio Holmblad-. Esa es la idea de la reforma de la policia local: teneis que salir y ser vistos. Os dedicareis a las infracciones de trafico, vandalismo, hurtos y robos. Investigaciones sencillas. Y delincuencia juvenil, claro.

– Eso se me da bien -dijo Tilda-. He parado una moto trucada de camino.

– Bien, bien. -El jefe de policia asintio-. Entonces ya has mostrado que aqui hay policia de nuevo. La semana proxima sera la inauguracion. La prensa esta invitada. Periodicos, radio local… ?Podras asistir, verdad?

– Si, claro.

– Bien, bien. Luego habia pensado que seria…, bueno, se que antes estuviste en Vaxjo, pero aqui en la isla el trabajo sera un poco mas independiente. Para bien y para mal. Tendras mas libertad para organizar tu jornada de trabajo como prefieras, pero tambien mas responsabilidad… Se tarda media hora desde Borgholm y la comisaria de alli no esta siempre abierta. Asi que si ocurre algo puede pasar un tiempo antes de que recibas ayuda.

Ella asintio.

– En la Escuela Superior de Policia practicabamos con frecuencia situaciones con refuerzos retrasados. Mis profesores tenian mucho cuidado…

Majner sonrio desde su mesa.

– Los profesores de la Escuela Superior no estan muy al dia -dijo-. Hace tiempo que no trabajan en la calle.

– En Vaxjo eran muy competentes -replico Tilda enseguida.

Se sentia como cuando iba en la fila de atras de la furgoneta antidisturbios; se esperaba de ella que cerrara la boca y dejara hablar a los mayores. Odiaba eso.

Holmblad la miro y dijo:

– Es importante que tengas en cuenta las largas distancias que hay en la isla antes de decidir enfrentarte sola a una situacion de peligro.

Ella asintio.

– Espero poder afrontar todos los problemas.

El jefe de policia abrio de nuevo la boca, quiza para continuar con su sermon; pero entonces sono el telefono que colgaba de la pared.

– Yo contesto -dijo, y dio unos pasos hacia la mesa-. Puede ser de Kalmar.

Cogio el auricular.

– Comisaria de Marnas, Holmblad.

Luego escucho.

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