Las leyo varias veces, sin comprender del todo su significado.
A las doce Joakim preparo unas gachas navidenas para todos.
El telefono funcionaba y la primera llamada que recibio llego tras el almuerzo. Al responder, oyo la voz queda de Gerlof Davidsson:
– Ahora ya sabes lo que es una nevasca de verdad.
– Si -replico el-, ya lo se.
Miro por la ventana y reflexiono sobre lo sucedido durante la noche.
– Se esperaba -dijo Gerlof-. Por lo menos yo la esperaba. Pero creia que llegaria un poco mas tarde… ?Como os ha ido?
– Bastante bien. Todo sigue en pie, pero el tejado ha sufrido danos.
– ?Y la carretera?
– Ha desaparecido -contesto Joakim-. Solo se ve nieve.
– Antiguamente, se tardaba por lo menos una semana en acceder a algunas casas de la zona -explico Gerlof-. Ahora ya no tardan tanto.
– Nos apanamos -dijo el-. Hice lo que me dijiste y compre conservas.
– Bien. ?Estas solo con los ninos?
– No, tenemos un invitado. Hemos tenido unas cuantas visitas por aqui, pero ya se han ido… Ha sido una Navidad ajetreada.
– Lo se -respondio Gerlof-. Tilda me ha llamado esta manana desde el hospital. Me ha dicho que detuvo a unos ladrones en tu casa.
– Vinieron a robar cuadros -dijo Joakim-. Los cuadros de Torun Rambe… Creian que habria varios.
– Vaya.
– Pero aqui solo tenemos uno. Casi todos los demas fueron destruidos, pero no lo hicieron ni Torun ni su hija Mirja. Fue un pescador quien los tiro al mar.
– ?Cuando ocurrio eso?
– El invierno de mil novecientos sesenta y dos.
– El sesenta y dos -repitio Gerlof-. Ese fue el ano en que mi hermano Ragnar se congelo en la costa.
– ?Ragnar Davidsson… era tu hermano? -pregunto Joakim.
– Mi hermano mayor.
– No murio congelado -replico Joakim-. Creo que fue envenenado.
Luego le conto lo que habia leido en el libro de Mirja Rambe sobre su ultima noche en la casa, y sobre el pescador de anguilas que se marcho durante la tormenta. Gerlof escucho sin hacer preguntas.
– Suena como si hubiera bebido metanol -comento laconico-. Al parecer, tiene el mismo sabor que el aguardiente, pero uno se pone malo, claro. Gravisimo.
– A Mirja le parecio un castigo justo -dijo Joakim.
– Pero ?se deshizo de las pinturas? -pregunto el anciano-. Me extrana. Si mi hermano conseguia algo, se lo quedaba… Era demasiado avaro para desprenderse de nada.
Joakim guardo silencio. Pensaba.
– Ah, una cosa mas antes de que se me olvide -continuo Gerlof-. Te he grabado una cosa.
– ?Grabado?
– He estado pensando -dijo Gerlof-. Es una cinta con unas reflexiones sobre lo que ocurrio en ludden… La recibiras cuando se restablezca el reparto de correo.
Media hora despues de que Gerlof hubiera colgado, la policia de Kalmar llamo para informar de que vendrian a recoger al presunto delincuente; luego preguntaron si Joakim sabia de un lugar plano y despejado en los alrededores donde pudiera aterrizar un helicoptero.
– Aqui tenemos mucho terreno plano -contesto el.
Luego salio con la pala y acondiciono un cuadrado en el campo de detras de la casa, y luego cavo en el hielo para senalar el lugar con una cruz negra de tierra. Al oir el estruendo de un motor por el sudoeste, entro y se dirigio a Freddy, que estaba mirando la television.
– ?Esos son vuestros coches? -le pregunto Joakim mientras esperaban fuera en el campo, y senalo hacia un par de ondulados montones de nieve que se alzaban en el camino a ludden.
Unas esquinas romas de metal sobresalian de los taludes.
Freddy asintio.
– Y tambien hay una barca -respondio.
– ?Robada? -inquirio Joakim.
– Si.
Luego, el helicoptero planeo sobre el labrantio y no pudieron hablar mas. El aparato permanecio quieto un momento y, al aterrizar sobre la cruz, levanto una nube blanca de nieve.
Dos policias con cascos y monos oscuros descendieron y se acercaron a ellos. Freddy los siguio sin rechistar.
– ?Se apanaran ustedes? -pregunto uno de los policias.
Joakim se limito a asentir. Freddy le hizo un breve gesto de adios con la mano.
Cuando el helicoptero desaparecio hacia el continente, Joakim camino con dificultad sobre la nieve hacia el camino y los dos coches sepultados.
Despejo el lateral del mas grande, una furgoneta, y luego echo un vistazo al interior.
Habia alguien alli sentado, inmovil.
Joakim cogio el picaporte y abrio la puerta.
Era un hombre, acurrucado en el asiento del conductor como si hubiera intentado desesperadamente conservar el calor corporal.
No necesito buscarle el pulso para saber que estaba muerto.
La llave de arranque estaba puesta, y el motor debio de permanecer en punto muerto hasta que se paro en algun momento de la noche y el frio empezo a introducirse en el coche.
Joakim cerro con cuidado. Luego regreso a la casa para llamar a la policia e informarles de que el ultimo ladron tambien habia aparecido.
43
Durante los siguientes dias no hubo viento y el sol continuo brillando en ludden. La nieve no se fundio, pero de vez en cuando se desprendia un trozo del tejado y caia sin hacer ruido sobre los taludes del suelo. Los pajarillos regresaron a la ventana de la cocina y la manana del dia de San Esteban finalizo el aislamiento del mundo con la llegada de un camion de Marnas con una gran pala quitanieves. Circulaba por la carretera de la costa, pero parecia surcar un mar blanco.
La idea de Joakim cuando saco su pequena quitanieves domestica era que podria alcanzar la despejada carretera nacional en una hora. Tardo mas de dos, pero despues de eso, el acceso a la casa estuvo abierto de nuevo.
Le cambio las pilas a la linterna, bajo la escalera del porche y continuo hacia el establo.
La escalera del altillo era puro carbon, pero no se veia humo por ninguna parte.
Miro hacia el otro extremo del establo. Primero dudo, pero luego se encamino hacia alli y gateo una vez mas por debajo de la falsa pared.
Una vez dentro de la cavidad secreta, encendio la linterna y escucho por si llegaban ruidos del piso superior, pero no se oia nada. Entonces subio.
Cuando llego a la capilla, unos tenues rayos de sol se filtraban a traves de las rendijas de los tablones.
Todo estaba en absoluto silencio. Las cartas y tambien los recuerdos seguian sobre los viejos bancos, pero no habia nadie sentado.
Echo a andar a traves de los bancos, y al llegar al primero, vio que el regalo de Navidad de Katrine y la
