ochenta y seis anos despues de no haber contado apenas nada en su vida, compartia sus favores entre Beaufort, cuyo exilio alegraba en ocasiones, y un joven abate de la corte, Jean-Armand Le Bouthillier de Ranee. Era uno de esos abates de broma que florecian en las grandes familias, menos preocupado de servir a Dios que de cosechar algunos ricos beneficios eclesiasticos. El abate de Ranee, jugador, espadachin, bebedor, mujeriego y por otra parte muy guapo, se habia encaprichado de la bella Marie a pesar de la diferencia de edad, y parecia que ella habia conseguido fijar su corazon hasta entonces voluble. Era por otra parte una especie de vecino rural tanto de ella como de Beaufort, con quien cazaba en ocasiones, porque su castillo de Veretz no estaba muy lejos de Montbazon ni de Chenonceau.
En marzo de aquel ano, Madame de Montbazon regresaba a Paris para solucionar un asunto intrascendente, cuando, al cruzar un puente, este, muy antiguo y minado por las crecidas, se derrumbo. La sacaron de entre las ruinas, mas muerta que viva. Transportada a Paris, contrajo un sarampion que muy pronto se revelo gravisimo. Supo entonces que debia pensar en hacer las paces con el Cielo. Hay quien dice incluso que no le dio tiempo y que la muerte la sorprendio en plena desesperacion de abandonar la vida.
Mientras tanto el joven Rance, informado del accidente y la enfermedad, acudio desde Turena para llevarle el consuelo de su amor. Agotado por el largo viaje a caballo, llego al caer la noche a la Rue de Bethisy, donde se encontraba el
Sin embargo, las puertas estan abiertas. Con la fiebre nacida de su fatiga, Rance ve moverse formas vagas de servidores. ?Donde esta la duquesa? En su alcoba, esa habitacion que tan dulce le ha resultado en ocasiones. Corre, empuja la puerta y de inmediato cae de rodillas, sobrecogido por el horror de la escena. Hay un ataud abierto iluminado por grandes cirios de cera amarilla. Un ataud que contiene un cuerpo sin cabeza: ?el cuerpo de Marie! La cabeza, con los ojos cerrados, reposa al lado, sobre un cojin. ?Puede concebirse una pesadilla mas espantosa? Por un momento, un largo momento, el infeliz cree haberse vuelto loco.
Pero no esta loco, ni suena. Existe una explicacion para ese horror, siniestra pero muy sencilla: cuando el ebanista entrego el ataud de madera preciosa, se dieron cuenta de que era demasiado corto: el artesano no habia tenido en cuenta la graciosa longitud del cuello. Entonces, para no rehacer un mueble tan caro, el cirujano- barbero de la casa habia recurrido al sencillo tramite de cortar la cabeza.
Fue un hombre distinto el que salio aquella noche del
Sylvie se entero de la horrible historia por la duquesa de Vendome. A su vez, esta la sabia por su hijo Francois, al que Ranee, ya en la senda del arrepentimiento, habia ido a visitar a Chenonceau. La familia llevaba entonces luto por la joven duquesa de Mercoeur, pero el de Beaufort fue doblemente severo, y en el fondo de su corazon Sylvie le amo un poco mas sin darse cuenta. Habia detestado a Marie de Montbazon con toda la fuerza de los celos porque habia podido sondear la profundidad y la sinceridad de su amor por Francois, pero no le habria gustado que este no sintiera un dolor autentico por una union que habia durado quince anos…
Sin embargo, ella misma deseaba olvidarla lo antes posible.
2. El chocolate del mariscal de Gramont
Alojarse en Saint-Jean-de-Luz cuando la casa del rey, la de su madre, la del cardenal Mazarino y buena parte de la corte habian caido sobre la pequena ciudad maritima, representaba una especie de hazana. Sin embargo, Sylvie y Perceval no encontraron la menor dificultad en conseguirlo, siempre gracias a Nicolas Fouquet. Cuando supo que sus amigos iban a asistir a las bodas reales, el todopoderoso superintendente envio un correo a su amigo Etcheverry, uno de los armadores de balleneros. Sus relaciones se habian estrechado el otono anterior cuando Fouquet, advertido de que Colbert preparaba contra su gestion un memorial funesto destinado a Mazarino, habia podido conocer el contenido del mismo gracias a su amigo Gourville y se habia lanzado de inmediato a la carretera para reunirse con el cardenal en el otro extremo de Francia y ganar por la mano a Colbert desmontando las acusaciones del famoso memorial. En efecto, desde comienzos de verano Mazarino se encontraba en Saint-Jean-de-Luz para discutir con el plenipotenciario espanol, don Luis Mendez de Haro, las clausulas del tratado de los Pirineos y preparar las bodas reales que habian de ser su coronacion. Fouquet estaba enfermo y Mazarino, cada vez mas achacoso, aprecio el coraje del superintendente como hombre que sabia bien lo que significa forzar un cuerpo agotado; de modo que el memorial fue arrojado al mar. Pero, durante esa estancia en que su vida estaba en juego, Fouquet aprecio en su justo valor la hospitalidad de la casa Etcheverry [5] y el caracter a un tiempo orgulloso y alegre de sus habitantes.
Al dejar Paris, Sylvie y Perceval tenian garantizado un apartamento que les esperaba y que ningun principe o cortesano, por rico que fuera, podria arrebatarles.
— Eso dice mucho en favor de la fuerza de caracter de nuestro futuro anfitrion -observo el caballero de Raguenel-. La ciudad debe de haber sido tomada por asalto por todas las personas a las que no seduce la idea de acampar en la playa. ?Bien es verdad que Fouquet ya nos ha dado mas pruebas de su generosidad!
El viaje, acompanado por un tiempo radiante, encanto a Sylvie, que nunca habia recorrido mas caminos que los que llevaban a las tierras de Vendome, los de Picardia y los de Belle-Isle. Ademas, no habia que temer a la soledad: se habria dicho que todas las personas minimamente ilustres o adineradas del reino se habian puesto al mismo tiempo en camino hacia la costa vasca. Ni siquiera las tierras menos hospitalarias, como las landas arenosas y pantanosas del sur de Burdeos, presentaban el menor peligro: de forma natural se juntaban para cruzarlas grandes caravanas de carrozas y jinetes. Un dia, incluso, viajaron con un grupo de peregrinos que se dirigian a Compostela, a rezar ante el sepulcro del apostol Santiago. Tenian que atravesar un bosque espeso y aquel punado de personas — ?los tiempos de las grandes peregrinaciones ya habian pasado!- solicito la proteccion que representaban varios coches acompanados por criados bien armados.
Para su regreso a la nueva corte, sin duda joven y alegre, Madame de Fontsomme no podia sonar nada mejor que Saint-Jean-de-Luz. El lugar era magnifico, con su bahia luminosa adosada a los verdes contrafuertes de los Pirineos. Ademas, volvio a encontrarse alli con el oceano que tanto amaba. ?No era acaso el mismo que banaba Belle-Isle? Ejecuto para ella bajo el sol su danza mas hermosa, con grandes olas nobles y majestuosas, y acaricio su rostro con un aire cargado de yodo, que ella reconocio con delicia. ?Y que alegre y colorida era la pequena ciudad promovida por unos dias al rango de capital del reino! Habia algunas hermosas mansiones de ladrillo y piedra con torrecillas cuadradas rematadas por tejados rosados en pendiente suave, rodeadas por casas de entramado visto, en las que el maderaje pintado en colores alegres y los balcones calados contrastaban con el blanco cegador de los muros blanqueados con cal; y todas ellas formaban un corro reverente en torno a la vieja iglesia de San Juan Bautista, de silueta severa con sus altos muros, sus escasas aberturas y su torre maciza. Y en medio de todo aquello circulaba un autentico carnaval, iniciado el 8 de mayo, fecha en que la carroza dorada del rey habia entrado en la ciudad al son de las campanas y el canon, saludada por el
Cuando el coche y el «furgon» de Madame de Fontsomme se detuvieron delante de la casa Etcheverry despues de cruzar entre una multitud que acudia a la playa para admirar, en la bahia, las justas nauticas que