Habia contado la historia muchas veces, se notaba. Las palabras surgian con soltura y agilidad y no le costaba trabajo confesar nada.
– No habia nada especial en aquella salida, habiamos hecho inmersiones similares cientos de veces. No se si alguno de vosotros sabe algo de submarinismo, pero para los que no tengan idea, dire que siempre se baja por parejas. Incluso cuando sale un grupo, la inmersion la haces con un companero del que no te separas en ningun momento.
Un hombre de traje, sentado enfrente, asintio como indicando que si, que el tambien conocia las reglas del submarinismo. Mattias sonrio y le devolvio el gesto antes de continuar.
– En esa ocasion, Pernilla se sumergio con otra amiga. Mi companero y yo estuvimos abajo unos tres cuartos de hora y fuimos los primeros en subir. Recuerdo que me quite los tubos y estuvimos hablando un rato de lo que habiamos visto abajo y tal, pero seguia pasando el tiempo y las unicas que no volvian eran Pernilla y Anna.
En este punto, algo cambio en su tono de voz. Quiza fuera posible contar mil veces una experiencia dura sin que la frecuencia la hiciese mas facil de contar. Monika no lo sabia. ?Como iba a saberlo?
– Yo no llevaba fuera el tiempo suficiente como para bajar otra vez y los demas intentaron disuadirme, ya sabeis lo de la saturacion de nitrogeno y todo eso, pero, en fin, decidi volver a sumergirme, como si presintiera que algo no iba bien.
Se interrumpio, respiro hondo y se excuso con una sonrisa.
– Lo siento, he contado la historia miles de veces pero…
Monika no veia a la persona que habia sentada a la derecha del joven, pero supo por la mano que se trataba de una mujer que, con un gesto de empatia, la poso sobre la del orador antes de volver a desaparecer de la vista de Monika. Mattias le mostro con un leve movimiento de cabeza que apreciaba su buena voluntad y decidio proseguir.
– En fin, al bajar, me encontre a Anna a medio camino, totalmente histerica. Claro, no podiamos hablar pero nos comunicamos por senas y comprendi que Pernilla se habia quedado atascada en algun lugar del barco hundido y que se le acababa el oxigeno.
Ahora empezo a recuperar la firmeza en la voz. Como si de verdad quisiera que todos comprendieramos, que todos compartiesemos su experiencia. Cuando retomo el relato, sonaba casi ansioso:
– Creo que jamas he pasado tanto miedo en mi vida, pero lo que sucedio fue muy extrano. Lo veia todo clarisimo. Tenia que bajar e ir a buscarla, simplemente no pense en otra cosa.
Monika trago saliva.
– No se si existe un septimo sentido que se activa en ese tipo de circunstancias, porque fue como si intuyese donde estaba Pernilla. La encontre enseguida.
Las palabras volvian a fluir, subrayadas por los movimientos de sus manos en el aire.
– Estaba inconsciente y yacia medio enterrada bajo un monton de escombros que se le habian derrumbado encima, recuerdo cada detalle igual que si lo hubiese visto en una pelicula. -Meneo la cabeza, como si a el mismo le pareciese incomprensible-. Bueno, el caso es que la saque. Y ya no recuerdo mas. No recuerdo casi nada, los demas me contaron lo que paso.
Volvio a guardar silencio. Monika se clavaba las unas en la palma de la mano cada vez con mas fuerza.
El habia hecho todo lo que ella no hizo.
– Se lastimo la columna cuando la pared se le vino encima. Yo estuve en una camara de presion, asi que el primer dia no pude pasarlo con ella, ese fue el siguiente palo.
Volvio a hurgar en el brazo de la silla y esta vez la pausa se prolongo algo mas. Nadie decia nada. Todos estaban en silencio, aguardando la continuacion, concediendole el tiempo necesario. Hasta que aparto la mirada del brazo del asiento. Ahora tenia una expresion grave. Todos eran conscientes de lo duro que debio de ser, de la huella que aquel accidente habia dejado en su vida. Cuando reanudo el relato, lo hizo en un tono expositivo y formal.
– En fin, no voy a pasarme la tarde hablando, pero para abreviar una larga historia, dire que Pernilla se paso casi tres anos luchando por volver a aprender a caminar. Y, como si eso no fuera suficiente, la prima de la compania de seguros llego dos dias tarde, asi que se negaron a pagar un centimo durante todo el periodo de rehabilitacion. Pero Pernilla estuvo fantastica, no me explico como aguanto. Trabajo como una mula aquellos anos y para mi era insoportable no poder hacer nada mas que estar a su lado y animarla.
Echo una mirada al circulo y volvio a sonreir.
– Asi que el dia en que dio sus primeros pasos fue el mejor de mi vida. Ese, y el dia en que nacio nuestra hija, Daniella.
El silencio era total. Mattias nos miro a todos y, al final, fue el mismo quien puso fin a tan solemne silencio.
– Bueno, este ha sido el episodio en el que he pensado.
Estallo un aplauso espontaneo que fue creciendo en intensidad y parecia no querer terminar. El ruido se alzo como una pared alrededor de Monika. La mujer que dirigia el curso se habia sentado en una silla que habia libre mientras el hablaba, pero cuando los aplausos empezaron a extinguirse, se levanto y se dirigio a Mattias.
– Gracias por tu historia, tan sobrecogedora como interesante. Me gustaria hacerte una pregunta, si no te importa.
Mattias la invito a hacerlo con un gesto de la mano y respondio:
– Por supuesto.
– ?Podrias resumir en pocas palabras lo que todo eso te inspira?
– Gratitud.
La mujer asintio e iba a decir algo cuando Mattias se le adelanto.
– Y no solo por el hecho de que Pernilla saliese adelante, por extrano que suene.
Hizo una pausa, como si estuviese eligiendo las palabras con las que hacer inteligible su razonamiento.
– Resulta un tanto dificil de explicar, pero la otra razon es, la verdad, bastante egoista. Despues de aquello, me di cuenta de lo agradecido que me siento de haber reaccionado como lo hice y de no haber dudado en bajar a buscarla.
La mujer asintio.
– Le salvaste la vida.
Mattias casi la interrumpio.
– Si, bueno, lo se. Pero no es solo eso. Sino, en general, el hecho de saber como reaccionar en una situacion critica, porque uno no tiene ni idea hasta que no la tiene delante; es algo que comprendi despues del accidente. Quiero decir que me siento muy agradecido por haber reaccionado como lo hice. -Exhibio una leve sonrisa, un tanto turbado, y bajo la vista-. Supongo que todos sonamos con ser el heroe a la hora de la verdad.
Monika sintio que la sala temblaba de pronto.
En cualquier momento le tocaria hablar a ella.
6
No podia moverse. Estaba sentada en una silla y era delgada pero, por alguna razon, no podia moverse. Un regusto nauseabundo en la boca. Algo le recordaba a la cocina de su casa, pero estaba rodeada de agua sin horizonte. Oia el ruido de pasos que se acercaban, pero no podia ver de donde. Un solo deseo: huir para evitar la verguenza, pero algo le pasaba en las piernas que le impedia moverse.
Abrio los ojos. El sueno se habia esfumado, pero no la sensacion que le dejo. Los hilos de su conciencia, finos y pegajosos, lo retenian, intentando en vano colocarlo en un contexto inteligible.
El almohadon sobre el que dormia se habia deslizado a un lado. Con gran esfuerzo, logro incorporarse en la cama y ponerse de pie.
?Por que empezaba a sonar tanto de repente? Las noches se llenaban de peligros y ya le resultaba bastante dificil tener que dormir sentada sin, ademas, preocuparse por lo que el entendimiento le traeria en cuanto bajase la guardia.
Tenia que ser por culpa de aquella joven. La que venia ultimamente y a la que tanto le costaba mantener la