?Madre mia!, vaya vocabulario que usaba aquella joven. Increible que pudiese meter tanta palabra malsonante. Una inculta y vulgar al maximo es lo que era.

Ellinor guardo silencio de pronto y Maj-Britt supuso que era para recuperar el aliento. Al parecer, ni siquiera ella podia dejar Huir su inagotable verborrea sin el necesario aporte de oxigeno. Lastima que algunos necesitaran tan poco tiempo para recobrar el aliento. Ellinor miro a Maj-Britt a los ojos antes de continuar.

– Asi que quedate ahi, cobarde de mierda, arruinando tu vida. Pero no creas que vas a librarte de mi, vendre regularmente a recordarte lo imbecil que eres.

A Maj-Britt le dolian las mandibulas de tanto apretarlas.

– En fin, eso fue lo que le dije a mi hermano.

La joven acaricio el lomo de Saba por ultima vez antes de levantarse.

– Hoy esta casado y tiene dos hijos, porque al final no aguanto que le diera la paliza constantemente. ?Algo especial que quieras que te compre para la proxima vez?

11

Una nueva llama aleteaba en la tumba. Vio las manos de su madre guardar la cerilla quemada en la caja, como tantas otras veces. No sabia cuantas, pero eran demasiadas.

Seguia decidida. Se lo contaria a Thomas y, por primera vez en su vida, confesaria lo que hizo. Y lo que no hizo. Esta vez, no dejaria que el miedo lo echase todo a perder. No una vez mas.

La habitacion olia a cerrado e iba camino de la ventana de la sala de estar para ventilarla cuando sono el movil. Justo estaba pensando en llamar ella, y le habria gustado adelantarse. Tenia el telefono en el bolso y fue a buscarlo al vestibulo para contestar. En la pantalla aparecio un numero desconocido, lo que la hizo dudar. El era la unica persona con la que queria hablar y no tenia ninguna gana de quedarse enganchada en una larga conversacion con nadie mas. Al final, su sentido del deber decidio por ella.

Todas esas elecciones que conforman la vida. Si no hubiera contestado. Si hubiese hablado con Thomas antes de saberlo. Pero no lo hizo.

– ?Diga? Aqui Monika.

Al principio creyo que se habian equivocado de numero o alguien que llamaba para gastarle una broma. Una voz de mujer que no reconocio gritaba al aparato de tal modo que resultaba imposible entender lo que decia. Estaba a punto de colgar cuando cayo en la cuenta de que era Ase. La serena y segura Ase que, con su sola presencia, le habia ayudado a pasar aquellos ultimos dias. No entendia nada. Asociaba a la persona de Ase con el curso y en casa, en su apartamento mal ventilado tras su ausencia, sonaba extrana. Tal vez por eso no lo comprendio enseguida.

– Ase, no te oigo bien, ?que ha pasado?

De pronto pudo distinguir algunas palabras. Algo de que debia acudir y de que ella era medico. Pero no tuvo tiempo de sentir miedo. No en ese momento. Se hizo un silencio que duro varios segundos. Luego, oyo el sonido de las sirenas que se acercaban. Entonces experimento la primera sensacion de nerviosismo, nada de alarma, solo un asomo de mayor esfuerzo de presencia por su parte.

– Ase, ?donde estas? ?Que esta pasando?

Respiracion sofocada. Jadeos hondos y rapidos, como de una persona conmocionada. Voces desconocidas de fondo, una insonorizacion de palabras amorfas que no le proporcionaba la menor informacion. E hizo la eleccion de forma inconsciente. Algo de lo que sucedia la hizo adoptar su papel profesional.

– Ase, escuchame. Dime donde estas.

Tal vez Ase noto el cambio de tono. Tal vez era eso lo que necesitaba, precisamente. Alguien que tuviese la autoridad suficiente para decirle lo que tenia que hacer.

– No lo se, en algun punto del camino, simplemente. He oido el choque, Monika, no lo he visto, ni siquiera he tenido tiempo de frenar.

Se le quebro la voz. Ase, tan firme y serena por lo general, estallo en desesperado llanto. Su faceta profesional se adueno de ella al oir el dolor de Ase. Como un carro de combate, se acomodo a su alrededor para protegerla de ser arrastrada en la caida.

– Voy para alla.

Se puso en marcha como el medico que era. Las ideas discurrian por una via de objetividad que solo exigia informacion, no debia permitir que se interpusiera ninguna complacencia sentimental. No podia sacar conclusiones precipitadas hasta haber comprobado datos fidedignos. En cada curva, esperaba encontrarse con una ambulancia en sentido contrario, pero no fue asi. Una vez sono el telefono y Monika vio el nombre de Thomas en la pantalla. El no pertenecia a este momento, ahora debia permanecer apartado: ahora, ella era un medico camino del lugar de un accidente.

Lo vio de lejos. Al final de un largo tramo recto parpadeaban luces azules sobre el horizonte gris azulado, en el punto mas alto de un cambio de rasante. Varios vehiculos de emergencia aparecian aparcados de cualquier manera, cercados por conos y cintas de plastico rojiblancas. Se habia formado una pequena cola de coches y un policia hacia cuanto podia para abrirles paso por el arcen. Monika se dirigio al borde de la carretera, detras de la cola, y aparco con las luces de emergencia puestas. Unos cien metros la separaban de los conos y cubrio esa distancia con paso presuroso junto a la hilera de coches. Lo unico que existia para ella alli delante era el lugar del accidente. Lo unico que tenia importancia. Paso a paso, fue acercandose y ya casi habia llegado cuando un coche de bomberos fue a detenerse justo por dentro de los conos, impidiendole ver. Se agacho para pasar por debajo de la cinta rojiblanca.

– ?Eh! Aqui esta el paso cortado.

– Soy medico y conozco a Ase.

Ni siquiera se detuvo. Ni siquiera miro al hombre. Solo recorrio el lugar con la mirada en busca de una vision tranquilizadora. La parte trasera de la furgoneta roja sobresalia de la cuneta. REFORMAS BORJE. Un tipo de letra normal y corriente que se podia leer. Se veia el cable de una grua sujeto al gancho y, poco a poco, fueron sacando el vehiculo de la posicion en que habia quedado.

Bomberos, policias, el personal de las ambulancias. Pero algo no encajaba. Un inquietante sosiego reinaba en medio de aquel caos visual. Nadie mas que ella parecia tener prisa. Un bombero que guardaba sus herramientas con metodica calma. Un enfermero que, en el asiento del conductor, tenia tiempo de rellenar un informe.

Entonces vio a Ase. Inclinada y con la cara entre las manos, estaba medio sentada en la parte trasera de una ambulancia. Habia a su lado una policia rodeandole los hombros con el brazo y la expresion de la policia le corto a Monika la respiracion. En total calma, se quedo parada en medio de la actividad que se desarrollaba a su alrededor. Alguien se le acerco y le dijo algo, pero ella solo se percato del movimiento de los labios. Eran solo unos pasos. Mas de dos, en esta ocasion, pero igual de dificiles de dar. Lo que no queria saber se hallaba oculto en la cuneta, pero el tenso cable se acortaba cada vez mas y, en cualquier momento, le desvelaria la dimension completa de la catastrofe. Se tapo los ojos con la mano. En la oscuridad, alguien anuncio que habian encontrado al alce unos metros bosque adentro. El ruido del motor de la grua ceso, pero ella mantuvo la mano ante los ojos, negandose a saber.

Alli estaba otra vez. Una vez mas, alli estaba, totalmente viva, y todo habia sido culpa suya. Nada podia cambiarse, deshacerse, ella habia tendido la trampa y el jamas saldria de alli.

Abrio los ojos al fin y algo se quebro definitivamente. Donde antes se hallaba el asiento del acompanante no habia ahora mas que chapa arrugada y un trozo de cristal roto de la ventanilla.

Y tambien un cuerpo destrozado, irreconocible, que deberia haber sido el de ella.

12

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