– En Asogatan -respondio-. Y me llamo Brolin.
– Por lo menos hoy hay futbol -sonrio Lundberg-. ?En que parte de Asogatan vive?
– Cerca de Gotgatan.
– Entonces quiza nos pueda llevar a mi y al coche hasta el hotel Malnien, en Medborgarplatsen. No tengo ningunas ganas de dormir en casa esta noche.
Peter penso que era una buena idea.
8
A la manana siguiente, como siempre, se desperto temprano. Se habia acostumbrado a tomar un somnifero, Imovane, antes de irse a la cama. El medico del electroencefalograma en el hospital Sur habia tenido la amabilidad de recetarselo aprovechando una pausa entre dos palabras mientras, de una manera embrollada, intentaba explicarle el presupuesto de la sanidad regional. El efecto de las pastillas duraba solo unas horas, pero dormia un sueno profundo, sin sonar.
Se levanto como solia, a las cinco, y se sento a la mesa de la cocina para esperar el amanecer. Ese dia no tuvo ninguna dificultad para no pensar en sus problemas economicos.
Habia tomado dos decisiones antes de dormirse la noche anterior. Primero llamaria a su hermana y despues iria a cortarse el pelo.
Miro la caja de terciopelo que reposaba sobre el hule frente a el, pero decidio intentar comer una rebanada de pan antes de abrirla.
Nunca le habia gustado comer por la manana.
Mientras comia cogio la bolsa de Konsum de Lundberg y saco el sobre rosa. El olor a perfume era nauseabundo a esa hora del dia. Probablemente tambien en cualquier otro momento.
La noche anterior, durante el relato de Lundberg sobre su disoluta vida amorosa se le habia ocurrido que quien estaba detras de todo era una antigua amante despechada, pero todo en la carta senalaba al futuro. En ninguna parte se podia intuir que hubieran tenido una relacion amorosa con anterioridad. Peter se decidio, no obstante, a preguntar a Lundberg si podia recordar alguna buena candidata.
Despues estudio las esquelas. Agneta y Borje. Kerstin. ?Quien era ella en realidad? Cogio un boligrafo y escribio sus preguntas en el suplemento deportivo del
Ahora que la rebanada de pan estaba segura en su estomago acerco la caja de terciopelo. Abrio cuidadosamente la tapa. No sintio ningun olor. Quiza porque el perfume habia aturdido su olfato.
El dedo tenia alrededor de tres centimetros de largo y la una estaba pintada de rojo. La superficie del corte era algo irregular y rojiza debido a la sangre coagulada. Se podia apreciar un trozo de hueso que sobresalia al final del corte. Colgaba un poco de piel reseca a su alrededor y parecia que el dedo habia sido serrado mas que cortado. Penso con un ligero escalofrio cuanto tiempo habria tardado y que clase de persona era capaz de hacer una cosa asi.
Una hora mas tarde marco el numero del trabajo de su hermana. La telefonista le pidio que esperase un momento pero enseguida oyo la voz de su hermana mayor.
– Si, ?digame?
– ?Hola! Soy Peter. ?Molesto?
Primero hubo un silencio pero despues le parecio que ella estaba contenta.
– ?Hola! ?Donde has estado? Te he llamado mas de mil veces estos ultimos meses. En Navidad estuve a punto de notificar tu desaparicion a la policia. Te he llamado como una loca a casa y a la oficina.
– Ultimamente he tenido mucho que hacer -dijo y para despistar pregunto como estaba el resto de la familia.
Despues de algunos minutos de conversacion de cortesia Peter decidio ir al grano.
– Me pregunto si puedes ayudarme en una cosa. Un amigo mio me ha pedido ayuda y tu eres la unica persona que conozco que pueda responder a mis preguntas. ?Si tienes el dedo de un pie o algo por el estilo se puede averiguar en un laboratorio a quien pertenece?
Permanecieron unos segundos en silencio.
– ?El dedo de un pie o algo por el estilo! ?A que diablos te dedicas? -replico su hermana irritada.
– No es un asunto mio. Son cosas de un amigo -respondio sinceramente.
– Si, claro -resoplo su hermana desconfiada. Comprendio que en ese momento desaparecia lo poco que quedaba de su confianza en el.
– ?Me puedes ayudar? Quiero decir, ?le puedes ayudar?
– ?Es simplemente una hipotesis o quiza tienes un dedo o algo por el estilo que me puedas enviar aqui al laboratorio? Podria determinar con toda seguridad el grupo sanguineo y hacer un perfil del ADN y quiza tambien el sexo, pero luego hay que tener acceso al banco de datos para ver si la persona en cuestion esta registrada. Puedes ir a la policia y mirar en «objetos perdidos».
El sonrio. Siempre tan expeditiva en sus respuestas. Sabia que le ayudaria. Era demasiado curiosa para negarse.
– Puedes tener el paquete manana. Te lo mandare certificado.
Eva suspiro.
– Peter, hagas lo que hagas, ten mucho cuidado. Nunca he sabido realmente a que te dedicas. ?Y haz el favor de no rellenar en el impreso la casilla de «contenido del paquete»!
9
Despues de almorzar Peter entro en la oficina de Lundberg. Subio por la escalera. La proxima vez quiza utilizase el ascensor.
La chica del mostrador hablaba por telefono pero al verlo le rogo a la persona al otro lado de la linea que esperara unos segundos.
– Le pido disculpas por mi comportamiento de ayer, pero no sabia… creia…
El levanto la mano conciliadoramente.
– No pasa nada. ?Esta aqui? -pregunto.
– Si, claro. Pase. Le esta esperando. Por cierto, me llamo Lotta.
Regreso a su conversacion telefonica y el se dirigio hacia la puerta de Lundberg y llamo.
– Pase sin llamar -dijo Lotta con la mano sobre el microfono del auricular.
Dudo unos segundos y luego bajo el picaporte y abrio.
Lundberg tambien hablaba por telefono pero Peter oyo que intentaba acabar la conversacion. Entro y cerro la puerta. Las cortinas blancas de las paredes de cristal estaban corridas. Lundberg colgo el telefono.
– No es una buena idea llamar a la puerta y esperar respuesta. Esta habitacion esta tan insonorizada que uno podria hacer estallar una bomba aqui dentro sin que se oyera nada en el vestibulo. Sabe Dios como se las arreglaron para hacerlo. Bonito corte de pelo, por cierto.
Peter se paso con embarazo la mano por el pelo recien cortado y miro la lampara del techo.
– Gracias por lo de ayer -continuo Lundberg-. Me hace sentirme mejor no estar solo en esta locura.
Peter sintio que acababa de recibir un cumplido que no se otorgaba a cualquiera. Olof Lundberg le necesitaba. Se pregunto si eso le parecia mas extrano a el o al propio Lundberg.
– ?Ha llegado algo en el correo de hoy? -pregunto Peter.
– No, por suerte. Ni una una -respondio Olof y sonrio.
Sin duda hoy parecia mas tranquilo, penso Peter, y continuo:
– He enviado el dedo a un laboratorio de Goteborg por correo certificado. Ya veremos que sacamos de eso. Tengo unas cuantas preguntas.