paz, poder moverse entre las cosas del Tiempo anterior e intentar aliviar su pena.

Ahora comprendia que ella habia sentido miedo. Miedo a que el encontrase papeles u otras senales que ella habia procurado ocultar toda la vida.

Despues de acabar de limpiar y de haber ordenado su vida ella se tumbo en su cama para, finalmente, poder reunirse con su amado.

Durante la autopsia no encontraron ni rastro de somniferos u otras senales de suicidio. Simplemente se habia tumbado y habia dejado de respirar.

37

Un par de horas mas tarde se tomo el Sobril que Olof le habia dado y, finalmente, cayo en un sueno liberador.

Cuando se desperto era casi de noche. Necesito un momento antes de que todas la nuevas experiencias encontraran su lugar y permanecio tumbado con los ojos cerrados intentando ordenar todos los datos en su enorme armario de sentimientos. Deseo no estar tan agotado, pues sabia que eso no mejoraba en nada su capacidad de razonar. Un cerebro tan desconcertado y ofuscado como el suyo en un cuerpo que apenas podia levantarse de la cama no era una buena combinacion en una situacion como esta. Necesitaba de toda su fuerza y cordura para soportar el examen de su vida que debia realizar, sin rendirse ni entregarse al sentimentalismo o a la autocompasion.

Seria tan sencillo dejarse simplemente arrastrar a la tentadora caida… Salir de la confusion de la forma mas sencilla, ahora que habia conocido la verdad mientras se encontraba en lo mas bajo.

Pero ahora estaba Olof.

Se encontraba en un momento decisivo de su vida. Olof ya habia preparado el camino para el. Lo unico que necesitaba hacer era seguir respirando, y por primera vez levantar la vista hacia el futuro en lugar de continuar mirando atras para asegurarse de que los fantasmas le seguian.

Tenia que dejarlos marchar.

Tenia que abandonarlos aqui y, por fin, vivir su propia vida.

Si no estuviera tan cansado.

Tambien tenia sed. Tenia la garganta seca. Giro la cabeza y sonrio al ver que Olof habia colocado un recipiente con agua y un vaso en el borde del escritorio junto a la cama.

Decididamente lo olvidaba bien. Alguien habia escuchado su plegaria.

Intento incorporarse sobre un codo y alargo el brazo hacia el vaso.

A mitad de camino dudo y se tumbo inmovil con el brazo aun estirado.

Habia oido un ruido.

Estaba justo a su lado, y en el mismo instante que comprendio lo que era alargo rapidamente la mano y encendio la luz.

Alguien respiraba en la habitacion.

Se sento en la cama y apoyo la espalda contra la pared. Era como si el viento se hubiera llevado todo lo que habia pensado y sentido la ultima hora. Lo unico que existia era la enorme amenaza a la que se enfrentaba. El mundo a su alrededor desaparecio y la habitacion en la que se encontraba se redujo a una diminuta caja.

Volvio cuidadosamente la cabeza y miro de reojo hacia el suelo. La silla del escritorio no estaba fuera en su lugar y de debajo de la mesa donde deberia haber estado sobresalian dos pies desnudos.

Dos pies desnudos con las unas de cada uno de los nueve dedos pintadas de rojo.

38

Estaba sentado en la cama aterrorizado. No podia moverse.

Su cuerpo y su alma le decian que la montana rusa a la que los habia sometido durante estos ultimos dias era mas de lo que podian soportar. Ahora ya era suficiente.

Su respiracion se volvio rapida y profunda y supo que si no se controlaba pronto y comenzaba a respirar mas pausadamente se veria afectado de hiperventilacion. Ya podia sentir los pinchazos en las manos.

Su mirada estaba clavada en los pies. Cuando le parecio que habia pasado una eternidad los pies se movieron y un ojo aparecio por detras del borde de la mesa.

No habia ninguna duda de a quien pertenecia aquel ojo.

Su cabello rubio tenia un color marron oxidado a causa de la sangre coagulada y el ojo estaba sanguinolento y rodeado de un profundo moraton negro lila.

Ella se movio un poco y pudo ver su rostro.

Respiraba con pesadas, cansadas inhalaciones. No apartaba la vista de el pero la mirada, con sus parpados pestaneando lentamente, hizo que el por un segundo pensara en una muneca mecanica a la que se le estaban acabando las pilas.

El rostro de ella mostraba claras huellas del maltrato al que el la habia sometido y se contraia con fuertes espasmos a intervalos regulares.

No dijo nada pero siguio observandolo fijamente con la mirada vacia.

El no podia detener su hiperventilacion. El exceso de oxigeno ahora habia alcanzado cada parte de su cuerpo, y tenia los brazos y las piernas petrificados en un calambre. Sintio claras senales en la mitad del rostro; como si de pronto tuviese un derrame cerebral, su mejilla colgaba y su boca dejaba correr la saliva por la barbilla. Tenia los brazos paralizados pegados al pecho y los dedos extendidos parecian garras. Habia perdido el control y no tenia ninguna posibilidad de influir en su respiracion. Comenzo a ver puntos delante de sus ojos, pero en algun lugar tras la membrana gris vio como ella intentaba levantarse y comenzaba a acercarse.

Intento golpear la cabeza contra la pared para llamar la atencion, pero la pared era de piedra y el sonido se ahogo en la habitacion.

– Nadie te va a oir -tartamudeo ella-. Lo he degollado.

La vio al fondo de un tunel. Sintio que estaba a punto de perder el conocimiento, entonces estaria perdido.

– Casi conseguiste matarme -prosiguio ella-, pero antes de eso te devolvere algo que me diste.

Vio que ella se tambaleaba.

Se volvio hacia la mesa y el se pudo imaginar que cogia algo del plumero. Dio con gran esfuerzo los dos ultimos pasos hasta la cama y resbalo, mas que sentarse, frente a el.

Ahora todo el rostro de Peter se habia petrificado en un calambre y le dolian las piernas y los brazos a causa del esfuerzo.

– Al fin, papa -mascullo ella-. Ahora recibiras lo que me diste.

Alzo un abrecartas hacia el y Peter cerro los ojos.

La oyo gemir y abrio los ojos.

El abrecartas atravesaba la palma izquierda de la mano de ella y la sangre corria por la muneca hasta la colcha.

Lo miro fijamente a los ojos. Con algo que parecio un gran esfuerzo alargo la mano y dejo que la sangre cayera sobre el rostro de el. El calambre en su cuerpo era total y no pudo cerrar la boca. Sintio el sabor a sangre en la lengua.

Ella bajo la mano y se extrajo con dificultad el abrecartas de la palma. Su rostro se contrajo de dolor. El abrecartas se alzo lentamente frente al rostro de el.

– Sera mejor dejar una pequena herida como recuerdo. Seria una pena no corresponder a tu regalo.

Pudo sentir la hoja roma contra su mejilla.

De repente la habitacion exploto.

Una lluvia de trozos de cristales cayo sobre ellos y en el mismo instante se abrio la puerta.

Cuando levanto de nuevo la mirada ella se encontraba al otro lado de la habitacion entre dos policias

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