uniformados y un tercero entraba a traves de la ventana rota.
Ella gritaba; un grito agudo que lleno la habitacion y el perdio la vision durante un segundo.
– ?Donde le ha herido? -le gritaba uno de los policias, pero el no pudo responder.
La habitacion se lleno de policias y al momento siguiente Olof estaba junto a el.
– Tranquilizate, asi, asi, ahora ya ha pasado, intenta respirar con calma.
Se dio la vuelta y grito a los policias.
– ?Saquenla de aqui, joder!
– ?Estas herido? ?Intenta decirme donde estas herido!
Peter flotaba arriba en el techo. Vio a los policias, a Olof y a si mismo ahi abajo. Olof habia conseguido bajarlo a la cama pero los pies y los brazos estaban agarrotados en una posicion fetal. Dos personas vestidas de blanco irrumpieron en la habitacion; una de ellas escucho su corazon y la otra le tomo la tension, hablaban excitados entre si. Olof tenia la cara completamente palida y lo acariciaba en la frente. Toda la cama estaba llena de sangre.
– Tenemos que detener el ataque -dijo uno de los vestidos de blanco-. Dale cero coma cinco de Atropin.
Le pusieron una mascara de oxigeno sobre la boca.
– Coge un tubo. ?Hay que entubarle! Disculpe, ?se puede apartar un poco?
Olof se levanto y se separo un paso de la cama para dejar espacio a los enfermeros.
Peter sintio como un tubo se introducia por su garganta y pudo ver como el pecho subia y bajaba.
Se dejo caer sobre la cama y fue uno con su cuerpo que yacia ahi y pudo sentir claramente como algo lo alzaba y lo sacaba de la habitacion.
39
Estaba justo al borde. Un paso mas y caeria unos cuantos kilometros. Nunca lo encontrarian. No se podia vislumbrar el fondo.
Respiro hondo. El aire tenia aqui un sabor diferente al de cualquier otro sitio en los que habia estado antes. Aun cuando el sol brillaba el aire era frio y se abrocho la chaqueta.
A ella la habian encerrado.
De nuevo.
Cuando el comenzo a sentirse con fuerzas decidio intentar visitarla. El personal de Beckomberga le habia dicho que, por fin, reaccionaba a la medicacion pero que se necesitaban dosis tan altas que de momento estaba mas o menos aturdida, y que la larga evolucion de la sifilis habia causado danos irreparables en la medula espinal y una variz cerebral que estaba tan mal situada que no se podia operar.
Nadie podia explicar como habian podido pasar por alto su enfermedad durante todos esos anos y nadie podia determinar cuanto le quedaba de vida.
Se detuvo al otro lado de la puerta con ventana y la observo. Estaba sentada completamente inmovil sobre una tarima a la pared; miraba fijamente al vacio. Los muebles de su habitacion estaban asegurados a la pared y parecia mas una celda que una habitacion de hospital. No habia ni un objeto suelto; el personal le explico que lo habian intentado, pero que tenia frecuentes y terribles ataques de rabia y temian que se lesionase.
Ella no tenia ni idea de que el estaba ahi observandola, asi que se tomo su tiempo.
Habia adelgazado. Ahi sentada parecia un pajarillo perdido. Miserable y abandonada. El miedo que habia temido sentir al verla se transformo en pena. Una rabia por la incomprensibilidad de la vida.
?Que vida habia tenido! El, que siempre habia creido ser el mayor perdedor, era quien gozaba de una nueva oportunidad en la vida, mientras que ella se habia llevado el billete sin premio y le habian arrebatado cualquier posibilidad de tener una vida digna antes de poder comenzar.
El personal le relato su espantosa vida. Su situacion familiar durante la infancia fue horrible. El padre era alcoholico y la madre tuvo que buscar ayuda medica unas cuantas veces despues de ser brutalmente maltratada. Pero nunca quiso denunciarlo a la policia, lo cual imposibilito cualquier cambio en su situacion. Todo estaba escrito en el grueso historial medico de Anja Frid.
La madre muere en 1958 y la paciente vive con su padre.
A los 11 anos de edad aparecen los primeros sintomas de problemas psiquicos y la paciente es internada varias veces en diferentes sanatorios, siempre con buenos resultados. No se puede establecer un diagnostico.
Al regresar a casa vuelven los ataques con mas frecuencia. Se recomienda una familia de acogida.
Los medicos observan «una madurez sexual anormal» cuando la paciente, en dos ocasiones, hace aproximaciones sexuales a su padrastro en la casa de acogida. La estancia en la casa de acogida se interrumpe y la paciente es trasladada momentaneamente a un hospital psiquiatrico para someterla a unos analisis. La paciente es descrita como desequilibrada y con una evidente dificultad para establecer limites para su propia integridad y la de los demas.
Cuando la paciente tiene 13 anos, los medicos aceptan la recomendacion del padre para realizar una esterilizacion forzosa para evitar embarazos indeseados. La operacion se realiza y la paciente regresa a casa.
A continuacion hay solo anotados apuntes de visitas rutinarias, en estos la paciente es considerada como «retraida» y «socialmente inadaptada» y no se anota ninguna recaida antes de enero de 1988, cuando fallece el padre. Los tres anos siguientes se trata a la paciente de una profunda depresion, la mayor parte del tiempo este encerrada en una institucion.
En 1991 la paciente consigue un piso propio y los medicos confian que pueda ocuparse de si misma. Se le asigna una pension de invalidez.
El ultimo contacto con la sanidad tiene lugar en marzo de 1996, cuando ella misma acude al hospital psiquiatrico de Beckomberga despues de sufrir repetidos ataques paranoicos. Se le receta a la paciente la medicacion adecuada y se la cita para una siguiente visita. La ultima anotacion tuvo lugar en octubre de 1996, en ella se hace constar que la paciente no ha acudido a su ultima cita y que se debe actuar.
Llamo cuidadosamente a la puerta.
Ella volvio lentamente la cabeza.
Cuando lo vio a traves del cristal todo su rostro se desencajo en algo que parecia una sonrisa sincera. Una enfermera abrio la puerta cerrada con llave y Peter entro.
Se levanto y se acerco a el.
– Papa -dijo, y se acurruco en sus brazos.
El la acaricio torpemente.
– ?Por fin has venido, te he esperado durante tanto tiempo!
Ella le pidio que se sentara. Se sento en la tarima pero no sabia que decir. Hubiera deseado llevar unas flores pero el personal se lo habia prohibido.
Permanecieron sentados en silencio. Ella lo miro con afecto y todo su rostro sonrio. El abrio la boca y quiso decir algo pero cuando comenzo se olvido de que era.
– ?Que has dicho, papa? -pregunto ella regocijada con una ligera risa.
Peter sintio como crecia una bola en su garganta. Trago y bajo la vista al suelo.
– Perdona -susurro el.
La habitacion quedo en silencio; carraspeo y la miro.
– Perdona -repitio con mas claridad.
Lentamente la sonrisa de ella se transformo en una mueca de dolor y grandes lagrimas corrieron por sus mejillas. Lloriqueaba.
El tomo sus manos y las acaricio dulcemente.
– Perdona -dijo de nuevo.