Un par de minutos mas tarde estaba fuera, en el aparcamiento. Tenia frio sin chaqueta. Despues de diez minutos empezo a blasfemar por su honradez. Temblaba, estaba congelado.
Tardo casi media hora en llegar andando hasta Tyskbagargatan. Su determinacion habia eclipsado todos los sentimientos y el pensamiento de que pudiese encontrarse con ella ni siquiera se le habia ocurrido.
Tenia que conseguir la carta.
Eso era mas importante que todo lo demas, pues todo lo demas, en realidad, no tendria importancia si no conseguia recuperarla.
Pulso todos los botones del portero automatico. Alguien pregunto quien era pero no respondio y finalmente la cerradura zumbo.
Casi dentro.
Esta vez fue al reves. Su cerebro estaba al mando y no permitia que el cuerpo se rindiese a causa de su agotamiento. Las piernas le temblaban y la respiracion era pesada pero no dejo que eso le detuviese sino que continuo decidido escaleras arriba.
En el cuarto piso se detuvo y escucho. No podia oir otra cosa mas que su propia respiracion y continuo subiendo hasta el ultimo piso.
La puerta de Anja Frid habia sido forzada, eso estaba perfectamente claro; luego la policia habia colocado una especie de cerradura provisional y habia puesto un cartel que indicaba que el lugar estaba precintado debido a una investigacion criminal.
Escucho a traves de la puerta. El interior del piso estaba en silencio y a traves del agujero de la cerradura pudo ver que no habia ninguna lampara encendida. Fuera habia empezado a amanecer y se abstuvo de encender de nuevo la luz de la escalera despues de que se apagara, preferia apanarse con la luz que se introducia a traves del ventanal de la escalera. Probo la cerradura. Era fuerte pero no tanto como para no ceder a su resuelta fortaleza. La cerradura salto con un estruendo y el permanecio completamente quieto escuchando la reaccion de la escalera.
No ocurrio nada.
No podian haber pasado mas de veinte horas desde que habia salido del piso. Nunca se hubiera podido imaginar que tuviera tanta prisa por regresar.
La puerta se abrio y Peter entro por segunda vez en su vida por la puerta sin dudarlo. El piso estaba en silencio. Encendio la luz y se puso de rodillas en la habitacion en la que habia estado preso y comenzo a buscar entre la basura del suelo. Prosiguio por la cocina y la otra habitacion, aun cuando sabia que no la podia haber perdido ahi. Sintio como el valor comenzaba a abandonarle. Debio deslizarse de su bolsillo de camino al hospital. Se dejo caer en el suelo con las rodillas recogidas y se paso los brazos por la cabeza.
No podia ser cierto.
Los pantalones olian mal.
?El cuarto de bano!
Corrio al recibidor y abrio la puerta del cuarto de bano. El olor a orina le golpeo como si chocara contra una pared pero se lanzo al suelo sin dudarlo y comenzo a rebuscar.
La encontro al fondo, detras del retrete. Una liberacion tan fuerte como una inyeccion de calmantes se extendio por su mente. Cogio la carta y leyo una vez mas el sobre.
Habia visto bien.
En el recibidor colgaba su chaqueta, la cartera aun estaba en el bolsillo. Sin mirar atras salio del piso y dejo la puerta abierta de par en par.
Mientras bajaba por las escaleras guardo cuidadosamente la carta en la cartera y vio que todo su dinero aun estaba en la billetera.
En la calle paro el primer taxi que encontro.
35
Tan pronto como se sento en el asiento del taxi su cuerpo comenzo a hacerse notar. La fria caminata habia acabado con sus ultimas fuerzas y ahora cada parte de su cuerpo gritaba pidiendo descanso y satisfaccion.
Le pidio al taxista que le llevase a Saltsjo-Duvnas. Olof deberia de estar en casa a esta hora del dia y si por alguna razon no estuviera, aun tenia la llave de Lotta en el bolsillo.
Cuando llego a la puerta dudo. El reloj en el salpicadero del taxi marcaba las seis menos diez. ?Debia llamar al timbre o simplemente abrir con su propia llave? La solucion fue un compromiso entre ambas. Saco su llave y abrio la puerta al mismo tiempo que gritaba tanto como le permitia su voz que era el quien entraba. La luz roja de la alarma parpadeaba enfadada y marcaba en la pequena pantalla que pronto pensaba ponerse en marcha si alguien, inmediatamente, no pulsaba la clave correcta. Aun la recordaba y la luz dejo de parpadear.
No le dio ni siquiera tiempo a quitarse los zapatos antes de que Olof apareciera en el recibidor. Llevaba la bata sin abrochar y parecia tan cansado que era sorprendente que pudiera mantenerse de pie.
– ?Que haces aqui? ?No estabas en el hospital?
Parecia tanto enfadado como sorprendido.
– No aguantaba mas. ?Puedo entrar?
Peter bajo la vista al darse cuenta de que el mismo ya se habia permitido entrar. Eso apenas le dejaba a Olof la posibilidad de decidir por si mismo.
– ?Pasa y sientate! Pareces mas muerto que vivo.
El podia decir lo mismo de Olof pero se abstuvo. Olof le condujo hasta el sofa, busco una colcha y se la paso por los hombros.
– Dios mio, te tiembla todo el cuerpo. ?Quieres algo?
Peter asintio.
– Me sentaria bien un poco de te.
Olof se fue a la cocina y el se reclino y cerro los ojos. Se pregunto cuanto podia uno abusar de su cuerpo antes de que este simplemente decidiese tumbarse y morir.
Olof regreso con una taza de te y le ayudo a llevarsela a la boca. El cerebro aun estaba perfectamente claro, pero sentia el cuerpo completamente extenuado.
– Tienes que intentar beber, eso dijeron en el Karolinska. ?Sabe alguien que estas aqui?
Nego con la cabeza.
– Quiza deberiamos llamar y comunicarselo para que no te pongan en busca y captura.
Se suponia que era una broma pero el no tenia ni fuerzas para reir. Olof fue a buscar el telefono y llamo a informacion. Le pasaron con la centralita del Karolinska.
– Desearia hablar con alguien de la planta cincuenta y tres. Gracias.
Peter volvio a cerrar los ojos.
– Me llamo Olof Lundberg y solo deseaba notificarles que el paciente Peter Brolin que ha desaparecido esta noche esta en mi casa.
Silencio.
– Si esta muy cansado y estoy procurando que beba algo. ?Hay algo mas que pueda hacer?
Silencio de nuevo.
– Vale. No, se quedara aqui. No soporta los hospitales. ?Seria posible que venga alguien a casa para atenderle durante el dia?
Olof dio su direccion y colgo.
– Gracias -susurro Peter.
– Ahora tranquilizate, te sentiras mejor si consigues dormir de verdad. Dijeron que tenias que beber mucho, pero sobre todo descansar. Aseguraron que estabas extenuado. ?Es eso cierto?
Peter lo miro. Olof sonrio y esta vez le devolvio la sonrisa.
– ?Que fue lo que ocurrio en el piso realmente? -pregunto Olof seriamente-. ?Tienes fuerzas para contarmelo?
– Manana -contesto el.