nadie pudiera pasarlo por alto.
Intento concentrarse en mantener la ansiedad a raya. Tenia que actuar ahora que todavia podia.
Comenzaba a amanecer en el piso cuando ella se desperto. Miro a su alrededor y Peter vio que las rayas de la pana del sillon habian dejado largas marcas en su mejilla derecha. Clavo los ojos en el enfadada y desaparecio en la cocina. Oyo que abria el grifo del agua.
Se oia una debil musica que venia de algun piso cercano.
Cada vez que algo le recordaba que el mundo seguia su curso sentia como un consuelo, pero al mismo tiempo le embargaba una ligera preocupacion.
?Habia alguien buscandole? ?Alguien le habia echado do menos?
La tarde paso. Ella no habia aparecido y eso estaba bien. Tuvo tiempo de sobra para tranquilizarse. La carta aun estaba tirada en el suelo, le daban palpitaciones cada vez que la veia.
Cuando la habitacion se quedo a oscuras envolvio la argolla
Dormia a ratos, pero no tan profundamente como para no despertarse al mas minimo ruido. No pensaba dejarse sorprender.
Comprendio que ahora debia de ser de noche. No se oia ningun ruido en la casa y hacia tiempo que no oia nada en la escalera.
Se pregunto que haria ella. Seguramente pasar la resaca.
Se encendio la lampara del techo.
Cerro los ojos y fingio dormir. La oyo pasearse por la habitacion. Miro con los ojos entrecerrados y la vio deambular sin parar de un lado a otro de la habitacion con los brazos en cruz.
Fingio que lo habia despertado y abrio los ojos. Bajo la colcha seguia moviendo la argolla con tirones continuos.
Ella lo miro de hito en hito. Parecia irritada. ?Quiza no era tan divertido como ella habia pensado? ?Quiza la caza y el acorralamiento de la presa habia sido mas divertido que la victoria en si?
– Te gusta el Lundberg ese, ?verdad?
El no respondio.
– Os vi por el telescopio abrazandoos en la oficina. Lo que haceis por la noche es facil de adivinar. Joder, me dan ganas de vomitar.
Hablaba entrecortadamente, como si sintiese dolor en alguna parte.
El se sonrojo.
– Me parece que tendre que hacer algo con el, para que te animes un poco. No te puedo tener aqui en casa tumbado tranquilamente y comiendo.
Se sento en el sillon.
– ?Y si le corto el cuello? -sonrio.
El se quedo helado.
– O simplemente incendiar su casa mientras este durmiendo, y esperar a que salga corriendo a la calle. ?Que te parece, eh, Peter? ?Que te desesperaria mas?
El trago saliva.
?Dios mio, ayudame a controlarme!
Estornudo. Sintio que le salia un moco y le colgaba del labio superior.
– Me da igual -dijo el con una sonrisa-. ?No hay nadie en el mundo que me importe menos que Olof Lundberg!
Cruzo inconscientemente los dedos de su mano izquierda.
Ella se dio cuenta de que utilizaba sus propias palabras y sus ojos se empequenecieron.
– Te crees alguien, ?verdad? ?Pero mirate! Estas ahi tumbado como un fardo y no puedes hacer ni una mierda. Puedo hacer lo que quiera contigo. ?De mi depende si vas a sobrevivir esta noche o no!
La mitad izquierda de su rostro comenzo a temblar. Finalmente se agitaba toda la cabeza. Parecia como si la incomodase, pues intentaba ocultar el rostro con sus manos. Le dio la espalda.
Tenia el pie izquierdo sobre la carta.
Como si hubiera sentido su mirada se agacho y la cogio. Los temblores se desvanecieron. De nuevo se volvio hacia el. Su sonrisa le asusto. Alzo la mano con la carta.
– ?Ahora, pequeno Peter, vamos a ver si hay alguien que te importe en el mundo!
Su corazon dio un vuelco.
Ella fue a la cocina y oyo el sonido de una cerilla al encenderse. Peter cogio la argolla e intento con todas sus fuerzas que cediese. En ese mismo instante aparecio ella en el vano de la puerta con un candelabro rojo con un vela encendida. Pulso el interruptor y la lampara del techo se apago.
– Ahora vamos a ver lo bien que arde la carta de despedida de la vieja -susurro ella.
Desfilo como una santa hacia la mesa con el candelabro extendido frente a si. Lo coloco sobre la mesa. El corazon de Peter latia desbocado. Podia hacer lo que quisiera con el, pero que no quemase la carta.
Y eso era precisamente lo que ella sabia.
Habia ganado.
Acerco lentamente la carta a la llama.
Algo se rompio su interior.
Grito. Completamente enloquecido. Todos sus sentidos se concentraron en su garganta y el sonido que produjo fue inhumano. Su miedo habia madurado en secreto hasta convertirse en un tigre rugiente y ahora se defendia de la colosal amenaza a que era sometido. A traves de su cuerpo fluyo una descarga de adrenalina que hizo que sus musculos se tensaran como muelles de acero; no le extrano notar que la argolla se desasia de la pared.
Se sento y se volvio hacia ella. Estaba como petrificada, con la mano aun alargada hacia la vela. Sin pensarlo cogio su almohada y la lanzo hacia la llama de forma que la vela cayo y se apago.
El cerebro estaba desconectado, el cuerpo reaccionaba por su cuenta. Sujeto la cuerda de sus pies y comenzo a patear los pies de la cama. Con el rabillo de ojo vio que ella se habia recuperado de la sorpresa inicial y corria hacia la cocina.
En medio del revuelo las voces de alarma sonaron con fuerza y le indicaron que no tenia mucho tiempo. Continuo pateando. Con un estruendo cedio el bastidor de la cama y la cuerda se aflojo.
Era libre.
La vio en el vano de la puerta y todo su cuerpo se preparo para la lucha. En este momento era invencible.
Ella encendio la lampara del techo. La vision de Peter debio de asustarla pues se detuvo y dudo. El no apartaba la vista de ella.
Miro dubitativa a su alrededor.
El dio un paso repentino hacia ella.
Ella se sobresalto. La jeringa estaba entre sus dedos indice y corazon; cuando se amedrento salio un chorro de liquido por la aguja que cayo al suelo.
– Dame las llaves de la puerta -siseo ronco.
Se le habia roto algo en la garganta.
La expresion del rostro de ella cambio al comprender que aun tenia algo de ventaja.
– Ven y cogelas -sonrio ella.
El dio un paso. Ella no se movio de su sitio. Su cerebro bombeaba adrenalina. Sentia el pulso en cada parte de su cuerpo.
– No las tengo -dijo ella-. Las he tirado al retrete. De cualquier manera, no saldras nunca mas de este piso. ?No te has enterado todavia? Tu y yo vamos a vivir aqui, como la familia feliz que somos. ?No es asi, hermanito?
Se lanzo sobre ella y ella cayo hacia atras en el recibidor. Estaba sobre ella y habia conseguido sujetarle la