Cuando llego al primer «puedo ir contigo» grito muy fuerte, se puso de pie y canto el resto de la cancion chillando.
Alguien golpeo en el piso de abajo.
El sonido le lleno de esperanza pero ella siguio gritando:
– ?Id al infierno, cabrones!
Se encendio la lampara del techo en la habitacion.
– Necesito ir al cuarto de bano -rogo Peter.
– No necesitas nada, mierdecilla -respondio ella.
El se volvio hacia la pared.
– Por favor, dejame ir al cuarto de bano -intento el.
– ?Puedes hacerlo mucho mejor que eso! ?Di, querida Anja!
La necesidad carece de ley.
– Di, querida y maravillosa Anja -dijo ella.
El cerro los ojos y repitio sus palabras.
– ?Ves que bien lo puedes hacer? -dijo y desaparecio hacia la cocina.
Regreso con otras esposas y le ordeno que alargase la mano derecha. A continuacion se inclino sobre el y sujeto el extremo libre alrededor de su muneca izquierda. Pudo ver sobre el las ventanas de su nariz y aparto la vista. Su olor se extendio como una colcha sobre el. Tenia un intenso olor a sudor rancio y perfume y el intento contener la respiracion. Le solto de la pared y el se sento. Durante un segundo sintio deseos de golpearla pero sabia que no tenia mucho que ganar. Ademas, tenia ganas de orinar. Ella abrio un candado que al parecer era lo que sujetaba sus pies a la cama y el paso las piernas por el borde de la cama. La cuerda aun seguia atada a sus tobillos y tuvo que saltar para poder avanzar. En el recibidor lanzo una mirada al cuarto contiguo y vio la fotografia. El parecido era sorprendente.
Ella abrio la puerta del cuarto de bano y le dejo entrar.
– ?Es para mear o para algo mas? -dijo sonriendo.
El salto hacia el borde del retrete e intento bajarse la cremallera. Tenia tantas ganas de mear que ni siquiera se sintio incomodo. Era como hacerlo delante de un perro. Casi habia olvidado que ella era una mujer.
– Si no quieres que mee en el suelo tendras que ayudarme a sujetarla -se oyo decir.
Se sorprendio de lo que habia dicho. Giro la cabeza y la miro.
Ella reacciono inmediatamente. Salio retrocediendo del cuarto de bano y se coloco con la espalda bien pegada a la pared opuesta del recibidor. Lo miraba fijamente con los ojos completamente abiertos, respiraba entrecortadamente.
El volvio la cabeza e intento apuntar tan bien como pudo. La mayor parte se derramo por el borde del retrete y continuo hasta el suelo. Intento proteger sus pies y sus pantalones lo mejor que pudo.
Consiguio abrir el grifo con dificultad. Sentia una gran necesidad de lavarse las manos.
Con el rabillo del ojo la vio aparecer por el vano de la puerta y antes de que pudiese reaccionar sintio el pinchazo de la aguja en su espalda.
Lo ultimo que percibio fue el olor a orin.
31
Estaba internado en el hospital de Jonkoping. Cuando desperto su madre estaba sentada en una silla a su lado. Le dolia el estomago y empezo a llorar. Su madre le acariciaba torpemente la mejilla.
– Pronto estaras bien -dijo tranquilizadoramente.
Un hombre mayor dormia en una cama junto a la suya. La habitacion era blanca y olia a limpio.
Tenia nueve anos y lo acababan de operar de apendicitis.
Dejo de llorar y cerro los ojos. Disfruto sorprendido de las caricias de su madre y deseo no ponerse nunca bueno. Despues de un rato sintio que su mano habia desaparecido. Levanto la mirada hacia ella.
Lloraba. Grandes lagrimas corrian por sus mejillas y el se pregunto preocupado que habia hecho.
– No es nada -respondio ella sollozando y saco su panuelo-. Ahora intenta dormir.
Ella siguio acariciando su mejilla y el intento satisfacerla.
Volvio a despertarse. Ella aun le acariciaba la mejilla. Abrio los ojos.
Ya no era su madre la que estaba sentada a su lado. Era Anja Frid. El giro instintivamente el rostro. Sus caricias le parecieron un atropello. Ella aparto la mano.
Tenia tanta hambre que el estomago gritaba.
– Tengo que comer algo -dijo.
Ella lo observo durante un rato como si considerase la cuestion y luego se fue a la cocina. La habitacion estaba iluminada. Calculo que debia de ser sabado. La posibilidad de que Olof se encontrase en el telescopio era minima y eso le desespero. Comprendio que ahora estaba seriamente obligado a intentar salir de alli. Pero no sabia como. A estas alturas Eva estaria enfadadisima. Confio en que esta vez ella se pusiera en accion y denunciara su desaparicion a la policia. ?Seria de alguna ayuda? Para un extrano no habia ninguna relacion entre el y Olof o Anja Frid. Seria imposible encontrarle.
La unica oportunidad era el taxista que le habia llevado hasta alli, pero el sabia que no solia causar una impresion imborrable en la gente. No estaba seguro de que lo hubiera conseguido precisamente durante ese viaje.
?Como podia haber sido tan tonto de no dejar ningun recado en ninguna parte? La confianza en si mismo debio de subirsele a la cabeza cuando se apresuro hasta alli como un Superman.
Ahi tumbado, la prueba de su fracaso era mas que evidente. Decidio que si este era el final queria saber por que.
Quiza fuera por eso por lo que se encontraba tan tranquilo. Porque en su interior creia que esto era el final y tampoco le importaba tanto.
Penso en su sueno. Habia sido tan real. Nunca antes habia sonado con su madre pero la sensacion de su proximidad aun estaba en su interior. Hacia mucho tiempo que no recordaba aquella habitacion del hospital.
Ella regreso con una bandeja con dos rebanadas de pan con mantequilla y queso y un vaso de leche.
– Toma -dijo bruscamente y alargo la bandeja.
El se sento y ella la coloco sobre sus rodillas.
Se dio la vuelta y desaparecio en la cocina.
Miro con asco las rebanadas de pan. Se podia distinguir la marca de sus sucios dedos de ella sobre una de las lonchas de queso y le repugno solo pensar que las habia tocado, pero el hambre era mas fuerte. Le dio un bocado a una de las rebanadas, luego tuvo que colocarla sobre la bandeja para poder coger el vaso de leche con su mano libre.
Miro la argolla de la pared e intento moverla. No cedio ni un milimetro. La cogio entre sus dedos e intento tirar.
Le vino a la memoria un antiguo recuerdo. Una vez hacia mucho tiempo, Johan, un amigo del grupo de SL, y el estaban paseando por Vasterlanggatan durante la Navidad. En uno de los escaparates de una tienda de golosinas vieron un Papa Noel mecanico que con la terquedad de una mula golpeaba el cristal con su baston. El baston golpeaba cada vez exactamente en el mismo sitio. Johan, que iba a un curso nocturno de fisica, se detuvo admirado y observo al Papa Noel. Explico que a pesar de que los golpes no eran fuertes, al cabo de un tiempo el material se desgastaba y el cristal se romperia. Aun cuando el Papa Noel quiza tuviera que estar golpeando las veinticuatro horas del dia durante unos cuantos anos exactamente en el mismo sitio, realizando una complicada operacion de calculo se podia determinar exactamente cuantos golpes soportaria el cristal. Finalmente, acabaria cediendo a causa del esfuerzo.
Peter reflexiono sobre esto y deseo que tambien valiera para las paredes de piedra.
Continuo comiendo mientras trabajaba concienzudamente la argolla con la mano izquierda.
Ella regreso a la habitacion y se sento en el sillon. Arrastro la mesa de centro con la mano, tiro al suelo los cachivaches que habia sobre ella y coloco una botella de Sylvaner y un vaso. Retiro la bandeja de las piernas de