– Voy a ver si puede tomar algo para calmar el dolor -dijo y esbozo una sonrisa-. Pulse el timbre si necesita algo.
Salio por la puerta.
– ?Puedes hablar? -pregunto Olof.
Peter senalo la garganta y nego con la cabeza.
Permanecieron sentados en silencio, al cabo de un rato se abrio la puerta y regreso la enfermera. Se acerco a la canula e inyecto algo en su mano.
– Pronto se sentira mejor -sonrio ella-. Intente beber tanto como pueda. Estaba muy deshidratado al llegar.
Abandono la habitacion y Peter vislumbro la espalda de un policia a traves de la puerta abierta. Se recosto y se sintio completamente seguro.
El medicamento actuo casi inmediatamente.
– Fue ella -dijo cuando sintio que la voz respondia.
– ?Quien?
– Bodil Andersson.
– ?Que?
– Fue ella todo el tiempo. Te llame pero tu habias ido a reunirte con ella. Le dejo un mensaje a Lotta para mi, entonces comprendi que era ella.
– Pero…
– Con la ayuda de la lista de Beckomberga consegui adivinar quien era y me lance a un taxi. Pense que quiza queria herirte, asi que no me lo pense demasiado antes de entrar en su piso. Cai en una trampa. ?Donde esta ella ahora? ?La mate a golpes?
El dolor casi habia desaparecido, pero sintio como se le desgarraba la garganta al hablar. Queria contar lo mas importante antes de que el medicamento dejara de actuar.
– No estaba en el piso -dijo Olof-. Solo te encontraron a ti.
Peter miro a su alrededor.
– ?Tienes que encontrarla! Esta loca de remate. Me tuvo atado a la cama todo el tiempo y…
La voz le fallo.
– ?La policia? -susurro y cabeceo hacia la puerta.
Olof bajo la vista.
– Estan aqui para interrogarte… Yo tampoco comprendi lo que habia pasado, asi que no supe realmente que debia decir. El nombre de Anja Frid no me decia nada. Pero tu hermana consiguio localizarme ayer y entonces comprendi que habia pasado algo, de modo que denuncie tu desaparicion a la policia. No consegui localizar a Bodil Andersson y ahora se por que.
Agito desconfiado la cabeza.
– ?Que loca de mierda! ?Fue realmente ella? Pero…
Siguio con sus cavilaciones. Solo la habian llamado a su numero directo o a su movil. La informacion que aseguro haber recibido de la policia de Nacka la tenia ella misma. Y a su colega, que nunca llegaba a tiempo, no lo habian visto nunca. Olof agito la cabeza de nuevo al comprender que era posible, aunque bastante increible.
– ?Que queria? -pregunto.
La puerta se abrio y dos policias entraron en la habitacion. Cabecearon al reconocer a Olof; cada uno acerco una silla a la cama de Peter.
– Bosse Eriksson, de la brigada criminal -dijo uno de ellos y alargo la mano-. ?Cree que puede responder a unas preguntas?
Senalo a su colega.
– Este es Magnus Dahlberg.
Dahlberg cabeceo hacia el y saco un pequeno bloc y un boligrafo del bolsillo interior de su chaqueta.
– Primero quiza deberiamos liberarle de eso -prosiguio y senalo la esposa alrededor de su mano izquierda.
Saco una llave que resulto funcionar. Peter miro sorprendido.
– Modelo universal -explico Eriksson.
Peter se volvio hacia Olof.
– Me imagino que se habran identificado.
Olof sonrio y asintio. Eriksson y Dahlberg se miraron desconcertados y luego a Peter.
– Olof, quiza podrias comenzar tu -pidio el.
Senalo su garganta y trago con dificultad.
Olof conto la historia desde el principio y los policias escucharon atentos. En un par de ocasiones le interrumpieron e hicieron alguna pregunta; Peter levanto la mano dos veces para indicar que se habia olvidado de algun detalle. Cuando Olof llego a la ultima conversacion telefonica con Bodil Andersson se encogio de hombros y dijo que eso era todo lo que sabia. El resto de la informacion la habia vivido Peter por su cuenta desde el jueves. Finalizo su exposicion relatando la conversacion del jueves en la oficina.
– Me dijo por telefono que debia ir corriendo al piso de Falugatan, pero ahi no habia nadie, tampoco habia ni rastro de que tuviera lugar una investigacion policial.
Suspiro.
– Quiza entonces tendria que haber sospechado, pero ella nos engano por completo. Debio de confiar que, al dejar las iniciales en la carta, sospechariamos de Elisabet Gustavsson; luego se fue a su casa, la mato y dejo alli todas las pruebas. El sobre, mi fotografia y la bolsa con los aerosoles de pintura.
Como si por primera vez comprendiera realmente lo que las palabras que pronunciaba significaban anadio:
Es una locura. ?Esa mujer tiene que estar completamente loca!
Olof enmudecio.
– ?Y usted no la ha visto desde entonces? -pregunto Eriksson.
Olof agito la cabeza; parecia como si aun analizara lo que acababa de decir.
Eriksson se volvio hacia Peter.
– ?Pero usted si lo ha hecho?
El asintio. Empezo a hablar en voz baja y con cuidado. Sentia que cada articulacion abria profundas heridas en su garganta.
– Cuando Olof se fue a Falugatan yo llame a su oficina. Bodil Andersson, o quiza deberiamos llamarla Anja Frid, me habia dejado un mensaje que hizo que comprendiera que ella era la diabla.
– ?Diabla? -pregunto Dahlberg.
– Una especie de mote.
Bajo la vista.
– Consegui descubrir, con la ayuda de las pistas que tenia, que la mujer era Anja Frid y me meti en un taxi. Creia que deseaba herir a Olof. Ella abrio la puerta y me dejo entrar, quiza no fui demasiado prudente. Luego cerro la puerta con llave y consiguio ponerme una inyeccion de modo que me desmaye. Cuando desperte estaba tumbado y atado a la cama, y ahi he estado desde entonces.
Eriksson y Dahlberg se miraron el uno al otro.
– Pero nosotros le encontramos en el cuarto de bano -recordo Eriksson-. Y antes de eso encontramos lo que ahora suponemos es el cuerpo de Elisabet Gustavsson en la acera debajo del piso. ?Como ocurrio?
Peter trago de nuevo.
– Consegui soltarme y comprendi que debia llamar la atencion tan rapidamente como fuera posible. Anja Frid me habia ensenado el cuerpo en el armario. No tengo ni idea de como lo llevo hasta alli.
Peter agito la cabeza con conviccion. Los hombres se miraron entre si.
Olof observo a Peter con los ojos abiertos de par en par.
El dolor de garganta habia vuelto. Era imposible continuar la conversacion, lo cual le hizo sentirse bastante bien. Habia callado a proposito el detalle de la carta. De momento deseaba guardar esa parte de la historia para si mismo.
– Vaya -dijo Eriksson-. Si esto es cierto tengo que decir que admiro su sangre fria. El cadaver indudablemente llamo la atencion.