– Si, abuela, es justamente asi.

Le sonrio y decido contarle lo de Massi. Pero cuando estoy a punto de empezar a hablar, ella se vuelve, coge un mechon de pelo que le ha caido sobre los ojos, se lo acomoda como puede intentando echarselo sobre los hombros.

Y, de repente, noto que se entristece, busca algo en un lugar indefinido, en el aire, entre los recuerdos, en un pasado remoto o arcano, en su jardin privado, lleno de flores, de setos bien cuidados, de tesoros enterrados, ese lugar umbrio que todos tenemos y en el que de vez en cuando nos refugiamos, ese lugar cuyas llaves solo poseemos nosotros. Luego parece recordar mi presencia de improviso, entonces se vuelve de nuevo y esboza una sonrisa preciosa.

– Ah, Caro… Despejame una curiosidad… Ese chico, ese que te habia impresionado tanto…, ?como se llamaba? -Mira el cielo como en busca de inspiracion. Acto seguido sonrie, repentinamente feliz-. ?Massi!

Lo recuerda, y yo no puedo por menos que ruborizarme un poco.

– Lo llamabas asi, ?verdad?

– Si.

– ?Lo has vuelto a ver?

Me encantaria contarselo todo, la fiesta a la que no queria ir, nuestra cancion que suena de repente y el, que en ese momento se encuentra a mis espaldas y me besa… Pero se me encoge el corazon, me siento como una estupida. Su historia de amor era la mas bonita de este mundo y ha acabado asi, sin que llegasen a romper. De manera que todavia no ha terminado. La miro y me percato de que ya no consigo hacerla feliz, de que ya nada le puede bastar, ser su razon de vida, su felicidad. ?De que puedo hablarle yo? Me entran ganas de echarme a llorar, de morirme.

– No, abuela, por desgracia no. No he vuelto a verlo…

Abre los brazos.

– Lastima…

Y entra en casa.

– ?Te apetece beber algo, Carolina?

– No, abuela, gracias. Tengo que marcharme.

Le doy un beso fugaz, a continuacion la abrazo fuertemente y cierro los ojos mientras apoyo mi cabeza sobre su hombro. Cuando los abro lo veo de repente a una cierta distancia, sobre la mesa. El dibujo. El dibujo que le hizo el abuelo para el dia de los enamorados: un corazon grande coronado por la frase «Para ti, que alimentas mi corazon». Exhalo un largo suspiro, larguisimo. Las lagrimas afloran a mis ojos.

– Perdona, abuela, pero es que llego tarde.

Y me marcho.

Bajo la escalera a toda velocidad, salgo a la calle, respiro profundamente, cada vez mas. El. Solo el. Ahora, de inmediato. Saco el movil del bolsillo y tecleo su numero.

– ?Donde estas?

– En casa.

– No te muevas de ahi, por favor.

En un abrir y cerrar de ojos me encuentro junto al porton. Llamo al interfono. Por suerte, responde el.

– ?Quien es?

– Soy yo.

– Pero bueno, ?es que has venido volando?

– Si. -Me gustaria decirle: «Necesitaba volar para venir a verte.» No lo puedo resistir- ?Puedes bajar un momento, por favor?

– En seguida…

Y mientras lo espero debajo de su casa veo un relampago. El cielo se oscurece de repente. Oigo un trueno a lo lejos. Tengo miedo. Pero justo en ese momento Massi sale del portal.

– ?Que pasa, Carolina?

No digo nada. Lo abrazo. Coloco mis manos detras de su espalda, apoyo mi cabeza en su pecho y lo abrazo con mas fuerza. Aun mas. Lo estrecho entre mis brazos. Otro trueno y empieza a llover. Al principio es una simple llovizna, pero, poco a poco, va arreciando.

– Venga, Carolina, entremos, o nos empaparemos…

Trata de escapar, pero yo lo aferro con mis brazos.

– Quedate aqui.

Mejor. Mis lagrimas pasaran desapercibidas con la lluvia. Levanto la cabeza, ya estamos completamente mojados. Sonrie.

– Estas como una cabra…

El agua, resbala por nuestras caras. Nos besamos. Es un beso precioso, infinito. Eterno. Dios mio, cuanto me gustaria que fuese eterno. No me detengo en ningun momento, lo beso y vuelvo a besarlo, mordiendo sus labios, poco menos que hambrienta de el, de la vida, del dolor, del abuelo, que ya no esta con nosotros, de la infelicidad de la abuela.

Sigue lloviendo a cantaros. Estoy empapada. Es el llanto de los angeles. Si, pese a que estarnos en el mes de mayo, tambien llueve ahi arriba. Un rayo de sol ha horadado la oscuridad y atraviesa las nubes. Ilumina una parte de la periferia que queda al fondo. Te amo, Massi. Te amo. Me gustaria proclamarlo a voz en grito. Querria decirselo mirandolo a los ojos, con una sonrisa. Pero ni siquiera logro susurrarselo. Me enjugo la cara con la palma de la mano y me echo el pelo hacia atras, como si pudiese servir para algo. Que tonta, estamos bajo la lluvia.

– ?Que pasa? ?En que estas pensando? -me pregunta risueno.

Me refugio de nuevo en su pecho, en el hueco que hay junto al hombro, escondida de todo, de todos. Sola con el en lo mas profundo, en tanto que la lluvia sigue cayendo.

– Me gustaria escaparme contigo…

Y nos damos otro beso, tan fresco como no lo habia probado en mi vida. Prolongado. Bajo ese ciclo. Bajo esas nubes. Bajo esa lluvia. A lo lejos esta escampando y ha aparecido un sol rojo perfecto, limpio en su ocaso. Y yo me estrecho contra su cuerpo y sonrio. Y soy feliz. Respiro profundamente. Estoy un poco mejor. Por el momento. Por el momento he comprendido que lo amo. Y es precioso. Algun dia lograre decirselo.

En los dias sucesivos hemos hecho cosas increibles.

Hemos pasado toda una tarde sentados en el mismo banco bajo la virgencita de Monte Mario. Es una virgen preciosa, enorme, que se puede ver a lo lejos. Es toda dorada, pero eso es lo de menos. Massi ha querido saberlo todo de mi en lo tocante a los chicos con los que he salido. Le he contado las pocas cosas que he hecho. Practicamente he reconocido que no he hecho nada. Al principio parecia preocupado, luego menos, hasta que al final ha sonreido. Despues me ha desconcertado diciendo: «Mejor asi.»

No he acabado de comprender si esta pensando en algo en concreto. Aunque lo cierto es que no me importa mucho, no estoy inquieta, sino serena. Tengo ganas de conocerlo, de conocerme, de descubrirlo y de que me descubra. De acuerdo, deberia estar preocupada. ?A que se debe que un chico quiera saber con quien ha salido una? ?En que puede cambiar eso lo que siente por ella? ?Y si le hubiese dicho: «Massi, ya no soy virgen, he estado con tres chicos, mejor dicho, con cuatro, y he hecho esto, aquello y lo de mas alla…» ?Como habria reaccionado? Maldita sea, deberia haberlo pensado antes. Ahora ya no tiene remedio. Aunque siempre puedo decirle que le he contado una mentira. Si, esa si que es una buena idea.

– Massi -le digo risuena-. Te he mentido.

Veo que le cambia completamente la cara.

– ?Sobre que?

– No te lo digo. Basta que sepas que he sido sincera… pero, en cualquier caso, te he dicho una mentira.

Se queda perplejo por un momento, sin saber muy bien que pensar. Luego, imaginando que le estoy gastando una broma, se echa a reir y me besa.

– Asi que no has sido sincera…

– Si, si: por supuesto… -Me desprendo de su abrazo-. He sido totalmente sincera, solo te he dicho una mentira.

El sacude la cabeza y se encoge de hombros. Me mira a los ojos curioso, me escudrina como si tratase de entender que parte es verdad y que parte no. Yo le sonrio y me vuelvo hacia el otro lado. Por el momento no las

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