por poco, probablemente, dado que ella salio de la costilla de el. Que raros: vivian en un lugar fantastico, sin trafico, tranquilo, verde, sin grafitis, contaminacion ni colegio… Un paraiso, en pocas palabras, ?y lo estropearon todo por comerse una manzana! Haber comido menos, ?no? O, al menos, haber elegido otra fruta. Si te dicen que no la cojas, ?no la cojas y punto! Que no hace falta hacer un gran esfuerzo para resistirse a una manzana. Y, por si fuera poco, ?quien te lo ha dicho? ?No un tipo cualquiera! ?Te lo ha ordenado precisamente El! ?Y tu que haces? ?La coges como si nada! ?Eso si que es tener ganas de liarla!
Bah, mejor no pensar en eso. Entro en Feltrinelli. Esas librerias han cambiado mucho respecto a como eran antes. Ahora hay mucha musica, un bar en el interior y varias pantallas planas que emiten videos continuamente. Un vigilante controla a todos los que salen y, no se por que, de vez en cuando se escucha un pitido. Pienso que, en realidad, el detiene a las personas al azar, imaginando que pueden haber robado algo por su cara o por el modo en que van vestidos.
– Perdone, senora…
El guarda jurado detiene a una mujer tan seria, tan seria, que si esa ha robado algo yo soy atracadora de bancos.
– ?Si?
La mujer sonrie. ?Debe de pensar que quiere ligar con ella!
– ?Me permite?
El vigilante se acerca a su bolsa. La abre, coge el recibo que hay en el fondo, lo alza a la altura de los ojos y lo lee verificando lo que la senora lleva dentro.
– Gracias…
Todo parece estar en orden. La mujer no le contesta. Levanta la barbilla, yergue la cabeza y el cuerpo y se marcha con aire altanero. En el fondo deseaba que el vigilante lo intentara con ella. Despues de contemplar esa divertida escena decido dar una vuelta. Paseo entre las estanterias. Nada. Ni rastro de Massi. Ahi nos vimos la primera vez. O, mejor dicho, ahi fue donde nuestras miradas se cruzaron… Cojo los auriculares y escucho el nuevo CD de James Blunt, el que me regalo. ?Y si fuese una especie de rito magico que lo hace aparecer en cada ocasion? Cierro los ojos mientras escucho la musica. Sujeto los auriculares con las manos, cabeceo un poco. Te lo ruego, haz que aparezca. Y canturreo ligeramente mientras lo pienso. Nada. El sitio donde se me aparecio la primera vez sigue vacio. Pero luego, noooo, no me lo puedo creer.
– Hola, Carolina. Pero ?no tienes ya ese CD? ?No es el que te regalo ese chico al que perdiste la pista?
Es Sandro, el dependiente de siempre. Me quito los cascos. ?Sera posible? ?Atraccion o calamidad? Me lo encuentro cada vez que paso por aqui… ?Y siempre me pilla! Pero ?es que en esta libreria no hacen turnos?
– Oh, si, lo tengo, pero queria volver a escuchar una cancion… Me apetecia.
Sandro arquea las cejas; por lo visto, no acaba de creerme. Pero despues decide cumplir con su cometido.
– ?Pensaba que escucharias a los Tokio Hotel! ?Sabes que ha salido ya el nuevo de Justin Timberlake? ?Es genial! Les gusta mucho a las chicas de tu edad.
Lo miro. ?Cuantos anos cree que tengo? ?Bah! La verdad es que no me importa mucho.
– Bueno, a mi no me gustan, prefiero a los Finley. De todas formas, he venido porque quiero comprar un libro.
– Ah, esta bien, por fin has acabado el otro… ?Te ha gustado Zoe Trope?
– Bastante.
Me acompana mientras caminamos entre las diferentes secciones. La verdad es que durante este periodo no he leido otra cosa, en parte porque el colegio me ocupa mucho tiempo, pero en parte tambien porque, en mi opinion, no hay nada bastante bueno para leer, nada que te enganche nada mas abrir el libro. Antes leia
– ?Has leido a Moccia? -Sandro se interfiere en mis pensamientos como una granada de mano. -?No!
Puede que sea la unica de la clase que no lo ha hecho, pero es que me parece absurdo que alguien cuente unas historias como las suyas.
– ?Por que? ?A las chicas de tu edad les encanta!
– ?Precisamente por eso! No entiendo por que habla solo de chicos guapos, sin un solo grano, por si fuera poco forrados de dinero, que tienen coches maravillosos, van a todas las fiestas y viven en lugares fantasticos, ?y que despues se enamoran y acaban a tres metros sobre el cielo!
Me sonrie.
– Bueno, a la gente le gustan los ricos y los guapos, pero hay mas, Carolina, no es exactamente como tu dices…
Pero bueno, ?que le pasa a ese tipo? ?Sera amigo de Moccia?
– Como quiera, pero eso es lo que yo pienso… Ademas, he visto la pelicula con Scamarcio…
– ?Y te gusto?
– El si, la pelicula, en fin…
Una chica guapa pasa por nuestro lado; debe de ser colega suya. Tambien lleva la tarjetita colgada, se llama Chiara.
– Hola, Sandro, han llegado las nuevas Moleskine; si las buscas, las he puesto detras de la primera caja.
– Bien.
Veo que Sandro se ruboriza. Despues seguimos caminando. Se vuelve un instante a mirarla. Ella anda a buen paso, es alta, tiene las piernas largas y fuertes y el pelo castano que se desliza hacia una falda negra, mientras que en la parte de arriba lleva un chaleco burdeos como el de el. Por lo visto, es una especie de uniforme.
– Es mona-
Sandro me mira.
– Pues si…
– Es muy mona.
Me mira de nuevo, pero en esta ocasion no dice nada, es mas, trata de cambiar de tema.
– ?Sabes que libro podria gustarte?
– Alguien que me sugiere como derrochar el dinero me irrita ya de entrada.
Sandro suelta una carcajada.
– Si. tienes razon, te entiendo.
Llegamos delante de las pilas de libros sobre los que hay un cartel que dice «Narrativa». Lo miro.
– ?Usted lee mucho?
– Bastante, me gusta leer y, ademas, creo que para poder hacer bien nuestro trabajo debes saber de verdad lo que vendes, conocer las historias, que queria decir un determinado escritor… No puedes limitarte a tener una idea somera del argumento de un libro leyendo simplemente la contracubierta, los fragmentos que encuentras cuando lo abres al azar o, aun peor, lo que dicen los periodicos o los criticos; o escuchando las vaguedades que quiza te haya contado un vendedor. Un libro es un momento especial en el que varios personajes cobran vida de repente; leyendo lo que piensan, lo que dicen, lo que sienten, lo que viven y sufren puedes entender si un escritor es bueno o no. Porque todas sus palabras forman parte de esos personajes a los que ha dado vida. Aunque solo para el que los lee de verdad estan realmente vivos.
Me mira y, al final, sonrie. Debe de tener unos treinta anos.
– Caramba…, que palabras tan bonitas. Quiero decir que los conceptos que ha citado son geniales… Tiene suerte.
– ?Por que dices eso?
– No lo digo yo. Lo dice siempre mi madre. Que tiene suerte el que disfruta con su trabajo.
Justo en ese momento vuelve a pasar su colega Chiara.
– Eh, ya veo que estais a gusto, vosotros dos. No parais de charlar. Que bonito…
Acto seguido, se aleja. Sandro se queda extasiado, la mira y esboza una sonrisa. Ay… Preveo lios. O felicidad.
– Es usted doblemente afortunado.
Sandro me sonrie.
– Y tu eres muy lista. Toma… -Coge un libro de un estante-. Este te lo regalo yo.