Bueno, prefiero pensar que es merito suyo y no culpa mia. Sea como sea, al volver a casa me encuentro a Gibbo abajo, con su nuevo microcoche, claro esta.

– ?Que haces aqui?

– ?Hola, Caro! Estaba buscando conductor para mi coche, ?te apetece?

Gibbo es realmente genial.

Llamo a casa por el interfono y les digo que me voy a dar una vuelta. Naturalmente, Ale no me responde despues de haberme escuchado, como suele tener por costumbre. Vuelvo a llamar.

– Pero ?me has entendido?

– Si.

– En ese caso, dilo, ?no? Avisa a mama para que no se preocupe, dile que no tengo bateria en el movil.

Y vuelve a colgar.

Y yo vuelvo a llamar.

– ?Has entendido que tengo el movil descargado?

– Si, te he dicho que si.

– No, ?has dicho que si a lo primero!

– Esta bien, lo he entendido.

– ?El que?

– Que tienes el movil descargado.

Gibbo me llama.

– ?Venga, Caro!

Al final me subo al coche y partimos.

– Pero ?siempre estais con lo mismo?

·-Siempre. ?Mi hermana es un conazo! ?Adonde tengo que ir?

– ?Todo recto! Ahi, al fondo, dobla a la derecha.

Llego al otro extremo de la calle a toda velocidad y giro a la derecha como un rayo. Gibbo se sujeta para no caerse sobre mi. Yo inclino el cuerpo a medida que tomo la curva, despues coloco de nuevo el volante en el centro y equilibro otra vez el coche.

– ?Eh! ?Te dejo que lo conduzcas, no que lo destroces! Hum, esto no va bien…

Gibbo me mira

– ?El que?

– Has aprendido a conducir muy bien.

– ?Y que?

– Te preferia antes. Eras mas insegura. ?Sabes que la seguridad representa el sesenta y cinco por ciento de las causas de un error?

Gibbo. Lo miro. Es muy divertido. No tiene remedio. Es asi. Le encantaraEl libro de los test.

– Esta bien, tienes razon -Le sonrio, y a partir de ese momento conduzco mas tranquila.

Algo mas tarde.

– Ya esta, para aqui.

– Pero ?donde estamos?

– No te preocupes.

Saca de la mochila su pequeno ordenador. A continuacion se apea del vehiculo y me indica con un ademan que lo siga.

– ?No me lo puedo creer!

Me paro estupefacta al oir todos esos ruidos.

– ?Pero si es una perrera!

– Si, ven.

Me coge de mano.

– ?Buenos dias, Alfredo-

Un senor de apariencia simpatica con un poblado bigote blanco y una barriga muy pronunciada nos sale al encuentro.

– ?Buenos dias! ?Quien es tu amiga?

– Se llama Carolina.

– Encantado. -Me tiende una mano rolliza donde la mia se pierde con facilidad.

– Hola.

– Bueno, sentios como en casa; a fin de cuentas, tu ya conoces el camino, ?no, Gustavo?

– Si, si, gracias.

Gustavo. Me resulta extrano que lo llamen por su nombre de pila. Para mi ha sido Gibbo a secas desde siempre. Alfredo desaparece al fondo de un callejon, en el interior de una extrana casucha. Muerta de la curiosidad, me cuelgo del brazo de Gibbo y lo acribillo a preguntas.

– Eh, ?como es que lo conoces? ?Como has encontrado este sitio? ?Vienes a menudo? ?Por que? ?Quieres adoptar un perro?

– ?Eh, eh! ?Calma! Veamos, lo conozco porque mi primo se llevo un perro de aqui, solo he venido una vez con el hasta la fecha. Y ahora me gustaria regalarle un perro a otra prima mia que lo desea con todas sus fuerzas y que nos esta volviendo locos. Mira. -Saca un sobre del bolsillo-. Aqui llevo el dinero que me han dado mis padres para hacer una donacion a la perrera. Son geniales, ?no te parece?

– Si.

Bajo la mirada un poco decepcionada.

– ?Que pasa, Caro? ?Que te sucede?

– Bah, no se. Siempre he querido tener un perro… y ahora, venir aqui y ver todos estos, tan bonitos… y ademas prisioneros…, y solo poder elegir uno… y, por si fuera poco…, ?para tu prima!

– Bueno, si te sirve de consuelo, mi prima es muy simpatica y agradable. ?No obstante, la primera persona con la que quise salir cuando me regalaron el coche fuiste tu! Ademas…

– ?Ademas, que?

– ?A ella no la he besado!

– Imbecil. -Le doy un golpe en el hombro.

– ?Ay! Mira que abro las jaulas y azuzo a todos esos perros para que se te echen encima, ?eh?

– Si, y te morderan a ti. A mi me dejaran en paz, entenderan en seguida que te importan un comino, ?que eres un miserable oportunista!

– Vamos, echame una mano y sujeta esto.

Me pasa un cable. Acto seguido, coge el movil y lo conecta al ordenador.

– ?Que haces?

– Asi podemos fotografiar a los que nos parezcan mas monos y despues lo pensare con calma.

– ?De manera que solo querias que viniera porque no podias hacerlo solo!

– De eso nada, es que tu entiendes de perros… Asi me dices cual te gusta mas y te parece mas sano.

– Todos son muy bonitos y estan sanos.

– Precisamente. Bueno, sea como sea, debemos elegir uno- ?Me echas una mano?

– Vale… -Resoplo-. ?Machista!

– ??A que viene eso ahora?! -Gibbo se echa a reir de nuevo y me saca la primera fotografia justo a mi, que aparezco directamente en su ordenador.

– ?Eh, que yo no soy un perro!

– Era solo para probar. Venga, vamos.

Nos aproximamos a las jaulas. Pero que monos son, tienen unos hocicos muy graciosos, y son tan tiernos… Ladean la cabeza y nos observan, algunos ni siquiera ladran. En mi opinion, han entendido que su vida futura depende en parte de nuestra decision. Yo me los llevaria todos.

– ?Y este? -Senalo uno-. ?Y ese? ?Y ese otro?

– ?Eres una indecisa!

– ?En lo tocante a perros, si! -Me encojo de hombros y Gibbo sacude la cabeza mientras me sigue.

La verdad es que me gustan todos. Se han familiarizado ya un poco con nosotros. Me salen al encuentro

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