corriendo, me ladran y apenas tiendo la mano empiezan a mover la cola. Quieren que los acaricie.
– Necesitan amor.
– Como el setenta por ciento de las personas.
– ?Gibbo!
Seguimos sacando fotografias. Les ponemos nombres incluso. ?Y Gibbo escribe hasta el tipo de raza y las particularidades de cada uno! No se como lo ha hecho, pero podemos acceder a internet con el movil y el ordenador para ver que clase de pobre bastardo -en el sentido de perro abandonado, quiero decir- tenemos delante. Al final tomo una decision. ?El perro que recibira la afortunada de su prima se llamara
– Eh, ?como se llama tu prima?
– Gioia.
– ?Perfecto! ?Te das cuenta de como ocurren a veces las cosas?
Tampoco lo que sucede al volver a casa ocurre por casualidad
– Adios.
– Gracias por echarme una mano, Caro. Yo no habria sabido cual elegir…
– Oh, no tiene importancia, me he divertido un monton. Oye, ?puedes mandarme por e-mail las fotografias del otro?
– ?De cual?
– Del cocker.
– ?Por que? ?Te gustaba mas que ese?
– No, ?mi preferido es
Gibbo se rie.
– Vale, venga, nos vemos manana en el colegio.
Antes de que me de tiempo a entrar en el portal, una mano sale de detras de un arbusto y me agarra al vuelo.
– ??Donde has estado?!
– ?Caramba, vaya susto! Lele…, ?que haces aqui?
– Te llame, pero tenias el movil apagado.
– Si, esta sin bateria.
– Ensenamelo.
– Pero Lele… -Es extrano. Absurdo. Parece otra persona. Me da miedo-. ?De verdad quieres verlo? Te estoy diciendo la verdad. ?Que razon podria tener para mentirte?
Y en ese preciso momento pienso… Yo… yo no deberia justificarme. Ademas, ?de que? ?Y con el? ?Por que? Sea como sea, meto la mano en el bolsillo y saco mi Nokia. Poco me falta para darselo. De repente su expresion cambia. Se relaja. Se tranquiliza.
– No, perdona. Tienes razon. Es que por un momento… -Y no anade nada mas, se queda callado-. Tenia miedo de que te hubiese ocurrido algo.
No es cierto. El motivo de su preocupacion es otro. Temia por el, temia que yo hubiese salido con otra persona.
– ?Vamos a cenar juntos esta noche?
Le sonrio.
– No puedo.
– Venga, me gustaria hacer las paces contigo.
– Pero si ni siquiera hemos renido. Es demasiado tarde para avisar a mis padres, no me dejaran.
– Inventate algo.
En realidad podria decir que voy a casa de Alis. A veces cenamos alli, como la otra noche, cuando decidimos preparar una de esas pizzas precocinadas. La cocinera no estaba y la madre de Alis habia salido para acudir a una fiesta. De manera que en la casa solo estaban los perros y, como no podia ser de otro modo, la pareja de criados filipinos, que por lo general no suelen darnos la lata. ?Clod organizo un lio! Queria aderezar las pizzas, que eran unas simples Margaritas congeladas, con jamon de York, alcaparras y anchoas. Despues encontro tambien en la nevera calabacines y beicon. En resumen, ?que le echo de todo y acabo siendo una pizza demasiado pesada! ?Pero como nos reimos! ?De haber tenido a mano castanas, seguro que Clod le habria anadido tambien algunas! Mis padres me dejan escaparme a casa de Alis si se lo advierto, al menos., con dos dias de antelacion, y siempre y cuando Clod pase a recogerme y me lleve de vuelta a casa a las once. Ahora seria dificil inventarse algo y, sinceramente, no se… Tal vez sea por lo que acaba de suceder, el caso es que no tengo muchas ganas.
– Lele, mis padres me renirian…
El se queda en silencio por unos segundos. Agacha la cabeza. Despues se convence de lo que le he dicho y vuelve a levantarla risueno.
– Vale. ?Y que me dices de manana, te apetece jugar?
– ?Por que no?, ?te reto a un partido!
Le doy un beso en la mejilla, pero cuando me separo veo que se enfurruna, como si le hubiese molestado. Tiene dieciocho anos y parece mas infantil que yo. Me mira.
– ?Por que te despides asi de mi? -me pregunta.
Me acerco y lo beso fugazmente en los labios, pero el no me da tiempo a separarme porque me abraza y me da un beso mas largo. ?Y profundo! ?Desde luego! Justo aqui, junto al porton. Esta chiflado. No me suelta. Me abandono. Sigue besandome. Con la lengua, y no se lo impido. Y me resulta extrano recibir aqui fuera, con el frio que hace, un beso tan… calido. Por suerte, Rusty James ya no vive aqui. Parece el titulo de una pelicula. Si me pillase, me mataria. Pero ?como es posible que no deje de pensar en todas esas cosas mientras beso a Lele? ?Que es lo que se supone que debe pensar uno mientras besa? Tengo que preguntarselo a Alis. A Clod, por descontado, no. ?O mejor aun, a mi hermana Ale! En cualquier caso, sigue besandome. ?Y si viniese alguien?
– Esto, eh…
Ojala no lo hubiese dicho. Al oir esas palabras, Lele y yo nos separamos. Ya esta. Justo lo que no debia suceder. La senora Marinelli. Segundo piso. Una de las vecinas mas cotillas del edificio. Mi madre no se cansa de repetir que esa mujer siempre tiene algo que decir sobre todo y sobre todos.
– Su hijo aparca mal la moto. Su hija tira los cigarrillos delante del porton…
– Pero si usted no sabe maniobrar, ?que podemos hacer nosotros? -le responde mi madre-. Ademas…, se equivoca usted, ?mi hija Alessandra no fuma!
Y ahora, ?que le dira? «Su hija Carolina nos impide entrar en el edificio mientras se besa delante del portal.»
Que mala suerte. La senora Marinelli saca las llaves y me sonrie de una manera extrana, forzada.
– Perdonad, ?eh?, tengo que entrar.
– Disculpe…
Me hago a un lado. Lele aprovecha la ocasion para despedirse.
– Adios, a lo mejor te llamo despues.
Tambien el parece ligeramente cohibido, asi que desaparece de repente demostrando una habilidad que superaria la de mas de un mago. La senora Marinelli tarda un poco en encontrar la llave del porton y, cuando por fin lo logra, oigo una voz a mis espaldas.
?Dejad abierto!
Mi madre. ?No me lo puedo creer! ?Que es esto?
Mi madre llega exultante, parece un poco cansada, pero va cargada con dos bolsas de la compra.
– ?Hola, Caro!
– ?Espera, mama, te echo una mano!
Corro hacia ella y le cojo una de las bolsas.
– No cojas esa.
– ?Pero si pesan lo mismo!
– Si, pero en esa llevo los huevos.