dormitorio de mis padres y probarme algun vestido de mi madre, un sueter o una falda. No se por que. Quiza para sentirla mas cercana. Quiza para ponerme algo distinto. Y no porque mi madre siga la moda, al contrario. Ale tiene mas cosas, obviamente, pero sus vestidos me espantan. El gusto de Ale es bastante horroroso: si pudiera se pondria ropa llamativa y ajustada incluso para ir al cuarto de bano. Mi madre tiene cosas mas sencillas, sin muchos colores, casi todas iguales. Pero son suyas, e incluso cuando era pequena me las probaba a escondidas; estaba ridicula, porque me quedaban enormes. Abro el armario y veo que en lo alto hay una camiseta que nunca me he puesto. Debe de ser nueva. Ayer era dia de mercado y quiza se la compro alli. La verdad es que mi madre apenas pisa las tiendas. Dice que en el mercado se encuentran las mismas cosas a menos precio, y que ademas no hay dependientas, por lo que tambien te ahorras sus falsos cumplidos. La gente del mercado es directa y genuina, puedes probarte la ropa sin que nadie te atosigue. La camiseta es mona, blanca, con rayitas azules, con los bordes festoneados en rojo, un poco al estilo marinero que se lleva este ano. Debe de sentarle bien. Puede que alguna vez se la coja para salir. Seguro que ni se entera. Pues mira, aprovechando que no esta, casi que me la pruebo. Pero cuando estoy a punto de quitarme la camiseta, oigo que llaman.
«Riiiing.»
El timbre.
«Riiiing.»
De nuevo. Uf, tendre que dejarlo para otra vez.
Me acerco al interfono. ?Quien podra ser a esta hora? Tal vez mi madre, que sabe que estoy en casa. Quiza queria darme una sorpresa pero se ha olvidado las llaves. Me parece extrano. Y tambien que sea mi padre. Ale, por su parte, jamas vuelve antes de las dos. A lo mejor es el cartero. Llega siempre hacia mediodia, segun mi madre. Levanto el auricular.
– ?Si?
– Hola.
En un primer momento no reconozco la voz.
– ?Quien eres?
– Debbie.
– ?Debbie! ?Hola! ?Ahora mismo te abro!
Pulso el boton para abrir el porton y espero. ?Debbie? Hace una infinidad de tiempo que no la veo. ?Demasiado! Y lo lamento porque es muy enrollada. A saber que querra. A estas horas, ademas. Abro la puerta de entrada y oigo que sube el ascensor. Se detiene. Debbie sale de el y ve que la estoy esperando.
– Hola, Caro, asi que eras tu la del interfono. Pensaba que no estabas en casa. Creia que era tu madre.
– ?Debbie! Ven, entra. No, hoy hemos salido antes. Mama esta trabajando… -Me sigue y cierro la puerta-. Pasa, pasa. ?Quieres tomar algo?
– No. gracias. -Me parece que esta un poco rara. Mira alrededor-, ?Estas sola?
– Si, todos estan fuera. Volveran dentro de poco.
No acabo de entender a que ha venido.
– Bueno, Debbie, ?como estas? ?Que me cuentas?
– Bueno, todo va bastante bien.
– ?Trabajas todavia, en esa tienda?
– Si, en la de ropa. Estoy bien, ademas, trabajo solo a media jornada, y gracias a eso puedo seguir algunas clases en la facultad por la manana. ?Y tu? ?Que me cuentas?
– Pues en el colegio va como siempre. ?Este ano tengo el examen, y estoy siempre con mis amigas Alis y Clod!
– ?Y con tus padres, todo bien?
– Bueno, si, como de costumbre- Me rinen porque piensan que salgo demasiado, Ale me estresa como si fuese una vieja chocha de cien anos, y R. J. sigue siendo R. J. ?Pero eso ya lo sabes!
Le sonrio con complicidad. Se produce un extrano silencio. Quiero mucho a Debbie, es simpatica, inteligente, y siempre me ha tratado como si fuese una hermana. ?Ademas, es la novia de Rusty James y el siempre las elige bien! Solo que hoy tengo la impresion de que algo no encaja. No parece la Debbie de siempre.
– Oye, Caro…
– ?Dime!
Coge su bolso y lo abre. Lo reconozco. Rusty me lo enseno cuando se lo compro, antes de regalarselo. Es uno de esos grandes y cuadrados, planos, que se llevan en bandolera. Esta buscando algo.
– ?Podrias hacerme un favor?
– ?Claro!
Saca un sobre de color celeste, uno de esos que se fabrican con capas de papel superpuestas y que parecen de tela bordada, es precioso, Esta cerrado, pero sin sello.
– ?Podrias darselo a Giovanni luego, cuando vuelva?
Hay preguntas que te dejan estupefacta. No entiendes si la idiota eres tu porque no las pillas, o en realidad es que no tienen ningun sentido. Por si las moscas, prefiero estar callada. ?Como que despues, cuando vuelva?, pienso. Giovanni no vuelve. Pero bueno, ?es que Debbie no lo sabe? Eso es imposible. No se que contestarle. ?Que quiere decir? ?Que esta ocurriendo?
– Pero ?acaso no puedes darselo tu?
Debbie permanece callada. Se mira los pies. El abuelo Tom asegura que las personas que se miran los pies son las que tienen ganas de huir. Caramba, entonces-…, ?querra huir Debbie? ?Por que? Me gustaria entender algo.
– Es fin de semana, supongo que habreis quedado esta tarde, cuando salgas de la tienda, ?no? Ademas, seguro que tu ves a Rusty con mas frecuencia que yo.
– ?A que te refieres?
– ?Como que a que me refiero? Desde que se marcho de casa ya no lo veo todos los dias. Quiero decir que voy a la barcaza, tengo incluso una habitacion alli, pero no voy con mucha frecuencia.,.
Debbie levanta de pronto la mirada. Me escruta.
– Pero ?por que? ?Es que ya no vive aqui? ?Que barcaza?
Ahora si que ya no entiendo nada. ?Sera que no estoy hablando con Debbie, con la simpatica Debbie, la fantastica novia de mi hermano?
– ?La barcaza, la del Tiber!
Debbie me parece como una nina perdida en la confusion de un parque de atracciones que no encuentra a sus padres. No es posible que no sepa nada. Se ve que me he saltado algun que otro capitulo fundamental. Voy directa al grano.
– Perdona, Debbie, pero ?desde cuando no ves a mi hermano?
– Hace tiempo…
– ?Mucho o poco tiempo?
Debbie me mira y veo que sus ojos se empanan. Me doy cuenta de que quiza no me he perdido tantos capitulos, pero si el mas importante. Deben de haber roto. Me sonrie, un poco cohibida.
– No sabia que ya no vivia aqui…
Y lo dice con el tono del que acaba de recibir una bofetada de las fuertes, de esas que no te esperas y que en un primer momento casi parece que no te ha dolido. Pero, por descontado, te deja sin palabras. Y la verdad es que no se que hacer, que decir o como salir de la situacion, pero por suerte me salvo porque veo que Debbie esta mirando su reloj.
– Perdona, Caro, es tarde y tengo que marcharme. -Y vuelve a mostrarse sonriente y ligera como siempre. Se encamina hacia la puerta de entrada poco menos que saltando- ?Me haras el favor de darle esa carta cuando lo veas?
– Si, si -le digo mientras la acompano hasta la puerta.
En caso de que este mal, lo disimula muy bien. Abre la puerta y llama el ascensor, que llega de inmediato. Debia de estar en el piso de abajo.
– Adios, y gracias. -Esboza una sonrisa preciosa, a continuacion entra en el ascensor, pulsa un boton y desaparece.
Vuelvo a entrar en casa. Me siento en el sofa. Miro el sobre que he dejado encima de la mesita de cristal en cuanto Debbie se ha levantado. Pero ?que habra pasado entre esos dos? Ahora mismo llamo a Rusty y le pido que