Con esa esperanza en el corazon, regreso a Feltrinelli. Pero nada, ni rastro de el No hay nada que hacer. Como la noche de las estrellas fugaces en la playa. Cuando ves una debes tener listo el deseo y no dudar ni un instante. ?Puede que no vuelva a pasar ninguna en mucho tiempo! Ya me ha ocurrido algunas veces. ?Pasaba la estrella y a mi no me daba tiempo a expresar el deseo porque tenia demasiados en la cabeza y me sentia confundida! En el fondo es como decia Hugo: «El alma esta llena estrellas fugaces.» ?Querra decir que dentro de nosotros tenemos ya las estrellas y que no es necesario mirar al cielo? A saber.
Quiero apostar sobre los regalos. ?Que me regalaran? ?Otro CD de Finley o de Giovanni Allevi? ?Un neceser, que, a buen seguro, usara despues mi hermana? ?Un libro? ?Una bufanda y unos guantes de mi madre? ?Una memoria USB para el ordenador? ?Un abono para el cine de Rusty James? ?O tal vez el cofrecito de «Smallville»? Lo que mas me gustaria es encontrar una tarjeta de felicitacion en el buzon de correos, introducida personalmente… y firmada por cierta persona. Mientras tanto, aqui, en Feltrinelli, me doy la vuelta de siempre y…
– ?Buenos dias, Carolina!
– Hola.
Bueno, por lo menos Sandro se acuerda de mi nombre. Aunque tambien es verdad que lo he agotado con la historia de Massi.
– ?Tengo un libro para ti, ven!
Lo sigo entre las estanterias.
– Aqui tienes…
– ?Bah, no lo se. Una amiga mia lo ha leido y le ha gustado mucho…, ?pero al final lo dejan!
– Entiendo…, solo que despues, en el segundo libro, titulado
Lo miro. Arqueo las cejas. ?Se estara refiriendo a mi? ?Quiza! Pero yo con Massi no he vivido nada. Nuestra relacion ni se ha terminado ni ha salido mal. Ni siquiera ha empezado. Estoy segura.
– No, gracias… En estos momentos solo quiero reirme un poco.
– Bien, en ese caso, este es muy divertido…
Pero bueno, ?a que viene eso? Quiza sea una forma de exorcizar la mala suerte de semejante eventualidad. Aun faltan dieciseis anos y dos meses para que yo cumpla los treinta. ?Espero que no me vaya como a esa! O tal vez sea mejor saber ya lo que puede ocurrir…, ?para evitarlo!
– Vale, me lo llevo. Pero en realidad he venido a buscar unos regalos para mis dos amigas. Y para mis dos amigos…
La verdad es que ni siquiera se si a Lele le gusta leer, no lo conozco lo suficiente.
– Bien, cuentame un poco como son ellos y asi vere que puedo encontrar.
Y empiezo a hablarle de Clod, de Alis, de Gibbo y de Filo. He de decir que como grupo no esta nada mal. Cada uno de ellos tiene su caracter, sus peculiaridades, pero son muy enrollados. Y, no se por que, me siento el nexo de union de todos ellos. Ademas, es cierto que cuando estas con un desconocido te resulta mas facil decirle la verdad sobre tus amigos, quiero decir que no finges y no los pones por las nubes porque no tienes miedo de que los juzguen y despues te digan, por ejemplo, «pero ?por que sales con ella?», como, en cambio, diria mi madre si se lo contase todo sobre Alis. O «?que hace Gibbo?». Al final, no se como, le hablo tambien largo y tendido de Rusty James, o eso me parece, porque no hay quien me haga callar. Y Sandro se rie al oirlo que le cuento.
– ?Veo que estas perdidamente enamorada de tu hermano!
– ?Oh, si! No se lo que daria por encontrar a un chico como el…, aunque quiza no exista otro igual. -Me gustaria anadir «Massi», pero no quiero que me considere una plasta, de forma que me contengo-. Y, ademas, tengo una hermana, Ale. Ella, en cambio, no ha leido un libro en su vida.
– ?No me lo puedo creer!
– Como lo oyes. Solo ve «Gran hermano» y alguna que otra vez «La isla»…, ?eso es todo!
Sandro sonrie.
– Eres demasiado destructiva, no te creo… ?Por que le tienes ojeriza a tu hermana?
– Es ella la que me odia a mi.
Sandro suelta una carcajada.
– Entiendo. Necesitais un buen regalo… Un buen libro que os ayude a hacer las paces.
– No, lo que pasa es que somos muy diferentes. A mi me parece bien todo lo que hace, ?pero ella, en cambio, me toma siempre el pelo y no deja de criticarme!
En ese momento pasa Chiara, la dependienta por la que Sandro se derrite. Se ve a la legua que le gusta por el modo en que la mira. Esta vez lleva el pelo suelto.
– Eh, veo que ya sois pareja… ?Estoy empezando a sentir celos!
Y se aleja riendose con una sonrisa preciosa en los labios. Es una persona alegre, lo digo en serio, exuda felicidad por todos sus poros. Aunque quiza no sea verdad, tal vez tenga una vida corriente y no sea especialmente afortunada, yo que se, y hasta puede que tenga muchos problemas. Lo que importa, sin embargo, es que muestra a los demas su mejor lado: la sonrisa. Quiza sea esa su manera de reaccionar a las cosas. Eso creo. O, al menos, es lo que me parece percibir cuando pasa por nuestro lado, la veo hablar o en compania de los demas. Y supongo que no se debe al mero hecho de que sea una dependienta, una mujer que debe mostrarse amable en su trabajo. Algunas cosas se tienen o no se tienen y, al final, bueno, supongo que se notan. Parece buena y generosa. Y puede que demasiado perfecta para llevarse bien con Sandro. Aunque, en el fondo, ?yo que se? En cualquier caso, no se lo digo. Se ha alejado ya. En lugar de eso me ha venido a la mente otra cosa.
– Pero ?por que no se lo has dicho?
Sandro me mira sorprendido.
– ?A que te refieres?
– Yo que se, cuando ha hecho ese comentario, podrias haberle respondido algo asi como: «?Si estas celosa, la pareja podriamos formarla tu y yo!»
Sandro se ruboriza. Lo entiendo, y me pregunto si no habria sido mejor no decirle nada, desentenderse como hace la mayoria de la gente, pero asi al menos se espabila. Ademas, es bonito interesarse sinceramente por los demas. A mi me gusta. No lo hago por ser cotilla., al contrario, quiero que los demas sean felices, y creo que si pretendes que lo sean ellos… ?al final tu tambien lo eres! Lo decia Ligabue: «Creo a ese tipo que va diciendo por ahi que el amor genera amor…»
De manera que insisto.
– Las mujeres apreciamos que nos digan ciertas cosas, ?sabes?… Puede que incluso le resultes simpatico…, pero si no te lanzas nunca lo sabras.
– ?Entonces?
– Entonces tambien tenemos que encontrar un libro para ti. ?Es imprescindible que te declares!
Sandro sacude la cabeza y se echa a reir.
– Vamos a buscar los libros para tus amigos, venga…
De manera que, media hora despues, salgo de la libreria con noventa y nueve euros menos y un monton de regalos mas. En concreto:
A Lele, no se, me gustaria regalarle una sudadera, si, una bonita sudadera de color azul claro. ?Mejor aun! Se me ha ocurrido una idea superguay. ?Quiero comprobar si logro hacerlo!
Deambulo un poco por el centro y encuentro un regalo para mis padres, es mono, creo que les servira y, ademas, cuesta poco. Lo compro y sigo paseando. Es curioso, en diciembre las calles cambian por completo de