La consabida confianza en mi. ?Y si hubiese llegado un poco antes? ?Mas que romper los huevos, habriamos hecho una buena tortilla! Miro a mi madre y le sonrio. Ella me devuelve la sonrisa. A continuacion alza los ojos al cielo como si dijese: «Teniamos que encontramos justamente a la senora Marinelli.» Mejor evitarla, es una autentica plasta. ?Pues si, a mi me lo vas a decir!… Arqueo las cejas como si quisiese darle a entender «Ya lo creo…». Pero en realidad ha sido gracias a su «Esto, eh…» que Lele y yo nos hemos separado, asi que, ?en el fondo le debemos un favor! ?De no haber sido por ella, el «esto, eh…» lo habria dicho mi madre! ?Socorro!
Y ahora, ?que hago? Las tres estamos delante del ascensor. ?Subo por la escalera como siempre y las dejo solas? En ese caso, ?de que hablaran? La senora Marinelli lo esta deseando, faltaria mas… Hablara, se lo contara todo, nuestro secreto… Tengo que evitar que se queden solas. En cuanto llega el ascensor y se abren las puertas, me precipito dentro. Mi madre me mira sorprendida.
– ?No subes a pie?
– No, no. Voy con vosotras. -Le sonrio-, Asi te ayudo a llevar la compra.
La senora Marinelli me mira como si pensase: «Si, claro, ?seguro que solo vienes por eso?»
De modo que iniciamos nuestro viaje en ascensor. Las tres permanecemos calladas con una expresion que lo dice todo.
La senora Marinelli arquea las cejas, desaprobandome aguda y maliciosa, y a continuacion me mira con una sonrisa interrogativa que parece querer decir: «Se lo contaras a. tu madre, ?verdad?»
Y yo le devuelvo la mirada con semblante de arrepentimiento como si le respondiese: «Claro, claro, he cometido un error, pero se lo dire todo…»
Ella parece asentir con la cabeza y esboza una sonrisa mas tranquila que da a entender: «Ya sabes que, si no se lo dices tu, tarde o temprano se lo dire yo.»
Y yo sonrio imperturbable como si le respondiese: «Si, lo se, quiza tambien ese sea el motivo de que haya decidido contarselo todo.»
El ascensor se para en el piso de la senora Marinelli y ella sale.
– Adios -dice, y acto seguido me sonrie de forma extrana-. Buenas noches -anade, como si en realidad quisiese decir: «Buena charla.»
Mi madre pulsa el boton de nuestro piso. Apenas se cierran las puertas, me mira.
– ?Se puede saber que le pasaba a la senora Marinelli?
– ?No se…, yo que voy a saber!
– Parecia muy extrana y ademas te miraba con una cara…
Es inevitable, a mi madre no se le escapa nada.
– Bueno, si… -Quiza sea mejor coger el toro por los cuernos-. ?Sabes, mama? ?Recuerdas a Lele, ese chico con el que juego al tenis de vez en cuando?
– Si, dime.
La curiosidad de mi madre se acrecienta, parece tambien un poco preocupada. El ascensor llega a nuestro piso y yo me apresuro a salir de el.
– Oh, mama, ya sabes…, lo de siempre.
Mi madre corre detras de mi, se planta delante de la puerta y deja la compra en el suelo.
– No. No se en absoluto de que me hablas. -Ahora parece muy inquieta-. ?Que es «lo de siempre»?
– Lo que puede suceder entre un chico y una chica…
Mi madre me mira y casi pone los ojos en blanco. Es demasiado aprensiva. De manera que decido contarselo todo.
– ?Queria que le diese un beso y yo le dije que no!
– ?Ah!
Exhala un suspiro de alivio a medias.
– Eso es todo, te lo he contado todo.
Bueno, la verdad es que se lo he dicho casi todo, ?no? Es decir, en un primer momento no queria darle ese beso. Eso es, digamos que le he contado esa parte de la historia… Pues bien, lo sabia, no ha sido suficiente. Al final hemos hablado durante toda la noche. Dado que mi padre habia dicho que volveria tarde y que Ale habia salido, nos hemos quedado solas. Mi madre me ha dicho algo precioso: «?Por fin! ?Como dos verdaderas amigas, tu y yo, nosotras dos solas!»
A una amiga puedes contarselo todo. Pero ?a una madre? Bastaria ponerla al corriente de la mitad de las cosas que saben Alis y Clod para que no me dejase salir en una semana. ?Que digo?, ?un mes! ?Puede que incluso dos! De manera que me he visto obligada a hablarle un poco de Lorenzo, aunque no mucho, un poco de Lele, pero no lo suficiente, practicamente nada de Gibbo y de Filo, y en absoluto de Massi. Y al final nos hemos dado un fuerte beso, mi madre ha exhalado un hondo suspiro y ambas nos hemos ido a dormir como dos amigas felices y serenas. Que sencilla es la vida, ?no?
Fiesta en el colegio. Arbol de Navidad. Es el dia del curso que mas me gusta. Es un poco antes de Navidad, en lugar de estudiar desenvolvemos los regalos, con un poco de suerte, incluso recibes algo bonito. Lo mas divertido es que todos tratan de averiguar cual es el paquete de Alis, porque ella es la que compra las mejores cosas y, sobre todo, las mas caras. El ano pasado regalo una camara de fotos digital Canon. Lo peor fue que Raffaelli, la famosa empollona que nos cae tan mal a todos, fue la afortunada que pillo su paquete. Cuando lo abrio se emociono, se llevo las manos a la boca, tan excitada que apenas podia creerselo. Y, como no podia ser de otra forma, Cudini tuvo que hacer una de sus aportaciones.
– ?Ojo con fotografiarte a ti misma porque podria fundirse la camara!
Y todos nos echamos a reir. A excepcion de Alis, que torcio la boca revelando quien era el autor del regalo, aunque, a decir verdad, esa era una cuestion que quedaba fuera de toda duda. ?Quien sino ella podia permitirse un regalo asi? Es dificil enganar a los demas. Todo el mundo debe llevar un regalo. Los paquetes se numeran del uno al veinticinco, de forma que haya uno para cada alumno de la clase. Cada uno pesca un papelito en el que figura el numero correspondiente al regalo que le toca de un cuenco que tiene el profe Leone y que, evidentemente, no suelta ni que lo maten. El problema es que los chicos siempre llevan unos regalos birriosos: una manzana a medio comer, una entrada para un concierto que ya se ha celebrado o, peor aun, unos calcetines sucios y malolientes. Este ano se han lucido especialmente.
– Venga, ensenanos lo que te ha tocado.
– ?Caramba, que mona, es una bufanda!
– ?Y a mi una gorra!
– ?Y a ti?
– ?No! ?La bandera de la Roma! Pienso quemarla, soy del Lazio.
– Ni se te ocurra, o el que te prendera fuego a ti sere yo.
– ?Que es esto? Que chulo… ?Una pelotita! Pero tiene una forma extrana.
Le ha tocado precisamente a Raffaelli. Y todos Los chicos se parten de risa. Ella insiste y no hace sino empeorar las cosas.
– ?Por que os reis?
Cudini no deja escapar la ocasion.
– ?Porque no te enteras, cono!
Nuevas carcajadas.
– ?Es un condon!
Cudini, naturalmente, lo habia llenado de agua. Jamas se ha llegado a saber si el paquete lo preparo el o no. Solo que lo amonestaron, que su amigo Bettoni lo grabo con el movil y que volvio a quedar clasificado en www.scuolazuo.com
La tarde siguiente fui a repartir los regalos. Clod me acompano con su coche. Fue realmente divertido; me sentia como un extrano cartero. Lo mejor fue que ninguno de mis amigos estaba en casa. No hay nada que me parezca mas embarazoso que ver como alguien abre un paquete delante de mi porque, si no le gusta, se nota en seguida. El gesto que se queda de repente suspendido… Hay personas que no consiguen disimular. De manera que entraba, dejaba el regalo en la porteria con una tarjeta y partia rumbo a una nueva entrega.
La unica a la que no pude por menos que entregarle el regalo personalmente fue a Clod. Y, claro, lo hice cuando estaba en el coche con ella.
– Ten…, ?este ultimo es para ti!
– ?Que guay! ?Es ideal!