mis brazos. Ale tambien se acerca y Jo acaricia.
– Hay que reconocer que es precioso- Pero ?lo elegiste tu?
– Gibbo me lo hizo elegir en la perrera fingiendo que era para su prima. ?Y yo me lo trague!
Mi padre dice entonces la cosa mas terrible que se le podria haber ocurrido.
– Bueno, sea como sea, yo no quiero aqui dentro a ese bastardo.
– ?Como que no, papa? Es mi regalo.
– Si, pero acabas de decir que lo han sacado de la perrera. Podria estar enfermo.
Mi madre interviene.
– Lo llevaremos a un veterinario, le pondremos las vacunas que haga falta.
– Aun asi, aqui ya estamos como sardinas en lata, solo nos faltaba un perro.
Me entran ganas de echarme a llorar, pero no quiero que me vean, de manera que huyo a mi habitacion con
Cuando me despierto a la manana siguiente estoy en pijama. Mi madre debio de ponermelo. Yo no me acuerdo de nada. Sin perder un segundo me pongo a buscar desesperadamente por la habitacion y por suerte el esta ahi, en un rincon, dentro de una pequena cesta, encima de una manta celeste que, segun recuerdo, yo tambien usaba cuando era nina.
He hablado con mi madre. Mi padre es muy estricto. Ha dicho que no quiere ver a
– ?Tengo que devolverlo a la perrera, mama? ?Pero si es un regalo de mis amigos! Incluso hicieron una donacion por el.
Mi madre sonrie mientras friega los platos.
– Quiza haya una solucion. Rusty James me ha dicho que lo llames, que el se lo quedara. ?Te parece bien?
No, no me parece bien. En cualquier caso, es mejor que nada, pero no se lo digo. Permanezco en silencio y me voy a mi habitacion.
Hoy es el primer y el ultimo dia de
Por la tarde. He estado en casa de R. J. Ha comprado una caseta fantastica, y encima de ella ha escrito el nombre de
– Pero, Caro, podras venir cuando quieras, el siempre estara aqui conmigo. Aqui tiene mas espacio, puede pasear cuando quiera ahi fuera, en el prado; en casa se habria sentido agobiado. Tienes que convencerte de que aqui estara mucho mejor…
– Puede, pero ya lo echo de menos.
Rusty me sonrie, coge el movil y pulsa una tecla.
– Hola, mama, ?puede quedarse Caro a cenar conmigo? -dice en cuanto le responde mi madre. Pausa-. Si, claro…, yo la acompanare… Vale… Si… No… No llegaremos tarde…
Despues cuelga y sonrie. En ocasiones, Rusty tiene la capacidad de hacer que las cosas parezcan muy sencillas. Se arrodilla y acaricia a
– ?Puedo hacerte una pregunta?
R. J. deja de acariciar a
– Dime…
– Si te dijesen que una chica ha besado a cuatro chicos sin que, en realidad, le importase mucho ninguno, ?tu que pensarias de ella?
– ?Cuantos anos tiene?
– Bueno, es un poco mayor que yo, unos quince.
R. J. esboza una sonrisa. Creo que se lo huele.
– Bueno, digamos que es una chica… un poco facil.
– ?En serio? ?De verdad piensas eso? ?Y si te dijese que lo hizo como si se tratase de un juego…?
– Con ciertas cosas no se juega.
Me quedo pensativa por un momento.
– Ya. -Me callo, y a continuacion le pregunto-: Pero ?tu te enamorarias de una chica asi?
– Espero que no, pero por desgracia son precisamente las chicas como esa las que luego te hacen perder la cabeza… ?Venga, vamos,
– Venga, ven aqui,
Corro, rio y salto con
Tengo que empezar a hacer los deberes. Comienzo con italiano: comentario sobre la pelicula que vimos antes de las vacaciones.
Al final, todo se arregla, solo que a veces no consigues entender por que algunas cosas no encajan de ninguna manera. Quiero decir, la historia de Lele sigue siendo un misterio para mi. Despues de aquellos besos y del ridiculo que hicimos con la senora Marinelli delante del porton, no volvimos a vernos. Y no porque sucediera algo o porque estuvieramos tratando de evitar algun tipo de aclaracion. Simplemente porque sus padres son de Belluno y el dia de Nochebuena se marcharon todos alli, la familia al completo. Cuando volvio, el 28, me trajo dos regalos preciosos.
– Ten, Caro, abrelo.
De manera que desenvuelvo sin vacilar el paquete naranja con el lazo de un tono mas claro y una bonita estrella de Navidad en lo alto.
– No…, ?es ideal! -Un vestido para jugar a tenis, le doy vueltas en la mano. Es de la marca Nike, blanco, con rayas azul cielo muy claro en los costados. Me lo apoyo contra el cuerpo-. ?Es precioso! Y, ademas, creo que has acertado con la talla.
Miro la etiqueta. ?Caramba! Ha olvidado quitar el precio y ha pagado una pasta. Pero eso no se lo digo. Solo tengo una duda, y esa si que no logro callarmela.
– Pero ?por que un vestido para jugar a tenis? ?No te gusta el que tengo?
Parece algo avergonzado.
– No -balbucea-, es decir, si, no…
– Bueno, ?si o no?
– Me gusta, pero este es para cuando haga menos frio.