Opto por creerlo, solo que el asunto me mosquea un poco. No me parece tan importante tener ropa de marca. Quiero decir que, en eso, me enorgullezco de ser distinta de Alis, que puede permitirselo todo y, de hecho, tiene de todo. Pero tampoco me siento como Clod quien, en cambio, no puede permitirse nada y fuerza a sus padres a hacer mil sacrificios para poder tener cosas caras. A mi me gusta ser yo misma y punto. ?Quiza inventarme las cosas! Pero, eso si, no ser una carga para mi madre. Aunque luego sea ella la primera que me compra siempre lo que quiero. De pronto me encuentro con otro regalo en las manos.

– ?Y esto?

– Este lo compre nada mas hablar contigo por telefono…

Sonrie. Parece contento de haber tenido esa idea. Es un paquete pequeno y no consigo adivinar de que se trata. De manera que lo abro para quitarme de encima la curiosidad. Es una caja negra con una extrana asa, debajo lleva un lazo pequeno y, al final de este, una anilla.

– ?Que es?

– Mira… -Le da la vuelta. Debajo puede leerse«Joey» con letras amarillas-. Es una correa especial, una de esas extensibles. Puedes sujetar al perro y dejarlo ir donde quiera y luego, apretando este boton, lo obligas a acercarse tirando de el.

– ?Ah, si, es fantastica! Es verdad, una vez vi una como esta en el parque.

Finjo que el regalo me entusiasma. En realidad, no es asi, odio las correas. Ale, que, de hecho, no entiende en absoluto como soy yo, tambien me ha regalado una. Sin embargo, Lele esta contento y vuelve a esbozar una sonrisa. Nada, el tampoco me conoce. Alis, Clod, Filo y Gibbo habrian entendido en seguida que estoy mintiendo. Despues noto que Lele me sonrie de manera, extrana. Al principio no acabo de comprenderlo. Luego… ?Claro! Quiere su regalo.

– Ah, yo tambien te he comprado algo… -Le doy el paquete que llevo en la mochila-. Pero es solo un detalle, ?eh? – le advierto por si acaso.

– Tambien los mios eran simples detalles.

Lo desenvuelve. Me gustaria aclarar: «?Detalle en el sentido de que no he podido gastar tanto dinero como tu!» En realidad le he comprado otra cosa, solo que al final., no se por que, no he sido capaz de darsela. Era una sudadera azul claro con mi fotografia estampada en el pecho. Tuve la idea, encontre el establecimiento donde las hacen, pero cuando ya estaba todo listo, incluso mi nombre, «Caro», bordado encima, bueno, pues me eche atras. No se por que, o quiza si…

– ?Gracias, Caro! ?Es precioso! -Abre un libro sobre los tenistas mas famosos del mundo, de John McEnroe a Nadal, Al volver la ultima pagina, la encuentra-. Es genial.

Se trata de una fotografia que le saque mientras el jugaba un partido. La imprimi y la recorte. Debajo escribi: «El verdadero campeon eres tu.»

– ?Gracias, Caro!

Se acerca a mi, me abraza y me da un beso. Y yo me abandono entre sus brazos. Estoy desesperada. Sigo besandolo con los ojos cenados. No veo la hora de escapar, me doy cuenta. Quiza el verdadero campeon sea realmente el, pero en el tenis. En mi corazon, desde luego, no. ?Me siento fatal y doy gracias por no haberle regalado la sudadera! Cuando estuvo lista me lo imagine con ella puesta y lo comprendi todo: Lele me importa un comino. Y ahora viene el gran dilema: ?como se lo digo? En nuestro colegio, historias como esta, o sea, que empiezan y acaban en un abrir y cerrar de ojos, las hay a montones. Algunas no pasan del «?Salimos juntos?». Otras se desarrollan mas a la antigua: «?Que dices?, ?somos novios?» Y luego las chicas van a clase y aseguran que estan con este o con aquel. ?Solo que, al final, muchos de esos «enamorados» ni siquiera se han besado nunca! Y los pocos que resisten y llegan a ser una verdadera pareja que se besa y todas esas cosas duran como mucho una o dos semanas. Por otro lado, buena parte de ellos han roto con un sms…Quiero decir que ni siquiera se lo han dicho por telefono! Sms del tipo: «Hola, te dejo.» Que triste, Yo no puedo hacerle algo asi a Lele. No. Para mi es tambien una cuestion de orgullo, de dignidad, de valor… ?Aunque he de reconocer que con un sms seria mucho mas facil! Uno de esos largos, incluso bien escritos, donde explicas con pelos y senales por que las cosas no funcionan o donde dices que tal vez sea prematuro, que el asunto esta cobrando demasiada importancia, que tienes miedo de sufrir por amor… Solo que a estas alturas no sera facil encontrar una solucion.

Ese dia: 29 de diciembre.

– ?Que haces, Caro?

– Oh, nada, puede que mas tarde vaya a ver aJoey.

– ?Por el momento te quedas en casa?

– Si.

– ?Y con quien estas?

– No hay nadie, Ale no tardara en volver.

– Bien… ?Hasta luego!

Que llamada tan extrana. Pero no le doy mas vueltas. Pasado un segundo, suena el interfono. Voy a contestar.

– ?Quien es?

– ?Sorpresa! ?Soy yo!

– ?Lele!

– Te he llamado mientras venia hacia aca. ?Puedo subir?

– No, yo bajo.

– Venga…

– Mi madre no quiere que nadie suba cuando estoy sola en casa.

Lo oigo resoplar.

– Vale.

– Venga, bajo en un segundo.

Me apresuro en ir al cuarto de bano y me miro al espejo. Estoy hecha un asco. De manera que me pongo un poco de rimel, cojo el que tiene Ale en su neceser, una raya deeyeliner para resaltar el contorno de los ojos, operacion que completo pasandome un lapiz azul por debajo de ellos. Ya esta. Vuelvo a mirarme. He mejorado un poco. Luego me echo a reir. Vamos a ver, quiero dejarlo y me estoy maquillando para el, menuda contradiccion. Pero no, ?eso que tiene que ver?, asi conservara un buen recuerdo de mi. Si, pero ?para que? Quiza nunca vuelva a verlo- Con todas estas dudas en la cabeza, cojo las llaves, cierro la puerta de entrada, y me precipito escaleras abajo.

Me repito la frase para no equivocarme. Una vez, dos, tres. De nuevo. Vuelvo a repetirla. Varias veces mas. Lo veo. Me aproximo a el, decidida, segura, con determinacion. Cuando de pronto me doy cuenta de que tiene un paquete en las manos para mi. Me sonrie antes de darmelo.

– Ten, te he traido una cosa paraJoey, una tonteria.

Demasiado tarde. Ahora ya no puedo echarme atras, seria como soltar el embrague de un Ferrari en lapole position, apretar el gatillo de un fusil cargado de perdigones, encender la mecha de uno de esos cohetes de Nochevieja. De manera que, en lugar de darle las gracias, se lo suelto de golpe.

– Lo siento, pero creo que es mejor que no volvamos a vernos. Somos demasiado diferentes…

Lo he conseguido. ?Se lo he dicho! ?Se lo he dicho todo! No me lo puedo creer. ?Y sin vacilar! ?De corrido! Lele se queda paralizado con el paquete en las manos, boquiabierto e incapaz de articular palabra. Poco despues consigue cerrar la boca y decir algo que, incluso el, comprende que carece por completo de sentido.

– Pero ?como?… ?Asi, sin mas?

Casi me echo a reir. No se que hacer. Me gustaria decirle: «?Y como, si no?» Pero me parece espantoso. Al final opto por otra frase que quiza, en el fondo, pueda considerarse dulce.

– Es mejor que te lo haya dicho en seguida… Me gustaria que siguiesemos siendo amigos.

Pero que dulce ni que ocho cuartos. Menuda cara ha puesto Lele. ?Creo que esa ha sido la frase menos adecuada que podria haberle dicho! ?Solo que no se me ocurria otra! Lele deja el paquete en el muro que hay a su lado y se sienta en el. Acto seguido, me contesta.

– Pero ?por que? Tenia la impresion de que haciamos una buena pareja, de que nos divertiamos juntos, de que nos llevabamos bien. Nos gusta jugar al tenis juntos. -Se interrumpe y de repente se torna lucido, serio, atento, como si lo hubiese entendido todo y no supiera explicarse como es posible que no lo haya comprendido antes.

– No deberia haberme marchado de vacaciones, ?verdad? ?Es eso?

Вы читаете Carolina se enamora
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату