– ?Te hablan los arboles?
– ?Los arboles? Ellos estan aqui para reforzar mi poder, para engrandecer mi magia.
– No. Ellos no refuerzan tu poder. Tu has estado obteniendo poder de la tierra, si, pero los arboles no te lo han dado voluntariamente. Rhiannon, tu te has entregado a Pryderi. Eso significa que has traicionado a Epona.
– Epona es egoista y celosa. Ella intenta obligarme a que la adore, pero yo siempre he tomado mis propias decisiones. ?Por que iba a someterme a una sola diosa, cuando hay muchos para poder elegir?
– ?Que te llaman los arboles? -repeti yo.
– No me llaman nada -respondio Rhiannon despreciativamente.
– Ellos le han dado la bienvenida a Shannon, llamandola Elegida de Epona -dijo Clint suavemente.
– ?No!
– Si. Yo lo he visto. Shannon es la Elegida de Epona. Ha sido reconocida en ambos mundos. Y ella tambien esta embarazada. Va a tener a la verdadera Hija de Epona. La diosa ya no habla contigo. Lleva mucho tiempo sin hacerlo. Sabes que es la verdad.
Rhiannon comenzo a negar con la cabeza, y me vi reflejada en ella. Vi todo lo que habia temido siempre, todas mis inseguridades y mis heridas, en su expresion.
– Lo siento, Rhiannon -le dije con amabilidad. Ella estaba rota y yo no me sentia contenta. Tenia una sensacion de perdida y de tristeza.
Clint le solto la muneca. Ella se retiro, camino hacia atras por encima de los vestigios del circulo, mas alla del cadaver de su sirviente, hasta que tropezo con una de las raices de los ancianos robles. Cuando cayo, no se levanto. Sus sollozos me sacudieron como si fueran mios.
De nuevo, Clint se agacho a mi lado.
– ?Estas lista para volver a casa, mi nina?
Yo no podia hablar, asi que asenti.
– Primero, deja que te mire la herida.
Cerre los ojos y aprete la cabeza contra su hombro cuando me quito la bufanda empapada en sangre del costado. Mientras me inspeccionaba el corte, inhale aire bruscamente.
– Lo siento, amor -me dijo, y me beso la frente-. Es una herida mala, pero creo que lo peor de todo se lo llevo la costilla. Vamos a ver si puedo taponartela para que no sigas sangrando.
– Eso estaria bien -susurre.
Clint me ato la bufanda alrededor del torso para mantener el vendaje improvisado en su sitio. Intente no hacer demasiado ruido, pero me dolia mucho, y no pude evitar gimotear.
– ?Crees que podras andar? -me pregunto cuando termino.
– Si me ayudas si -susurre.
– Siempre te ayudare. Para eso estoy aqui.
El me puso un brazo alrededor de los hombros y el otro bajo el codo. Despues, me ayudo a ponerme en pie.
– Oh, Dios, me duele mucho -dije, jadeando.
– Lo se, mi nina -respondio mientras caminabamos hacia los arboles-. Ya casi hemos llegado. Cuando toques los arboles te sentiras mejor.
Me di cuenta de que pasabamos junto a Rhiannon, que se habia acurrucado en posicion fetal a los pies del roble mas cercano. Despues, yo estaba en la base del roble gigante. Clint me apoyo con delicadeza sobre la corteza cubierta de musgo.
«Bienvenida, Amada, Elegida de Epona».
Las palabras sonaron maravillosamente bien.
– Hola -murmure-. Por favor, ayudame. Me duele mucho.
«Te oimos, Elegida».
Con aquellas palabras llego una oleada de calor que me recorrio todo el cuerpo. Fue como una inyeccion de morfina, y rapidamente, me senti calmada y fortalecida.
– Oh, gracias, anciano -le dije.
– ?Mejor? -me pregunto Clint, apoyando la mano en mi hombro. Yo asenti.
– ?Lo suficientemente bien como para cambiar de mundo?
Su voz no vacilo, pero yo la note extranamente ahogada.
Lo mire a los ojos, y de repente supe que si decia que no, que si decia que esperaramos hasta que se me hubiera curado la herida, nunca volveria. Me quedaria alli para siempre, y seria la esposa de aquel hombre maravilloso, y el amor de su vida.
«Debe ser tu decision, Amada. Tuya y del Chaman».
Cerre los ojos y me apoye en el arbol.
– Pero, realmente, no es una eleccion -susurre a Epona.
En aquel mundo, yo era profesora de literatura y lengua inglesa e hija. Y podria ser la esposa de un hombre que me queria mucho.
En Partholon era un simbolo de seguridad y la prueba de la benevolencia y la fidelidad de una diosa.
En el abdomen, senti un cosquilleo, como de las alas de un ruisenor joven, que me recordaba cual debia ser mi decision.
Abri los ojos y sonrei con tristeza a Clint.
– Lo suficientemente bien como para cambiar de mundo.
El asintio una vez.
– Ya sabemos lo que debemos hacer. Te ayudare a ponerte a horcajadas sobre la corriente, y yo me colocare en la misma posicion frente a ti. Concentrate en llamar a ClanFintan.
De repente, oimos la risa de Rhiannon, burlona y tensa. Clint y yo nos volvimos a mirarla. Estaba todavia acurrucada a los pies del arbol, a pocos metros de nosotros. Tenia el pelo enmaranado y sus ojos estaban apagados, perdidos.
– No puedes volver.
Sus palabras me dejaron helada.
– Claro que puedo. Antes casi lo consigo. Fue la aparicion de Nuada lo que estropeo el traslado.
La risa se mezclo con sollozos.
– ?No sabes nada, Elegida! -dijo sardonicamente-. Podras pedirle a tu centauro que se acerque al claro, incluso quiza puedas tocarlo brevemente a traves de la magia de los arboles, pero no puedes volver con el si no realizas un sacrificio de sangre. Preguntale a tu diosa, si no me crees.
– Rhiannon, yo no necesite hacer ningun sacrificio de sangre para traer aqui a Shannon -dijo Clint.
– Yo fui quien la trajo. Yo queria invocar a Nuada, llevaba llamandolo muchos cambios de luna. Lo sentia, pero no podia atraerlo hacia aqui, aunque hiciera los sacrificios adecuados. Habia algo que lo estaba reteniendo, y supe que era su obsesion por Shannon. Asi que decidi traerla a ella. Utilice primero la misma anfora del primer intercambio, y cuando fracase, aproveche tu invocacion en el bosque.
Shannon sintio un escalofrio al recordar el anfora que encontro en la biblioteca del templo y que estuvo a punto de absorberla. Afortunadamente, ClanFintan habia llegado a tiempo.
– ?Mataste a alguien aquella noche? -pregunto Clint con infinita tristeza.
– Si. Por eso pudiste traerla aqui.
– ?Y el dia en que Nuada llego aqui finalmente?
– Sacrifique a otro. En aquella ocasion, Nuada llego a este mundo con facilidad, atendiendo mi llamada.
– No es posible que este diciendo la verdad y necesitemos un sacrificio.
Clint no me miro. Toco la mejilla manchada de lagrimas de Rhiannon con una mano, y la otra la apoyo sobre el tronco del roble. Cerro los ojos y se encerro en si mismo. Su aura latio con tanto brillo que tuve que cubrirme los ojos. Cuando la luz desaparecio, me estaba mirando, y su expresion era de tristeza.
– Esta diciendo la verdad.
– Bueno, pues si necesitamos sangre, ?tengo mucha en el costado! -grite.
Rhiannon nego lentamente con la cabeza.
– Debe ser una muerte. Aprendi bien esa leccion en Partholon. Pryderi se la enseno a Bres, y Bres me la enseno a mi. La Triple Cara de la Oscuridad disfruta con la muerte. Debes sacrificar a un humano para pasar al