Entonces, las palabras de Clint se hicieron audibles para mi y mire de nuevo al Chaman. Su aura brillaba y latia con fuerza a su alrededor, y de repente, parecia tan fuerte y tan poderoso que se me llenaron los ojos de lagrimas. Tenia los brazos estirados hacia el cielo, y su voz habia adoptado un tono melodico muy diferente a los canticos de Partholon. Sus palabras estaban subrayadas con el pulso profundo y primitivo que yo percibia en el aire. Escuche atentamente como llamaba a los espiritus a traves de la naturaleza, de la lluvia, el fuego y la tierra.
Cuando termino su invocacion, bajo los brazos y miro a su alrededor como si acabara de despertar de un sueno abrumador. El azul de su aura seguia brillando, pero no habia ninguna otra cosa que hubiera cambiado en el, ni en la zona que lo rodeaba.
Le rogue a Epona que, si lo que el estaba haciendo no funcionaba, me permitiera llegar hasta los arboles para poder vencer a Nuada. Y, al mirar al borde del bosque, tuve que parpadear. Me frote los ojos y vi lo que estaba sucediendo.
De entre los arboles aparecian figuras que se acercaban al claro majestuosamente. Eran hombres ancianos, cuyos rostros estaban tan marchitos por el tiempo que no podia adivinarse su edad. Y, por cada uno de aquellos hombres aparecia la figura de un espectro luminiscente. Al principio era dificil distinguirlos como entidades individuales, porque se mezclaban perfectamente con el blanco y el gris de los copos de nieve, pero el anillo de guerreros fantasmales siguio avanzando. Cuanto mas se acercaban, mas distinguibles eran sus rasgos.
Los ancianos se acercaron, y al unisono, comenzaron un cantico. Tenia el mismo ritmo ancestral que la invocacion que habia hecho Clint. Los guerreros muertos no hablaban, pero seguian hacia delante con pasos sigilosos, obedeciendo la llamada de los ancianos. Las coronas de plumas de los antiguos vestidos de combate se alzaban y descendian con los movimientos de los guerreros.
Yo aparte la vista de aquella fabulosa escena y mire a Clint. De el irradiaba un poder puro, maravilloso. Se habia unido al cantico de los ancianos.
Despues mire a Rhiannon. Ella era ajena a todo, y seguia destruyendo el circulo que ella misma habia dibujado, y canturreandole a la criatura. El cuerpo de Nuada habia recuperado la forma por completo. Era la sombra viviente del ser al que habia derrotado ClanFintan. Se movia de adelante hacia atras, concentrado en la pequena parte del circulo que Rhiannon debia romper todavia.
Note que el aire se movia a mi alrededor, como si alguien hubiera pasado un plumero por mi cuerpo. Las formas nebulosas de dos de los guerreros pasaron tan cerca de mi que, de haber alargado el brazo, hubiera podido tocar sus trajes de flecos.
«Saludos, Elegida».
Los pensamientos de varios de los guerreros invadieron mi mente.
«Agradecemos tu recuerdo».
Me sorprendi. Aquellos debian de ser los espiritus de los guerreros de Nagi Road. Con mudo asombro, vi como seguian avanzando hacia el circulo de nieve derretida.
Rhiannon rompio la ultima parte de la circunferencia y dio un paso atras con un grito de triunfo. Entonces, choco con el anciano mas cercano a ella. El susto casi le hizo perder el equilibrio, pero el indio la agarro con sus brazos fuertes y la mantuvo en pie.
– Apartate, Hechicera -dijo, y su voz era como el crujido de las hojas de otono-. Tenemos que llevar a cabo una tarea.
Rhiannon se zafo de sus manos. Miro freneticamente a su alrededor, con los ojos desorbitados, al ejercito de guerreros fantasmales.
– Haz lo que te ha dicho el Chaman, Hechicera -le dijo Nuada, silbando aquella ultima palabra-. Yo terminare lo que tu dejaste inacabado.
Sin embargo, antes de que pudiera poder un pie fuera del circulo, el cantico de los ancianos comenzo de nuevo. En aquella ocasion habia urgencia y tension en las palabras.
Nuada abrio las fauces y dejo a la vista sus colmillos afilados mientras rugia a los espiritus. Entonces, vio a Clint y entorno los ojos.
– Ahi estas, Chaman -dijo-. Ahora terminaremos esto que hay entre nosotros.
En cuanto se libero del circulo, senti un cambio en el ejercito de guerreros. Todos prorrumpieron en gritos de batalla, y como si fueran uno, avanzaron cerrando mas y mas el circulo.
Nuada se detuvo ante el muro de espiritus.
– Los muertos no pueden hacerme nada -dijo con un gesto imperioso.
– En eso te equivocas -respondio Clint-. Los que te rodean son espiritus de guerreros muertos, protectores de este bosque sagrado y este mundo. Yo los he despertado, como ellos me despertaron a mi. Y ahora, vamos a expulsarte a ti, y a tu perversidad, y te enviaremos de vuelta a tu reino de oscuridad.
Con un silbido de reptil, Nuada se lanzo hacia Clint. Con una gran rapidez, uno de los guerreros se interpuso en el camino de la criatura y le dio un hachazo. En vez de pasar a traves del cuerpo de Nuada, le corto la carne oscura. Antes de que el eco del grito de dolor de Nuada se hubiera desvanecido, la parte de carne cortada se volvio ceniza y se disperso en el aire, entre los copos de nieve.
Los demas espectros rodearon el cuerpo de Nuada, que no dejaba de gritar. Pronto, no vi mas que una forma que se retorcia, rodeada por los espiritus enfadados de los guerreros.
Y despues, solo hubo silencio.
Entonces, los guerreros desaparecieron. En el lugar que habia ocupado Nuada solo quedo un hueco en la nieve, cubierto de ceniza.
Dejo de nevar.
– Chaman, ?nos necesitas para algo mas? -le pregunto uno de los ancianos, respetuosamente, a Clint.
– No, amigo mio. Gracias.
Sin embargo, el anciano no se dio la vuelta inmediatamente. Hablo con solemnidad:
– Mi corazon siente alegria, porque la herida del alma del Chaman Blanco se ha curado.
Pronuncio aquellas palabras de un modo muy bello, como si cada una de las silabas tuviera un significado secreto. Entonces, el anciano entorno los ojos y,se acerco a Clint, mirandolo con atencion. Era como si estuviera viendo el alma de Clint.
El anciano fruncio el ceno con preocupacion.
– Piensa, hijo -dijo con una infinita tristeza-. Tienes que asegurarte de que ese es el camino que vas a recorrer. Es muy largo.
Clint se sorprendio.
– Gracias, amigo. Lo recordare.
– Nos veremos de nuevo, Chaman Blanco. Hasta entonces, adios, hijo mio -dijo el anciano, mientras volvia hacia el bosque.
– Adios, padre -le dijo Clint.
Despues, se acerco rapidamente a mi y se agacho a mi lado.
– ?Puedes andar? -me pregunto con calma. Entre sus brazos, me senti bien de repente, como si me hubiera aliviado el dolor del costado.
– ?No! -grito Rhiannon, y se lanzo hacia Clint, con el punal listo para atacar.
Sin embargo, Clint reacciono rapidamente. Se puso en pie y, con facilidad, rechazo su golpe, le agarro la muneca y se la retorcio hasta que ella solto el punal, que cayo inofensivamente entre la nieve.
Sin soltarla, Clint se agacho para recuperar el arma, y despues se dirigio a ella.
– Se acabo, Rhiannon. No voy a tolerar nada mas.
– ?Tu! ?Tu! ?Como si tu pudieras dictar las acciones de una diosa!
– Yo nunca haria algo semejante. Sin embargo, tu no eres una diosa -le dijo el, y yo me sorprendi por la gentileza con la que le habia hablado.
– ?Mentira! ?Soy la Elegida de Epona, la Amada, la Encarnacion de la Diosa. Y voy a tener a la Hija de Epona.
– No -dije yo-. Antes eras su Elegida, pero ya no lo eres.
– Y supongo que piensas que ahora lo eres tu.
– Si. Si, lo soy. Yo no lo pedi, y al principio ni siquiera queria serlo, pero ahora lo acepto. Partholon es mi eleccion.
Antes de que Rhiannon pudiera responder con alguno de sus retorcidos razonamientos, le pregunte: