– ?Ahora estas bajo mis ordenes! -grito Rhiannon-. ?Con esta sangre, estas unido a mi, porque es como si hubiera sacrificado la sangre de mi cuerpo, el cuerpo y la sangre de una Sacerdotisa y de la Elegida de Epona. Debes obedecer. ?Entra en mi sirviente!

Con aquella orden final, el cuerpo de Nuada perdio su forma y se convirtio en un charco negro y venenoso contra el color blanco de la nieve que cubria el claro. Aquella negrura entro en el circulo de Bres al mismo tiempo que Clint salia corriendo hacia nosotras desde el bosque. En un instante, el cuerpo de Bres absorbio a Nuada. Su cantico ceso, y lentamente, alzo la cabeza y abrio los ojos. Eran dos luces rojas.

– ?Shannon! -grito Clint.

Su voz sonaba muy lejana, pero estaba junto a mi. Intente responder, pero Rhiannon me empujo hacia el con un grunido de desprecio.

– Deberia haberme imaginado que estarias aqui.

Clint me abrazo y cayo de rodillas, intentando agarrarme y protegerme con su cuerpo.

– ?Que has hecho, Rhiannon? -pregunto el con la voz rota, mientras se tiraba freneticamente de la bufanda. Hizo una bola con ella y me apreto la herida para intentar contener la hemorragia.

– Y deberia haber sabido que la elegirias a ella -anadio ella con sarcasmo-. Siempre seras debil. Rezo porque nuestra hija tenga mi fuerza.

Clint dio un respingo, como si ella lo hubiera abofeteado.

– Una hija… no. No puede ser.

Rhiannon se echo a reir.

– Claro que si. Aunque todavia no he decidido si me voy a quedar con esta hija o no.

Clint me movio cuidadosamente entre sus brazos para poder liberar su mano derecha. Note que abria la cremallera de su abrigo y rebuscaba por dentro. Despues, saco el revolver y encanono a Rhiannon.

Ella se quedo quieta, y miro de Clint a la criatura, que se habia quedado agachada e inmovil dentro del circulo.

– Deberia haberte matado la misma noche en que me di cuenta de lo que eras -dijo Clint, con calma, racionalmente, con una actitud que no se correspondia con las cosas extranas que estaban sucediendo.

– Pero no pudiste matarme -ronroneo Rhiannon-. En vez de eso, preferiste jugar a nuestros jueguecitos. No finjas que no recuerdas como era entrar en mi cuerpo y embestirme una y otra vez… y las otras cosas que haciamos por la noche. Recuerda como brotaba tu sangre, mezclada con tu simiente, cuando me dejabas que cortara tu miembro latente, y despues llegabas al orgasmo en mi boca.

Clint se puso muy tenso y respondio:

– Hasta anoche, habria dicho que tienes razon. He estado obsesionado por las cosas que hicimos… pero ya no. Me he curado de tu suciedad. Lo mejor que podria hacer para este mundo seria mataros a ti y a la nina que hemos concebido.

A mi me costo un tremendo esfuerzo alzar la mano para apartar el brazo de Clint. Al notarlo, el me miro a los ojos.

– Recuerda lo que me prometiste. Me lo juraste.

Clint apreto los dientes, y vi que luchaba contra si mismo. Despues, bajo el revolver lentamente.

Rhiannon se rio burlonamente.

– ?Debil! ?Siempre debil! Eres una sombra lamentable de lo que podrias haber sido. No eres amenaza para mi.

Sin dejar de reirse, se acerco al circulo.

Se detuvo a pocos centimetros de la nieve derretida. La criatura la devoro con los ojos rojos, brillantes.

– Nuada -dijo seductoramente-, no me creias lo suficientemente poderosa como para conseguir tu obediencia. ?Quien era el tonto?

– Yo, mi senora.

– ?Y a quien vas a obedecer ahora, Nuada?

– Os obedecere a vos, mi senora.

Sus palabras eran serviles, pero su tono era peligrosamente condescendiente, como si estuviera hablando con una nina mimada.

Entonces, ella lo abofeteo con fuerza, y dejo dos manchas rojas en las mejillas palidas de Bres.

– Vas a aprender la forma adecuada de dirigirte a mi. Y yo voy a disfrutar ensenandote.

– Esto tiene que terminar ahora -susurro Clint.

Me poso sobre la nieve con delicadeza, y se quito el abrigo y el jersey. Coloco el jersey bajo mi cabeza y mi hombro, para que no tocaran mas la nieve, y me tapo con el abrigo.

Sus movimientos hicieron que la criatura moviera los ojos para observarlo, y eso llamo la atencion de Rhiannon. Se dio la vuelta y entorno los ojos con furia.

Al ver a Clint erguido ante ella, su expresion cambio, y convirtio en una de diversion.

– ?Acaso tu tambien necesitas una leccion de obediencia? -le pregunto.

– No, no -respondio Clint.

Elevo el revolver y apreto el gatillo.

El sonido del disparo fue ensordecedor, pero no consiguio tapar el grito de locura de Rhiannon al ver el agujero rojo que aparecio en mitad de la frente de Bres.

– ?No!

El cuerpo cayo de rodillas, y despues, pesadamente, hacia delante, de cara a la nieve.

– ?Lo has matado! ?No deberias haber podido hacerle dano dentro del circulo de poder!

Clint se encogio de hombros.

– Seguramente, te vendra bien recordar en el futuro que no estas en Partholon, sino en Oklahoma. A las balas no les importa nada un circulo de nieve derretida.

– Sobre todo, si las dispara un Chaman -anadi yo.

Clint y Rhiannon me miraron con sorpresa. Detras de ella, yo percibi un movimiento. El cadaver de Bres se retorcio y se marchito, y todos volvimos a concentrarnos en lo que ocurria dentro del circulo. Con un repugnante sonido liquido, Nuada escapo del cuerpo.

– Oh, mierda -susurre.

Rhiannon sonrio sarcasticamente. Su risa surgio con histerismo de entre sus labios, y me di cuenta de que estaba completamente loca.

– ?Y que van a hacer tus balas contra esto, Chaman? -le pregunto a Clint.

Despues se volvio hacia la criatura.

– Todavia eres mio. Todavia te ata mi sangre -le dijo, y senalo a Clint con un dedo tembloroso-. Destruyelo.

Capitulo 6

La mancha de oscuridad respondio a Rhiannon y se irguio. Yo observe con espanto, en silencio, como se solidificaba y de nuevo tomaba forma.

Con un tremendo dolor, consegui incorporarme y sentarme. Tenia que llegar a cualquier arbol. Por supuesto, lo mejor seria tocar a los ancianos robles. Yo conocia el poder que tenian. Sin embargo, estaban dentro del circulo, y Nuada se interponia entre ellos y yo. Mire hacia los arboles del borde del claro; estaban a unos cincuenta metros, pero tendria que ir hacia ellos.

Intente ponerme en pie, apretando los dientes de dolor, pero me cai hacia atras. Parecia que las piernas no iban a cooperar. Abri la boca para llamar a Clint, y al instante, la cerre de nuevo.

Clint estaba levantando los brazos, lentamente, mientras entonaba un cantico en voz baja. Yo no podia descifrar sus palabras.

Mire a Rhiannon. Ella no estaba prestandole atencion a el, ni a mi tampoco. Se movia metodicamente alrededor de la circunferencia, murmurandole las palabras «mo muirninn» a la criatura, como si fuera una expresion de carino. A cada pocos pasos, hacia un corte en el circulo con la punta de la bota, sin dejar de murmurar.

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