«?Peligro, Portadora de la Luz!», gritaban los cristales.
– ?Teneis que iros! ?El techo se va a derrumbar! -les dijo, mientras las tremendas vibraciones, que ella habia creido tan solo el caos de sentimientos que tenia por dentro, comenzaban a rugir por toda la cueva. Aparto los ojos del cristal y chillo-: ?Tu tambien, Kyle! ?Sal de aqui!
– ?Morgie? -dijo el abuelo, dando un paso hacia ella.
– ?Vete, abuelo! ?Yo tambien voy a ir! -mintio.
Entonces, vio que su abuelo asentia, tomaba del brazo a la abuela y comenzaba a guiarla hacia la salida. Despues de unos instantes se detuvieron y se giraron hacia ella.
– ?Vamos, Morrigan! -grito el por encima del estruendo.
Ella sonrio con tristeza y penso en lo mucho que queria su rostro curtido, de facciones marcadas, que le recordaba tanto a Rooster Cogburn en la vieja pelicula de John Wayne, El rifle y la Biblia. No tuvo que mirar a la piedra para saber que habia cambiado, y que de nuevo le permitia mirar la imagen de aquella otra cueva. Sabia lo que tenia que ser aquella imagen, en el fondo del alma lo habia sabido desde el principio. Incluso sabia lo que tenia que hacer. Morrigan empujo la piedra, y sus manos se hundieron en ella, como si la materia de la que estaba hecho se hubiera vuelto gelatina.
– ?Te quiero, abuelo! ?Te quiero, abuela! -grito-. Siento esto. ?Lo siento mucho!
La expresion de su abuelo cambio de la preocupacion a la desesperacion.
– ?No, Morrigan!
Dio un paso hacia ella, pero se vio obligado a parar porque del techo de la cavidad cayo una piedra enorme que se hizo pedazos en el suelo; provoco una nube de polvo que impidio que Morrigan siguiera viendolo. Ya no lo veia, pero oia su voz, aunque el estruendo del derrumbe amortiguara sus palabras.
– ?Morrigan, sal de ahi! No sabes lo que estas haciendo. Cruzar al otro lado no es facil.
– ?Morrigan, tenemos que irnos ahora mismo! -le dijo Kyle con urgencia. La tomo del brazo e intento apartarla de la piedra.
Ella se zafo de su mano y respondio:
– No. Vete tu. Yo me quedo.
– ?Eso es una locura! -grito el, y senalo al techo-. Se esta cayendo, y te va a matar. ?No te conozco, pero siento hacia ti algo que nunca habia sentido, y no quiero perderte antes de entenderlo!
Ella lo miro a los ojos, e ignorando un horrible sentimiento de desolacion, respondio con crueldad y con dureza.
– Tienes razon. No me conoces. ?Marchate y dejame en paz!
Entonces, canalizo el poder de los cristales y lo empujo. Y se quedo completamente asombrada al ver que el salia disparado a varios metros de distancia.
?Vaya! ?Podia hacer lo mismo que Tormenta, de X-Men!
– Marchate, Kyle -dijo con firmeza.
– ?Morrigan! -volvio a gritar su abuelo.
– ?Salid de aqui! -respondio ella, elevando la voz por encima del rugido de la caverna.
Kyle se estaba poniendo en pie, mirandola con una mezcla de reverencia y miedo. Sin embargo, parecia que no era capaz de marcharse.
– Morrigan, no me empujes. No quiero separarme de ti -dijo.
Entonces, dio un paso titubeante hacia ella.
Y, con un crujido horrible, el techo que habia sobre el se desprendio. Morrigan observo con un espanto silencioso, sin gritar, como Kyle quedaba enterrado bajo una avalancha de piedras. Todo su cuerpo se echo a temblar, y no podia apartar los ojos de aquella pila de rocas y polvo. No veia a Kyle, pero sabia que tenia que estar muerto. Oh no, tal vez no lo estuviera. Tal vez deberia intentar apartar las piedras. Usaria el poder de los cristales para ayudarlo.
Sin embargo, antes de que separara las manos de la piedra de selenita, las palabras «su corazon ya no late» pasaron desde el cristal a su cuerpo.
Entonces, el suelo comenzo a temblar de nuevo, y la tierra rugio.
«?Estas en peligro, Portadora de la Luz!», le dijeron los cristales con insistencia.
?Que pensaba que estaba haciendo? Aquello no era ningun juego. Habia provocado la muerte de un hombre. Tenia que salir de alli. Aparto las manos de la piedra y se dirigio hacia el camino de salida. Sin embargo, las piedras siguieron cayendo y le cortaron la escapada. Tosiendo, sin poder respirar por el polvo cada vez mas denso del aire, volvio hacia atras y cayo sobre la piedra de selenita. La piedra se hundio bajo el peso de su cuerpo.
«Escapa a traves de la Division, hija. El sacrificio de sangre ya se ha realizado».
Morrigan miro freneticamente a su alrededor. La voz del viento le parecia demasiado real, como si le perteneciera a alguien que estuviera sentado a su lado. Era la voz de una mujer. La habia oido mas veces, entre la multitud de voces que poblaban su imaginacion, aunque no a menudo. Y no era la unica voz que habia oido desde que habia entrado en la cueva.
Las piedras siguieron cayendo a su alrededor, y Morrigan se quito las lagrimas y la suciedad de los ojos.
«Debes escapar ya, hija», repitio la voz.
– ?No te conozco! -sollozo.
«Si me conoces. Cree en ti misma, y deja que te guien los cristales».
Morrigan se dio la vuelta y miro la gran piedra, y se abrazo a ella.
– ?Sacame de aqui! -le pidio.
«Te oimos, Portadora de la Luz…».
Mientras el mundo temblaba y se derrumbaba a su alrededor, Morrigan cayo hacia la masa calida y suave de la piedra, que la engullo entre liquido y presion. Intento tomar aire, pero no pudo. Intento gritar, pero no pudo. Movio los brazos freneticamente, presa del panico. ?Se estaba ahogando!
«Cree en ti misma, hija…».
?Aquella voz! Morrigan abrio los ojos y se quedo sobrecogida. Frente a ella estaba la mujer cuya cara le habia sonreido desde muchas fotografias. Tenia el pelo largo y rojizo, y llevaba una tunica de gasa. Estaba suspendida en el aire, como si flotara en el agua. La sonrisa de aquella mujer no era tan abierta y alegre como la de Shannon, pero era bondadosa, aunque tambien triste.
«Ven, hija. Te espera tu propio destino. Todavia tienes mucho que hacer».
Rhiannon le tendio la mano. Morrigan se aferro a ella y, de repente, sintio un tiron a traves de la presion espesa y sofocante que la rodeaba, y cayo sobre la dureza de un suelo de piedra. No veia nada, y no podia respirar. Con un doloroso jadeo, vomito la amargura de los pulmones.
Lo ultimo que penso Morrigan antes de sumirse en la inconsciencia fue que si habia visto a su madre, probablemente ella tambien estaba muerta…
TERCERA PARTE
Capitulo 1
Partholon
Justo antes de que mi vida se desmoronara, yo estaba cepillando a
– Puede que seamos viejas -le dije a la yegua, que inclino las orejas color plata hacia atras para poder escucharme-, pero todavia sabemos disfrutar de un buen paseo matinal. Mis muslos estan a la altura de la prueba, ?y los tuyos, preciosa?
– ?Que fresca eres! ?Sobre todo, siendo una anciana…!