– ?Y me parezco mucho a ella? -pregunto Morrigan en un susurro.
Kai penso unos segundos antes de responder.
– Te pareces a como hubiera sido Myrna de haber sido tocada por la mano de una diosa.
– ?Myrna no tenia ningun poder divino?
– No, que yo sepa.
– ?La querias?
Kai se sorprendio.
– ?A Myrna?
– Si, claro. A Myrna.
– La vi crecer, la vi progresar desde que era una nina precoz hasta que se convirtio en una mujer inteligente, que sabia lo que queria, que supo permanecer junto al hombre a quien habia elegido, que supo recorrer el camino que se habia marcado, cuando su madre, la persona mas poderosa de todo Partholon, habria elegido lo contrario para ella. La respetaba y si, la queria. Como un padre quiere a su hija favorita.
– ?Y el hecho de que yo me parezca tanto a ella hace que sea duro para ti estar conmigo?
– Si. Pero -matizo Kai rapidamente- eso no significa que no quiera conocerte mejor.
– Por mi parecido con Myrna.
– No, por tus diferencias.
– ?De verdad?
– Si, de verdad -contesto Kai, y senalo una piedra de color crema, que no estaba lejos de ellos-. Por ejemplo, veamos si oyes las voces del marmol, ademas de oir a los espiritus de los cristales sagrados.
– De acuerdo.
Morrigan se acerco con Kai al marmol. Era una piedra rectangular que le llegaba al pecho, y tenia bastante grosor.
– ?Y ahora que? -pregunto ella.
– Lo mismo que con los espiritus. Solo tienes que tocarla.
Morrigan extendio las palmas de las manos sobre la superficie suave de la piedra. Cerro los ojos y se concentro para enviarle sus pensamientos.
– ?Hola? -dijo-. ?Estas ahi?
Tuvo una sensacion fugaz de movimiento bajo las manos, y noto un poco de calor. Entonces, a traves de los parpados cerrados, recibio unas imagenes que le cortaron la respiracion. Vio edificios de color crema, con cupulas muy bellas. Habia mujeres muy atractivas por todas partes. Estaban ocupadas en tareas diferentes, como escuchar conferencias, tomar clases de pintura, estudiar un mapa oscuro cubierto con millones de cristales que emitian destellos. Morrigan se dio cuenta de que representaba las estrellas y las constelaciones. Finalmente, las imagenes se concentraron en una escena preciosa. Era un jardin lleno de rosas de todos los matices posibles del blanco y el amarillo. Entonces, con un pequeno tiron, el calor dejo sus manos y las imagenes se desvanecieron en la oscuridad.
Morrigan abrio los ojos. Kai la estaba observando.
– ?Te ha hablado el marmol?
– No me ha hablado realmente, pero… ?vaya! Ha sido increible.
– ?Te ha enviado sentimientos?
– No. He visto cosas. Cosas preciosas.
– Describemelas, Morrigan.
– He visto unos edificios maravillosos que parecian templos. Eran de color blanco y tenian cupulas. Habia mujeres por todas partes, y eran todas muy guapas. Me parecio una especie de escuela.
– Es el Templo de la Musa -dijo Kai-. ?Te envio el marmol alguna escena en particular, o solo visiones generales?
– Al final se concentro en una rosaleda -respondio Morrigan, y Kai se echo a reir-. ?Que? ?Que es lo que te parece tan divertido?
– Antes de que muriera Myrna y yo recibiera el encargo urgente de encontrar la piedra para su monumento, ya tenia planeado venir al Reino de los Sidethas porque Caliope me habia encargado que encontrara un banco nuevo para su jardin de rosas.
Morrigan no sabia quien era Caliope, pero entendia el significado de lo que le habia dicho Kai.
– ?Esto va a ser un banco?
– Lo es, si.
– Entonces, te he ayudado a encontrar la pieza de marmol que necesitabas.
– Y yo te lo agradezco, Morrigan -dijo Kai.
Con una sonrisa, el le tomo la mano y se inclino formalmente hacia ella y se llevo el dorso a los labios, con un gesto de dulzura, en broma.
Sin embargo, antes de que sus labios rozaran la piel de Morrigan, ella sintio un calambre fuerte y desagradable en la mano, como si hubiera recibido una descarga electrica. Rapidamente, aparto la mano y se la froto. Miro a Kai con una expresion de disculpa, para hacerle un comentario sobre su asombrosa personalidad, cuando vio la expresion de su cara. Estaba claro que Kai tambien habia notado algo. Estaba rigido y la miraba con una expresion de horror y disgusto.
– ?Quien eres? -le pregunto con la voz ahogada.
Ella sintio la necesidad de confesarle la verdad a aquel hombre, que podria haber sido su amigo, o su padre, y que, hasta el momento, habia sido tan amable con ella. «?No digas nada!». La voz de su mente todavia era debil, pero Morrigan percibia su tono de urgencia y de mando. Era evidente que la diosa no queria que Kai supiera la verdad sobre ella.
Asi pues, Morrigan irguio los hombros. Ella no era ninguna nina indefensa a la que pudiera intimidar un hombre mayor que se habia vuelto raro.
– Creia que me conocias. Soy la Portadora de la Luz, la Suma Sacerdotisa de Adsagsona. Acabo de ayudarte a encontrar la piedra adecuada para el banco de Caliope. Y no tengo idea de cual es tu problema, asi que te dejo tranquilo para que puedas resolverlo. Ah, y si te resulta muy duro estar en mi presencia porque me parezca tanto a Myrna, entonces, puedes evitarme. Como quieras.
Morrigan alzo la barbilla, se dio la vuelta y salio de la cueva de marmol seguida por Brina.
Despues de que se marchara Morrigan, Kai no pudo concentrarse. Deberia llamar a los mineros Sidethas e indicarles que transportaran la piedra a la habitacion de Kegan, para que el centauro pudiera comenzar a tallar la imagen de Myrna. Ademas, tenia mas encargos: el jefe del Castillo de Woulff queria una pieza de onice unica para hacer una talla de un lobo que situaria en su Gran Camara… Habia un clan centauro que queria una pieza de arenisca para una estatua de Epona…
Sin embargo, Kai solo podia pensar en Morrigan, y en como se habia sentido al tocarle la mano.
No era de extranar que sintiera curiosidad por Morrigan. Aunque no se hubiera parecido tanto a la difunta Myrna, a quien el habia querido como a la hija que nunca tuvo, Kai hubiera sentido el deseo de conocer a la Portadora de la Luz, sobre todo, despues de su demostracion de poder de aquel dia. Tal y como Kegan le habia explicado, las Sacerdotisas que tenian aquel don eran escasas, y seguramente, no habria ninguna otra durante el tiempo que durara la vida de Kai. Por otra parte, la afinidad de una Portadora de la Luz con la piedra era tan parecida a la suya, que a Kai le resultaba fascinante.
Habian tenido una conversacion muy agradable. La nina era muy parecida a Myrna, realmente: brillante, lista e inquisitiva. Habia sido un golpe de suerte que hubiera identificado a los espiritus del banco de Caliope. Le habia ahorrado algo de tiempo. Entonces, el la habia tocado, y de repente, habia tenido un atisbo de lo que habia escondido en su alma.
Oscuridad. Kai habia recibido una descarga de la oscuridad que acechaba bajo la piel de la nina, como un hongo escondido. Morrigan estaba cercada por la oscuridad. Kai tambien habia percibido la luz en ella, pero la oscuridad estaba consumiendo aquella luz.
?Como era posible? La nina era una Portadora de la Luz, Elegida de la diosa de los Sidethas. Kegan habia dicho que Adsagsona le habia concedido un gran poder y que…
Kai se quedo sin aliento. ?Y si su poder no era un don concedido por una diosa? Aquel parecido tan notable con Myrna no podia ser una coincidencia. ?Y si la habian llevado alli unos poderes oscuros, con aquella forma y