el destino de su caminata. En aquel momento, bajo la sombra del bosquecillo, podia tomar cualquier direccion sin ser visto. El sol de la manana penetraba de manera oblicua entre las ramas de los arboles, haciendo brillar las particulas de polvo que se filtraban hacia abajo, como si le estuviese ofreciendo un camino fantastico hacia los deseos de su corazon. ?Un camino de hadas, ciertamente! Darcy resoplo al darse cuenta del ridiculo giro que habian tomado sus pensamientos y sacudio la cabeza, pero no pudo deshacerse de la idea ni de la imagen que acudieron a su mente. Lady Sylvanie. Darcy la habia comparado una vez con una princesa de las hadas y ella habia demostrado ser asi de peligrosa. Sus rizos de color azabache y sus tempestuosos ojos grises invadieron las ensonaciones del caballero bajo el tentador disfraz ante el cual habia estado tan cerca de sucumbir en la galeria del castillo de Norwycke. Volvio a sacudir la cabeza, esta vez para deshacerse de la imagen. No, al final de ese camino no habia ningun hada sino una mujer maravillosamente real, cuyo corazon no albergaba tanta oscuridad como el de la otra.

La imagen mas placentera de Elizabeth la noche anterior, con la ceja enarcada sobre unos ojos burlones, fue deteniendo cada vez mas a Darcy, hasta quedarse inmovil en la mitad del camino, atrapado por una subita inquietud. Si, la Elizabeth real, humana e impredecible estaba al final del camino; la Elizabeth que nunca dejaba de empunar la espada cuando hablaban. Y el tenia el proposito de visitarla solo, sin Richard. A excepcion de esa angustiosa hora en que habian compartido en silencio la biblioteca de Netherfield, Darcy nunca habia estado a solas con Elizabeth, sin que estuvieran presentes su familia o sus amigos, y sin el apoyo de sus propios amigos o parientes. De repente, penso en la extraordinaria utilidad de su primo. Tal vez deberia regresar, esperar a que Richard se levantara y estuviera listo y proponerle una visita a Hunsford. Estaba a punto de darse la vuelta cuando la importancia de sus propios pensamientos lo detuvo. Ella lo habia retado a practicar, ?no era cierto? ?Acaso se iba a retirar a la primera oportunidad? Todas sus emociones internas clamaron en senal de protesta. Entonces, practicaria. ?Habia una manera mejor de conocer algun dato mas sobre la forma de ser de la muchacha y evaluar la fuerza de sus propios sentimientos? Avanzo de nuevo, sintiendose mas seguro cuando recordo que la senora Collins y su hermana tambien estarian presentes.

– Y probablemente tambien Collins. Confio en eso -se dijo para sus adentros-. ?Las posibilidades de conversacion entre tres damas y un caballero son excesivamente favorables, hombre!

Llego rapidamente al final del camino y tomo la via principal hacia la aldea de Hunsford. El sendero de la casa parroquial estaba un poco mas adelante y despues de pasar la estrecha entrada, se dirigio con seguridad hacia la puerta, rozando con las botas las jardineras llenas de flores, y toco la campanilla. Abrio la puerta la misma sirvienta de la primera visita.

– Soy el senor Darcy, vengo a ver a las senoras de la casa -le informo a la criada, que le hizo una reverencia y se aparto. El caballero se quito el sombrero de copa y espero a que ella volviera a cerrar la puerta y lo condujera arriba. La casa parecia muy silenciosa.

– Por aqui, senor, por favor, senor -balbuceo la criada y lo condujo a las escaleras. El ruido que hacian sus botas sobre los escalones puso de manifiesto el silencio del lugar.

No se oia voz alguna, ningun ruido de platos o pasos le acompanaron en su avance por las escaleras y el pequeno vestibulo. La criada se detuvo ante la puerta del salon y, despues de abrirla, hizo una reverencia.

– El senor Darcy, senorita.

– Gracias -contesto desde dentro una voz vacilante. Darcy paso frente a la criada y entro en el salon, pero enseguida se quedo helado. La dama de su corazon estaba alli de pie, adorable y, Santo Dios, ?completamente sola! Con seguridad los demas estaban cerca… ?en alguna parte! Darcy trago saliva e hizo una inclinacion, pero despues de alzar la cabeza fijo los ojos en el extremo del salon. ?No, no habia nadie! Volvio a mirar a Elizabeth, cuyos ojos parecian reflejar la misma incomodidad. ?Disculpate, idiota!

– Senorita Bennet -comenzo a decir de manera rigida-, le ruego que me perdone por importunarla de esta manera. Tenia entendido que todas las damas estaban en casa.

* * *

Una vez que la puerta de la rectoria de Hunsford se cerro detras de el y el picaporte volvio a su lugar, Darcy se detuvo un instante para ajustarse el sombrero en la cabeza y miro a su alrededor, antes de comenzar a caminar de regreso a Rosings. El extrano regocijo que habia amenazado con causarle un desmayo en el salon de Hunsford ya habia cedido, permitiendole finalmente pensar. Se lleno los pulmones con el fragante aire de la primavera y dio gracias al cielo por la sensacion de control sobre su cuerpo que volvia a producirle el movimiento. ?Lo habia hecho, su primera entrevista privada! Se habia portado como un estupido escolar, por supuesto, incapaz de controlar sus indomables emociones como un joven inmaduro durante su primera crisis amorosa. ?Que habia pasado con el hombre que habia «vivido en el gran mundo», se reprendio, y que habia dejado en su lugar a aquel detestable idiota que balbuceaba y habia puesto en evidencia todos los rincones de su corazon?

?Que era lo que habia dicho? Darcy se esforzo por recordar como habia comenzado. Parecia como si su mente estuviese adormecida, porque no se sintio capaz de pensar en nada inteligente que decir. Habia contestado a las preguntas de Elizabeth con poca gracia y sin ninguna originalidad. Creia recordar que habian hablado sobre los Collins, luego sobre la casa y un poco acerca de los esfuerzos de lady Catherine por hacer algunas mejoras en ella. Darcy combatio un sorprendente ataque de placer al recordar la sensacion de estar sentado frente a ella, con sus ojos y su atencion fijos solamente en el. Elizabeth. Estaba tan hermosa con su vestido verde de primavera y sus maravillosos labios esbozando una sonrisa e invitandolo a reirse con ella del pragmatismo de su amiga en todo lo relacionado con el matrimonio. Su cabello… ?Como seria verlo suelto cayendo sobre sus hombros?

– ?Caramba, eres el mas tonto de los tontos! -se reprendio de nuevo, mientras batallaba consigo mismo para no extasiarse en la imagen que sus pensamientos habian creado con tanta facilidad. ?Esto no va a funcionar! Levanto el baston y ataco la imagen de si mismo que veia frente a el. Su futuro no podia basarse en el cabello o los labios de Elizabeth, ?o se mereceria todas las objeciones y las risitas a las que tendria que enfrentarse mas adelante! Y, penso mientras contenia sus pensamientos, no debes olvidar lo que sucedio despues.

Al decir que las cincuenta millas que separaban a la amiga de Elizabeth de su familia eran «poca distancia», Darcy solo habia tenido la intencion de hacer un comentario trivial, pero cuando vio la reaccion tan vehemente que produjo en Elizabeth, algo dentro de el lo habia impulsado a provocarla con el asunto.

– Eso demuestra el apego que le tiene usted a Hertfordshire -habia dicho y habia sonreido, antes de seguir insistiendo-: Supongo que todo lo que este mas alla de Longbourn ya debe de parecerle lejos. -?Ay, que hermosa le habia parecido cuando se sonrojo al recibir ese dardo! Darcy disminuyo el paso y luego se detuvo. Habia llegado al final del camino, a menos que quisiera tomar otra direccion. El bosque protector estaba detras de el y el sendero descendia desde ese punto hasta un campo abierto y luego al parque, con Rosings al fondo. Alguien podia verlo, pero el todavia no tenia deseos de exponerse a la posibilidad de un encuentro, antes de haber terminado su reflexion.

Dio un paso atras, internandose nuevamente entre las sombras, y se recosto contra uno de los arboles de su tia, mientras miraba al vacio y se recreaba con aquel momento. ?Ese rubor, que habia realzado tanto la belleza palida de su rostro y habia llenado sus magnificos ojos de dulce confusion, podria haber sido el causante de que el se hubiese comportado de manera tan torpe? ?O tal vez habia sido el hecho de que ella admitiera que no queria decir que una mujer no pudiera vivir lejos de su familia? Ella estaba hablando de sus propios sentimientos, ?o no? ?Acaso no habia dicho que no estaba atada a Hertfordshire, en especial si la fortuna hacia que la distancia no fuera importante? ?Y no habia expresado su protesta argumentando el vinculo de su amiga y no el suyo propio? Las implicaciones eran obvias, incluso para un tipo tan idiota como lo habia sido el al comienzo de su entrevista. ?Su deliciosa companera de combate le estaba ofreciendo su espada! Ah, por supuesto que no en todos los casos de su relacion, ni el deseaba eso tampoco; pero si en este, la batalla mas simple entre el hombre y la mujer. ?Ella no solo era consciente del interes de Darcy, sino que le estaba indicando que dicho interes despertaba sus expectativas!

Cerro los ojos al recordar la sensacion embriagadora que recorrio cada fibra de su cuerpo. Independientemente de lo que las mentiras de Wickham pudieran haber logrado, Elizabeth estaba complacida con la atencion que Darcy le estaba dedicando. Habia sido maravilloso verla sonrojarse, pero lo que se habia apoderado de el y, si, lo que habia impulsado su lengua mas alla de la cuidadosa reserva que su mente siempre les habia impuesto a sus sentimientos, habia sido el hecho de verla rendirse. En ese momento, Darcy lo habia

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